A?os sin dictar sentencia
Algunos magistrados paralizan juzgados sin que el Poder Judicial pueda apartarlos
A veces los controles no funcionan y hay jueces que pasan a?os al frente de juzgados o tribunales sin dictar sentencias o redactando resoluciones extravagantes. Algunos de los casos m¨¢s sonados que han pasado por el Consejo General del Poder Judicial terminan en una sanci¨®n que no impide que, una vez cumplida, que el investigado siga juzgando. En ocasiones el juez reincide y la jubilaci¨®n por incapacidad puede tardar a?os o no llegar nunca. Estos son algunos de los expedientes m¨¢s debatidos en el ¨®rgano de gobierno de los jueces.
CORO CILL?N Tres a?os para dictar sentencia
Coro Cill¨¢n, que ya hab¨ªa sido sancionada en 1999 por retrasos injustificados, volvi¨® a incurrir en el mismo comportamiento dos a?os despu¨¦s, destinada en la secci¨®n Segunda de la Audiencia Provincial de Guip¨²zcoa. La comisi¨®n disciplinaria del Poder Judicial cont¨® esta vez 34 retrasos graves en procesos civiles y 14 en penales. En algunos casos, se celebraba la vista y luego tardaba m¨¢s de tres a?os en redactar las sentencias.
Cuando era ponente, en ocasiones, Cill¨¢n escrib¨ªa borradores de sentencia que luego no entregaba a sus compa?eros de tribunal o que eran rechazados por ¨¦stos por no recoger los argumentos acordados durante la deliberaci¨®n del asunto del que se tratara. En varias ocasiones, el presidente del tribunal tuvo que asumir personalmente la redacci¨®n de resoluciones que correspond¨ªan a la magistrada.
Durante la instrucci¨®n del expediente, en el que se la consider¨® autora de una falta muy grave de desatenci¨®n de sus funciones, el instructor y el fiscal solicitaron la separaci¨®n definitiva de la judicatura para la juez infractora invocando que no era la primera vez que se la sancionaba por esos hechos, pero el pleno del Consejo consider¨® que los hechos no ten¨ªan "entidad suficiente" para la m¨¢xima sanci¨®n que se le puede imponer al juez.
Al final, se le aplic¨® la suspensi¨®n de funciones durante dos a?os. Pero cinco m¨¢s tarde, la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo anul¨® la sanci¨®n por considerar que el procedimiento sancionador seguido en el Consejo hab¨ªa caducado en 1999. Sigue en activo.
?NGEL FALC?N
El caso del titular del juzgado de lo Penal ¨²nico de Guadalajara, ?ngel Falc¨®n Dancausa, es paradigm¨¢tico de la tardanza con la que el Poder Judicial ataja estos casos. La primera noticia de la enfermedad mental del juez se tuvo en el Consejo en 1999. Nueve a?os despu¨¦s, todav¨ªa se encuentra en activo.
Enfermedad mental, depresiones y ansiedad
Falc¨®n lleva m¨¢s de un a?o sin aparecer por su juzgado. Sus continuas bajas han ocasionado cientos de retrasos de hasta tres a?os que le han supuesto la apertura de dos expedientes disciplinarios. El primero recog¨ªa expresamente su dolencia: "Trastorno depresivo recurrente por el que est¨¢ recibiendo asistencia m¨¦dico-psiqui¨¢trica, lo que le ha producido una disminuci¨®n de su impulso vital con incidencia en su producci¨®n laboral e intelectual".
La situaci¨®n es tan grave que en su juzgado, adem¨¢s de ¨¦l, trabajan otros dos magistrados. Uno de ellos despacha el trabajo diario que llega. El segundo se dedica a anular los cientos de juicios celebrados en los ¨²ltimos tres a?os, en los que Falc¨®n no ha dictado sentencia. El juez, ignorando su baja, aparece de vez en cuando en el juzgado y se lleva unos cuantos expedientes que va resolviendo con cuentagotas en su casa.
El Consejo General del Poder Judicial decidi¨® finalmente el pasado diciembre abrirle un expediente de jubilaci¨®n por incapacidad, pero hasta finales de enero el m¨¦dico no lo pudo examinar. Estaba en paradero desconocido. Las ¨²ltimas noticias sobre el juez indican que ya ha devuelto a su juzgado todos los casos que reten¨ªa en su domicilio.
JOS? MIQUEL L?PEZ El juez que simul¨® un infarto en la sala de vistas
Las actuaciones irregulares del ex titular del Juzgado de lo Penal n¨²mero 6 de Barcelona, Jos¨¦ Miquel L¨®pez, hasta que fue suspendido "por enfermedad grave" por el Consejo del Poder Judicial en 1994, fueron de lo m¨¢s heterodoxas. Una vez conden¨® a un testigo; otra, como si fuera un actor, simul¨® un infarto en pleno juicio; y un d¨ªa se puso a llorar ante la declaraci¨®n de una persona que compareci¨® ante ¨¦l.
En su trayectoria como juez, L¨®pez, adem¨¢s, dict¨® resoluciones manifiestamente ilegales. Impon¨ªa, por ejemplo, penas superiores a las que ped¨ªa el fiscal (lo que est¨¢ prohibido por la Ley de Enjuiciamiento Criminal). Un d¨ªa se descubri¨® que manten¨ªa en prisi¨®n a una mujer a la que previamente hab¨ªa absuelto. S¨®lo en ese momento fue suspendido y sometido a reconocimiento psiqui¨¢trico. En su juzgado hab¨ªa m¨¢s de 100 juicios celebrados sin sentencia.
El ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a ya fallecido, Guillem Vidal, lament¨® que se hubiera permitido un deterioro semejante del servicio en el juzgado. "La incapacidad mental de un juez s¨®lo puede plantearse con informes forenses, pero no es f¨¢cil que un m¨¦dico forense la dictamine", argument¨®.
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