El despliegue militar es insuficiente para frenar la violencia sectaria
La falta de consenso entre las fuerzas pol¨ªticas iraqu¨ªes lastra la reconstrucci¨®n
Los soldados que controlan el acceso a la calle Yarmuk han colocado tiestos con flores sobre las defensas de hormig¨®n que les protegen. Todo un s¨ªmbolo de la nueva situaci¨®n. Hace un a?o esa c¨¦ntrica calle del oeste de Bagdad era escenario de enfrentamientos diarios con los insurgentes y constitu¨ªa una frontera f¨ªsica entre el territorio de los radicales sun¨ªes y el ¨¢rea bajo control gubernamental. Pero a falta de una reconciliaci¨®n pol¨ªtica entre los iraqu¨ªes, los avances militares no logran derribar las fronteras psicol¨®gicas ni garantizan que arraigue la seguridad.
La capital iraqu¨ª es hoy bastante m¨¢s segura, pero Bagdad no es Irak
"Es peligroso armar a los sun¨ªes contra Al Qaeda", dice un embajador europeo
"Ha habido un descenso de la violencia estad¨ªstica", admite un embajador europeo a punto de cumplir tres a?os en Irak. No obstante, la falta de un consenso entre las fuerzas pol¨ªticas sigue lastrando la reconstrucci¨®n del Estado (la polic¨ªa sigue siendo un desastre, el poder judicial es ca¨®tico). A decir de los observadores, la reducci¨®n de los atentados es m¨¢s fruto de las barreras f¨ªsicas que dificultan el movimiento de los terroristas que de un verdadero cambio en las condiciones objetivas del pa¨ªs. Apuntan tambi¨¦n al agotamiento de la poblaci¨®n. Se percibe un creciente hast¨ªo hacia la violencia incluso por quienes inicialmente condonaban cierto tipo de acciones.
"Es cierto que donde hay m¨¢s tropas, hay menos violencia", admite Joost Hiltermann, del International Crisis Group (ICG). Y en Bagdad el despliegue resulta visible. Los estadounidenses han intensificado sus patrullas y, a los veh¨ªculos Humvees, han sumado los imponentes Striker, a prueba de bombas camufladas. Adem¨¢s, las principales avenidas est¨¢n salpicadas de puestos de control iraqu¨ªes. Tampoco se oyen ya las explosiones y tableteo de armas autom¨¢ticas que unos meses atr¨¢s constitu¨ªan la m¨²sica de fondo de la ciudad. En algunos barrios, como Karrada o Mansur, hasta se ha recuperado una cierta normalidad vital.
Sin duda que la capital iraqu¨ª es bastante m¨¢s segura hoy que hace un a?o. Pero m¨¢s segura no es lo mismo que segura, como lo han probado los atentados suicidas que se han producido desde febrero. Adem¨¢s, Bagdad no es Irak. Por un lado, la extensi¨®n de la presencia militar a los feudos insurgentes de Al Anbar y Diyala ha desplazado a los rebeldes hacia el norte y ahora es la provincia de N¨ªnive la que sufre su acoso. Por otro, en el sur, se est¨¢ gestando un nuevo conflicto, esta vez entre los chi¨ªes.
Los observadores recelan de la alianza de conveniencia de los estadounidenses con las tribus que hasta hace cuatro d¨ªas les combat¨ªan. "Me parece muy peligroso armar a las tribus sun¨ªes contra Al Qaeda", conf¨ªa el embajador. "?De verdad estamos seguros de que de la noche a la ma?ana ha desaparecido la insurgencia? Incluso si fuera as¨ª ?qu¨¦ va a pasar despu¨¦s?". El interlocutor teme que se est¨¦ repitiendo el error de Afganist¨¢n, donde en los a?os ochenta se arm¨® a los muyahidin contra los sovi¨¦ticos y luego surgieron los talibanes.
El problema es determinar qui¨¦n es el enemigo. En Irak, EE UU afronta un panorama complejo. Al menos tres ideolog¨ªas distintas se oponen a su presencia en el pa¨ªs. Por un lado, est¨¢ el fundamentalismo salafista que inspira Al Qaeda; por otro, el ultranacionalismo ¨¢rabe de los baazistas desplazados del poder, y finalmente, el revolucionarismo chi¨ª que, en los seguidores de M¨²qtada al S¨¢der, tiene una importante componente patri¨®tica y nacionalista. De ah¨ª que cualquier alianza con alguno de ellos, s¨®lo pueda ser coyuntural.
"No es el fin del problema", concurre Hiltermann en referencia a los Consejos del Despertar que se han formado en Al Anbar y ahora se intentan extender a otras provincias. En su opini¨®n, la violencia es la consecuencia de que Irak se haya convertido en un Estado fallido y no al rev¨¦s. El ¨²ltimo informe del ICG sobre Irak insiste precisamente en "la gran fragilidad intracomunitaria, la parcialidad gubernamental y la fractura del Estado".
La preocupaci¨®n se ampl¨ªa ahora al sur. Las dos principales fuerzas chi¨ªes, el Consejo Isl¨¢mico Supremo de Abdulaziz al Hakim y el Movimiento Sadrista, est¨¢n tomando posiciones para ver qui¨¦n logra hacerse con el control de Basora, el centro de la principal regi¨®n petrolera del pa¨ªs. Ambos grupos cuentan con sendas milicias, la Organizaci¨®n B¨¢der y el Ej¨¦rcito del Mahdi, cuya rivalidad ha permanecido apenas soterrada. Dado el peso demogr¨¢fico de los chi¨ªes (al menos el 60% de la poblaci¨®n), del acomodo que alcancen depende en buena medida el futuro de Irak.
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