Una contrata del Pent¨¢gono envi¨® armas anticuadas a los afganos
El Pent¨¢gono otorg¨® la concesi¨®n del suministro de armas para luchar contra la insurgencia y los talibanes en Afganist¨¢n a una inexperta compa?¨ªa dirigida por un joven de 22 a?os y cuyo vicepresidente es un masajista profesional, seg¨²n informaba ayer el diario The New York Times. Desde que se le concedi¨® el contrato, a principios del a?o pasado, la compa?¨ªa ha estado enviando a la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito afgano munici¨®n que tiene m¨¢s de 40 a?os de antig¨¹edad.
La gran mayor¨ªa de esa munici¨®n proven¨ªa de los almacenes de armas del antiguo bloque comunista que tanto la OTAN como el Departamento de Estado norteamericano hab¨ªan certificado como obsoleto y sobre el que hab¨ªan gastado millones de d¨®lares para que fuera destruido. La empresa ha hecho negocios con intermediarios y empresas fantasma sospechosas de tr¨¢fico ilegal de armas y millones de los fusiles y ametralladoras que han acabado en territorio afgano fueron construidos en China, lo que podr¨ªa constituir una violaci¨®n de las leyes norteamericanas. Tambi¨¦n ha negociado ilegalmente con Albania.
El Pent¨¢gono decidi¨® suspender los contratos que manten¨ªa con la compa?¨ªa AEY, que opera en Miami, despu¨¦s de que The New York Times comenzara a hacer preguntas sobre la sospechosa conducta de esa compa?¨ªa. Sin embargo, su joven presidente, Efraim Diveroli, asegur¨® en una conversaci¨®n telef¨®nica con el diario neyorquino no tener conocimiento de esa suspensi¨®n. "Somos muchos los que nos estamos preguntando: ?c¨®mo pudo este chaval conseguir semejante negocio?", se cuestiona un militar de EE UU que habl¨® amparado por el anonimato.
AEY forma parte de la pl¨¦yade de oscuras compa?¨ªas que florecieron a partir de 2003, cuando el Pent¨¢gono comenz¨® a destinar millones de d¨®lares al entrenamiento y equipamiento de las fuerzas armadas afganas e iraqu¨ªes.
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