El negocio de atacar a los verdes
Nos sorprende el desafortunado art¨ªculo de John Gray, Los verdes y el cambio clim¨¢tico, publicado por EL PA?S el pasado lunes 17. Otro autor que, a juzgar por su falta de rigor, se une al carro de sacar tajada de las soluciones al cambio clim¨¢tico y de las cr¨ªticas al movimiento ecologista.
Gray afirma que "los verdes tienen la fe puesta en el crecimiento sostenible", confundiendo crecimiento con desarrollo sostenible, un t¨¦rmino, por otra parte, utilizado m¨¢s como bandera publicitaria por empresas y Gobiernos que por el pensamiento ecologista. ?Nadie le ha hablado de la eficiencia energ¨¦tica como un principio b¨¢sico del ecologismo? ?Ha o¨ªdo alguna vez hablar de decrecimiento? Es injusto y poco serio afirmar que los verdes y George W. Bush "en lo que s¨ª est¨¢n unidos es en su resistencia a la verdad m¨¢s fundamental en la crisis del medio ambiente, que es que no puede resolverse sin reducir enormemente nuestro impacto sobre la Tierra". ?Los ecologistas nos resistimos a reducir nuestro impacto sobre la Tierra? Es, sencillamente, absurdo.
Cuando Gray dice que la energ¨ªa nuclear est¨¢ "pr¨¢cticamente libre de emisiones" vuelve a mostrar una gran ignorancia sobre el ciclo completo de producci¨®n. Es sencillo afirmar sin argumentar y m¨¢s a¨²n minimizar el problema de los residuos radiactivos, un problema que legamos al futuro de la humanidad.
Es tambi¨¦n falaz asegurar, sin el menor fundamento, que los verdes est¨¢n en contra de las nuevas tecnolog¨ªas, por ejemplo, aplicadas a la agricultura. Los ecologistas estamos a favor de la investigaci¨®n y desarrollo de nuevas t¨¦cnicas siempre y cuando se haga de forma democr¨¢tica e independiente y no de manera irresponsable, tal y como los est¨¢ haciendo la actual industria agraria con el uso de transg¨¦nicos, que provocan problemas ambientales, sociales y de salud p¨²blica sin precedentes, como est¨¢ ocurriendo con el cultivo de soja transg¨¦nica en Argentina o Brasil.
Ante las reiteradas comparaciones de los verdes con George W. Bush en el art¨ªculo, es inevitable ver una forzada y enga?osa intencionalidad. Pero nos preocupa la publicaci¨®n de opiniones tan desinformadas y carentes de rigor cient¨ªfico en las p¨¢ginas de un peri¨®dico tan importante como ¨¦ste. Simplemente, el movimiento ecologista no se lo merece. No s¨®lo hemos sido los primeros en advertir las consecuencias del cambio clim¨¢tico. Nuestras ut¨®picas propuestas para tratar de frenarlo est¨¢n ya en la agenda de organismos internacionales, Gobiernos y empresas de todo el mundo.
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