La evoluci¨®n cubana
La apertura econ¨®mica que impulsa Ra¨²l Castro no tiene, de momento, reflejo en la pol¨ªtica
Paso a paso, el r¨¦gimen castrista, ahora con Ra¨²l como presidente, va abriendo la mano en la econom¨ªa y en algunos aspectos de la vida social. En fechas recientes ha anunciado que permitir¨¢ que los cubanos compren libremente microondas, DVD y herramientas. Y que van a poder viajar al extranjero y regresar, as¨ª como acceder a los hoteles, reservados hasta ahora a los turistas. Incluso podr¨¢n expresar opiniones en Granma. Ra¨²l Castro, m¨¢s obsesionado con la eficacia que con la igualdad, aunque ¨¦sta fuera al precio de la pobreza, parece impulsar un cierto florecimiento de la econom¨ªa de mercado, adem¨¢s de racionalizar los ministerios y sus gastos. De momento, todo son intenciones.
Lo que Ra¨²l Castro est¨¢ haciendo es abrir la revoluci¨®n cubana a una cierta evoluci¨®n. Apuesta por dinamizar la econom¨ªa sin perder el control sobre la pol¨ªtica. Es lo que se viene a llamar el modelo chino, cuya aplicabilidad en un pa¨ªs caribe?o y a escasas millas de Estados Unidos est¨¢ por ver. En todo caso, no hay de momento transici¨®n pol¨ªtica, sino tan s¨®lo una r¨¢pida sucesi¨®n al frente de la jefatura del Estado (tras 18 meses de situaci¨®n interina) que ha sorprendido a muchos. Fidel Castro sigue estando al frente del Partido Comunista. Y, sobre todo, sigue vivo, y con el mando a distancia de sus columnas en el diario oficial Granma. Y esta realidad es la que m¨¢s probablemente impide un cambio pol¨ªtico real.
En esta situaci¨®n parece acertada, porque aumenta su margen de maniobra, la pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea, impulsada por el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, de mantener una capacidad de interlocuci¨®n tanto con el r¨¦gimen cubano como con la disidencia. El "di¨¢logo cr¨ªtico" ha permitido que sean puestos en libertad algunos presos pol¨ªticos. Sin embargo, quedan demasiados en las c¨¢rceles. La carta de Zapatero a Laura Poll¨¢n, una de las Damas de Blanco que protestan en defensa de los 75 disidentes encarcelados en la primavera de 2003, indica que Espa?a no ha renunciado a sus objetivos en derechos humanos y libertades. En cualquier caso, conviene no equivocarse: los cubanos acogen bien las aperturas econ¨®micas, pero tambi¨¦n aspiran a las libertades pol¨ªticas y a la democracia, sin que nadie les diga lo que tienen que hacer.
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