La democracia bajo sospecha
A la democracia la ha contaminado de desconfianza nuestra sociedad. Una sociedad en la que lo ¨²nico que cuenta es ganar dinero, tener poder, ser famoso, a cualquier precio, a golpe de lo que sea, enga?os, timos, trampas. Una sociedad del chanchullo generalizado en la que nadie se f¨ªa de nadie, en la que nada se da por bueno. Y as¨ª cuando nos presentan una haza?a -en estos d¨ªas, en los campeonatos europeos de nataci¨®n de Amsterdam, Alain Bernard pulverizando los r¨¦cords de los 50 y lo 100 metros libres- s¨®lo nos preguntamos a qu¨¦ treta se debe, qu¨¦ producto potenciador se ha a?adido al submutamol que toma para su asma, para lograr hacer el milagro.
Pierre Rosanvallon ha apostillado su libro La contrademocracia, con el subt¨ªtulo de La pol¨ªtica en tiempos de desconfianza, cuyo prop¨®sito es proponer las medidas que puedan combatirla. Al resultado le llama una democracia de vigilancia, que articula en torno de tres funciones: vigilar, denunciar y anotar.
La soberan¨ªa del pueblo desaparece engullida por la soberan¨ªa del individuo. Es la democracia m¨ªnima
Atrincherado en su posici¨®n de profesor del Coll¨¨ge de France, sostiene que, contrariamente a la interpretaci¨®n dominante, los nuevos movimientos sociales y las modalidades de su militantismo no son comportamientos de ruptura y transformaci¨®n, sino pr¨¢ctica de vigilancia y estabilizaci¨®n al igual que las intervenciones espont¨¢neas en Internet no son espacios de libertad total sino que han dado lugar a lo que ya se llama la e-democracia de control.
Este clima general de recelo y suspicacia en lo social y cotidiano se agrava sobremanera en lo pol¨ªtico. En los dos libros de denuncia puntual de la realidad norteamericana -Suzanne Garment Scandals, The Crisis of Mistrust in American Politics, Times Books; y Mertha C. Nussbaum, Hiding from Humanity: Disgust, Shame and the Law, Princeton University Press- y en las dos formulaciones globales m¨¢s brillantes de este fen¨®meno -Mark E. Warren, Democracy and Trust, Cambridge University Press, y Mattei Dogan, Political Mistrust and the Discrediting of Politicians, Leyde and Boston Brill- abundan los ejemplos, los an¨¢lisis y las conclusiones, que no cabe resumir. S¨®lo una procedente del ¨²ltimo texto citado. Para el profesor Dogan, lo que mejor ilustra la situaci¨®n actual es la absoluta falta de ejemplaridad de la inmensa mayor¨ªa de los l¨ªderes pol¨ªticos, que acompa?an su mediocridad con una bien retribuida y visible circulaci¨®n entre el poder pol¨ªtico y el poder econ¨®mico. Nombres tantos, en la Espa?a de hoy, que dan cuerpo cotidiano a la sospecha y fragilizan el r¨¦gimen democr¨¢tico. Los analistas, al encarar este malestar m¨²ltiple de la democracia, la califican de crisis y con esa designaci¨®n y desde esa perspectiva, pasan del centenar los libros que en los ¨²ltimos 25 a?os lo han abordado.
Uno de los ¨²ltimos y adem¨¢s de los m¨¢s penetrantes es el breve texto La d¨¦mocratie d'une crise ¨¤ l'autre, de Marcel Gauchet, Edit. C. Deffaut, 2007, en que nos describe el proceso de circularidad cr¨ªsica que a partir de finales del siglo XIX zarandea la democracia desde el individuo a la sociedad y desde ¨¦sta de nuevo a la soberan¨ªa individual.
En ese decurso, gracias al sufragio accede a la condici¨®n de liberalismo democr¨¢tico y aprovechando el triunfo de ¨¦ste frente a los totalitarismos fascista y estalinista, as¨ª como la consagraci¨®n de los derechos sociales en el Estado providencia instala a la democracia en un horizonte sin m¨¢s all¨¢. Pero a partir de la d¨¦cada de los a?os ochenta la pujanza del individualismo y el primado de las iniciativas individuales sobre la creatividad de la sociedad civil, la impotencia parlamentaria y la economizaci¨®n de la gran mayor¨ªa de los procesos sociales acaban con la vigencia de las clases sociales, arrinconan al mundo del trabajo, reducen la importancia de los grupos y reinstituyen al derecho individual en motor de la historia. Lo que equivale a un adelgazamiento considerable del contenido democr¨¢tico, que prescinde de todo lo no referido directamente a los individuos.
La soberan¨ªa del pueblo desaparece engullida por la soberan¨ªa del individuo y la comunidad en su doble dimensi¨®n de p¨²blica y de lo p¨²blico es sustituida por la sociedad pol¨ªtica del mercado y por la sociedad del mercado pol¨ªtico. Al r¨¦gimen resultante se le ha calificado de democracia m¨ªnima, en la que la sustancia decisiva son los derechos humanos, de aqu¨ª su apelaci¨®n de Democracia de los Derechos Humanos. Por lo que la pol¨ªtica contra ellos del presidente George Bush -Guant¨¢namo, Bagram y, sobre todo, el veto a la ley del Congreso que proh¨ªbe la tortura- deja a la democracia absolutamente vac¨ªa y sin sentido.
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