La caza como excusa
Los cazadores no son una amenaza para el medio ambiente. Como naturalista aficionado siempre he preferido observar a la fauna silvestre a trav¨¦s de unos prism¨¢ticos que desde el punto de mira de una escopeta, salir al monte armado ¨²nicamente con un lapicero, la gu¨ªa y el cuaderno de campo en el gab¨¢n. Pero nunca he considerado al cazador como un enemigo de la naturaleza.
Muy al contrario, el ejercicio de la caza, si se respetan los periodos de veda previstos por la ley y se ci?e escrupulosamente a la lista de especies cineg¨¦ticas, si como ocurre en la mayor¨ªa de las ocasiones se lleva a cabo en el interior de un coto privado y respetando las normas de seguridad que marca la legislaci¨®n, no tiene porque entrar en conflicto con la conservaci¨®n del medio natural y la biodiversidad que acoge.
Cada a?o se esparcen entre 3.000 y 5.000 toneladas de plomo, lo que mata a m¨¢s de 30.000 aves acu¨¢ticas
Nunca entender¨¦ que alguien pueda disparar sobre un animal tan bello como la perdiz roja, pero soy consciente de que se trata de una actividad con m¨¢s de un mill¨®n de licencias registradas y cuya pr¨¢ctica genera adem¨¢s importantes beneficios para la muy deteriorada econom¨ªa rural y de monta?a. Por ello, y aunque ¨¦ticamente me provoque una profunda repulsa, siempre he mantenido una postura respetuosa hacia la figura del cazador, como he demostrado con otros art¨ªculos publicados con anterioridad en estas mismas p¨¢ginas.
El pasado uno de marzo se celebr¨® en Madrid una manifestaci¨®n que, bajo el lema Por el campo, la caza y la conservaci¨®n, reuni¨® a miles de cazadores para protestar contra la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad. Las organizaciones de cazadores que la convocaban criticaban entre otras cosas que se quiera mejorar la gesti¨®n p¨²blica de los espacios protegidos, la caza de especies migratorias y la prohibici¨®n de cazar con plomo en los aguazales.
Al respecto de este ¨²ltimo punto hay que se?alar que la nueva norma ¨²nicamente ampl¨ªa la prohibici¨®n a los humedales incluidos en la Red Natura 2000, por lo que la extensi¨®n de la prohibici¨®n de uso de munici¨®n que contenga plomo afectar¨¢ s¨®lo al 0,1% m¨¢s del territorio nacional.
Asimismo, est¨¢ demostrado que el plomo empleado tradicionalmente como munici¨®n de caza es un metal pesado extremadamente t¨®xico. Es un residuo que una vez vertido de manera incontrolada en forma de millones de balines sobre las aguas de nuestros humedales acaba por disolverse en forma de sales contaminando gravemente todo el ecosistema y afectando al conjunto de la cadena tr¨®fica, incluidas las ansiadas presas de los cazadores. Datos oficiales indican que cada a?o se esparcen entre 3.000 y 5.000 toneladas de plomo, lo cual causa la muerte directa de entre 30.000 y 50.000 aves acu¨¢ticas.
La nueva normativa no persigue en absoluto la expropiaci¨®n de cotos privados ni supone ninguna modificaci¨®n respecto a los requisitos legales que establecen la Uni¨®n Europea y el ordenamiento jur¨ªdico espa?ol para la protecci¨®n de los ecosistemas y la diversidad biol¨®gica espa?ola. Tampoco proh¨ªbe ninguna modalidad cineg¨¦tica m¨¢s all¨¢ de lo que establecen las directivas europeas de obligado cumplimiento para Espa?a.
Por todo ello, las organizaciones Amigos de la Tierra, SEO / Birdlife y WWF / Adena, as¨ª como los sindicatos CC OO y UGT, todas ellas presentes, junto a muchas de las convocantes de la manifestaci¨®n, en el Consejo Asesor de Medio Ambiente, no dudaron en denunciar la manifestaci¨®n de "politizada", mostrando su total apoyo a una normativa cuyo ¨²nico objetivo es garantizar el ejercicio de todas las actividades que se realizan en el entorno, incluida la caza, y preservar los valores de nuestro patrimonio natural.
La utilizaci¨®n de la caza como excusa para montar una manifestaci¨®n a una semana vista de una convocatoria electoral pasar¨¢ a encabezar la historia del disparate nacional. La caza ni est¨¢ ahora perseguida en Espa?a ni lo ha estado nunca. El colmo de la sinraz¨®n es que quienes intentan preservar el paisaje y sus faunas -es decir, lo que constituye la raz¨®n de ser de la actividad cineg¨¦tica- est¨¦n recibiendo no ya el desd¨¦n, sino la afrenta de los cazadores.
La Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad es una normativa ejemplar en muchos sentidos, tambi¨¦n por el respeto escrupuloso a los derechos de los cazadores. Aqu¨ª lo que ocurre es que alguien ha pretendido utilizar la caza como excusa, y a la vista de los resultados se puede afirmar, y nunca mejor tra¨ªdo, que el tiro les ha salido por la culata.
Jos¨¦ Luis Gallego es escritor y periodista ambiental.
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