Sim?o tambi¨¦n existe
El portugu¨¦s dirige la victoria del Atl¨¦tico ante el colista, un digno Levante al que acabaron fulminando Forl¨¢n y Ag¨¹ero
Va a resultar que el Atl¨¦tico es algo m¨¢s que Ag¨¹ero y Forl¨¢n. Al menos, si se enfrenta al colista. Porque Sim?o existe. Lo descubri¨® ayer el Atl¨¦tico, que resolvi¨® su compromiso ante el ¨²ltimo de la fila, un Levante al que le sobran dignidad e inocencia y le faltan artiller¨ªa y un portero. Nada extra?o trat¨¢ndose de un pu?ado de profesionales que cobran de cuando en vez, que hacen lo que pueden, buscando argumentos futbol¨ªsticos para salvarle la cara a un club que, si de sus directivos dependiera, deber¨ªa estar en la c¨¢rcel. Descubri¨® el Atl¨¦tico que Sim?o existe y a ¨¦l se agarr¨® para abrir la lata y defender su cuarto puesto. El portugu¨¦s encabez¨® la rebeli¨®n cuando el Atl¨¦tico estaba atascado y el resto qued¨® en manos de Forl¨¢n y Ag¨¹ero. Palabras mayores.
ATL?TICO 3 - LEVANTE 0
Atl¨¦tico: Abbiati; Antonio L¨®pez, Perea, Pablo, Pern¨ªa; Luis Garc¨ªa (De las Cuevas, m. 63), Cl¨¦ber, Ra¨²l Garc¨ªa (Camacho, m. 56), Sim?o (Jurado, m. 83); Ag¨¹ero y Forl¨¢n. No utilizados: Leo Franco; Eller, Reyes y Mista.
Levante: Kujovic; Descarga, Armando, Serrano, David; Juanma, Javi Fuego, Berson (Sa¨²l, m. 76), Rubiales (Pedro Le¨®n, m. 60); Geijo (Iborra, m. 67) y Riga. No utilizados: Reina; Robust¨¦, Pla y Gaspar.
Goles: 1-0. M. 25. Sim?o, de cabeza. 2-0. M. 39. Sim?o se interna en el ¨¢rea y encuentra a Forl¨¢n, que s¨®lo tiene que empujarla a la red. 3-0. M. 53. Forl¨¢n aprovecha un rechace de Kujovic tras disparo de Ag¨¹ero.
?rbitro: Teixeira Vitienes. Amonest¨® a Berson.
Unos 35.000 espectadores en el Calder¨®n.
La ¨²ltima vez que el Atl¨¦tico jug¨® al f¨²tbol ten¨ªa enfrente al Bar?a. Le fundi¨®. Aquel d¨ªa, en el eje del equipo se ubic¨® Camacho, un cr¨ªo de 17 a?os que gobern¨® el partido sin hacer ruido. Por alguna raz¨®n, a Javier Aguirre, entrenador del Atl¨¦tico, no le acab¨® de convencer el experimento. El mexicano prefiere que en la sala de m¨¢quinas del equipo se maneje Cl¨¦ber, un futbolista que se entrega, a qu¨¦ negarlo, pero cuya imaginaci¨®n a¨²n est¨¢ por descubrir. A los cinco minutos hab¨ªa tocado tres veces el bal¨®n. Con ¨¦xito, adem¨¢s. Un pase a Pablo, otro a Perea, otro a Pern¨ªa... Tres pases hacia atr¨¢s. Con valent¨ªa, sin duda.
Y como Cl¨¦ber juega al rev¨¦s y Ra¨²l Garc¨ªa se atreve cada vez a menos cosas, pues el Atl¨¦tico tard¨® en arrancar. Le ocurre, quiz¨¢, a Garc¨ªa que est¨¢ aterrorizado, lo que no es de extra?ar teniendo en cuenta que a su espalda figura ni m¨¢s ni menos que la defensa del Atl¨¦tico, capaz de encajar un gol cuando el bal¨®n est¨¢ en el ¨¢rea rival. Con prudencia actu¨® Ra¨²l y el equipo, cierto es, vivi¨® la noche m¨¢s pl¨¢cida de su historia reciente. Porque le bast¨® con una arrancada de Forl¨¢n para resolver el conflicto. El uruguayo, cuya ascendencia en este Atl¨¦tico es salvaje, arranc¨® por la izquierda, desequilibr¨® a un par de rivales y puso el bal¨®n abajo, a la llegada de Ag¨¹ero. Logr¨® Serrano evitar el remate del Kun, pero el bal¨®n vol¨® rebotado a la cabeza de Sim?o, que super¨® a un Kujovic que no se enter¨® de nada. Al contrario que su colega Abbiati, que por entonces ya hab¨ªa resuelto dos andanadas del Levante y a¨²n tuvo tiempo de rechazar un disparo de Riga desde el punto de penalti.
Abbiati frustr¨® al Levante, que encar¨® el partido de frente y se fue de ¨¦l goleado pero con la frente bien alta. Porque Sim?o, que tuvo un rato maravilloso, se invent¨® una obra de arte por la izquierda que Forl¨¢n culmin¨® desde el punto de penalti. Al Levante no le quedaba m¨¢s que aguantar el chaparr¨®n. Y, por qu¨¦ no, rezar para que no apareciera Ag¨¹ero. Apareci¨®. El Kun se hizo presente como acostumbra, se at¨® el bal¨®n al pie, se puso a esquivar sombras y acab¨® la tarea con un violento zurdazo que Kujovic se quit¨® de encima como pudo. Al rechace lleg¨® Forl¨¢n, que empuj¨® para firmar el doblete. A partir de entonces, el Atl¨¦tico se limit¨® a gustarse, sin abusar de un rival que se sabe de Segunda. Y se puso a tocar, aqu¨ª y all¨¢, ya con Camacho al mando. Y toc¨® y toc¨® el Atl¨¦tico. Por entonces, hasta Cl¨¦ber tocaba en el Atl¨¦tico.
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