"En Abu Dabi me propongo hacer algo grande, fara¨®nico"
Thomas Krens, el legendario director de los museos Guggenheim, habla sobre su afici¨®n a la planificaci¨®n en gran formato, su futuro profesional en Abu Dabi y su concepci¨®n del arte como forma de comunicaci¨®n universal.
Pregunta. Usted vive vertiginosamente. En su tiempo libre se dedica a andar en motocicleta con amigos como los actores Jeremy Irons y Dennis Hopper, la leyenda de Easy Rider...
Respuesta. ... De hecho, ahora me cuesta caminar porque tuve un peque?o accidente con la moto. Pero no vale la pena hablar de eso, pronto volveremos a arrancar, esta vez rumbo a M¨¦xico. Vienen Dennis, Jeremy y algunos otros.
P. Todo lo que ha hecho como director del Guggenheim ha fascinado al mundo del arte, pero tambi¨¦n ha generado controversia. ?En los ¨²ltimos 20 a?os se ha granjeado m¨¢s amigos o enemigos?
"Bilbao cambi¨® la percepci¨®n de la cultura. Desde entonces, todos quieren su propio Bilbao"
"A Frank Gehry le esperan unos a?os muy emocionantes con el nuevo proyecto"
R. No s¨¦ qu¨¦ decir. Se ha convertido en una muletilla el calificarme como pionero. Pero usted conoce la definici¨®n del pionero: son los que en una tropa van delante, los primeros que caen de bruces al barro y los primeros en recibir una flecha en la espalda.
P. Pr¨®ximamente se har¨¢ responsable de la construcci¨®n de un nuevo museo Guggenheim en Abu Dabi, pero para ello renunciar¨¢ a su puesto de director. ?Qui¨¦n se lo ha sugerido, una voz interior o el Consejo de la Fundaci¨®n del museo?
R. Perm¨ªtame que lo diga as¨ª: no es precisamente un buen momento para el Guggenheim. Hace a?os nos decidimos por una estrategia que consist¨ªa en estar presentes en todo el mundo: Asia, ?frica, Oriente Pr¨®ximo, Suram¨¦rica. Hay un documento que lo corrobora y que en su momento todos aprobaron con entusiasmo. Pero, entretanto, la tendencia que se percibe en la casa es otra: el Guggenheim es nuestros museos en Nueva York, Venecia, quiz¨¢ incluso Bilbao y, es cierto, a¨²n hay dos casas peque?as en Las Vegas y en Berl¨ªn...
P. ... ?y esto les parece suficiente a muchos de la casa Guggenheim?
R. A algunos tal vez. Pero yo opino que debemos seguir consolidando nuestra presencia y que precisamente Abu Dabi es de enorme importancia para el Guggenheim; quiero que sea un gran ¨¦xito. He decidido concentrarme en eso.
P. ?Entonces se retira al desierto por propia voluntad?
R. S¨ª. Lo que me propongo realizar en Abu Dabi es mucho m¨¢s grande que lo que he hecho hasta ahora. S¨®lo se me ocurre un adjetivo para describirlo: fara¨®nico.
P. ?Quiere demostrar a todos que ten¨ªa raz¨®n con su idea de la internacionalizaci¨®n, de fundar museos sat¨¦lites?
R. ?Por qu¨¦ no? Con esto lograr¨ªamos siempre el tema atractivo en el orden del d¨ªa, incluso en sesiones de directores de museos. Y ahora la gente del Louvre tambi¨¦n est¨¢ construyendo un museo en Abu Dabi. Ellos son algunos de los que antes criticaban en¨¦rgicamente nuestra estrategia.
P. Su truco consiste en que todo resulte un tanto sensacional, cosmopolita. Grandes exposiciones sobre Anselm Kiefer, pero tambi¨¦n sobre motocicletas, fiestas llenas de glamour, arquitectura imponente.
R. Si con eso de la arquitectura est¨¢ aludiendo a nuestro museo de Bilbao, creo que es importante impresionar. Siempre he buscado una met¨¢fora del museo actual. Cuando comenzamos a planificar el de Bilbao, nuestro arquitecto Frank Gehry me pregunt¨® qu¨¦ deseaba hacer. Le dije que en el fondo quer¨ªa la catedral de Chartres, y Frank me pregunt¨® qu¨¦ quer¨ªa decir con eso.
P. ?Y? ?C¨®mo le explic¨® lo de la iglesia g¨®tica?
R. Cuando en la Edad Media alguien del pueblo que nunca hab¨ªa visto un edificio de m¨¢s de una planta llegaba a la ciudad y de pronto se encontraba ante esa imponente catedral... ?se es el efecto que pretend¨ªa conseguir. Es tecnolog¨ªa, cosmolog¨ªa, ciencia y religi¨®n, todo en uno. Impresionante.
P. Hace tiempo se habla del "efecto Bilbao", que da a entender que una ciudad industrial relativamente desconocida se convierte gracias al museo en una meca del turismo. Desde entonces todos quieren su propio Bilbao. Entretanto, incluso la peque?a ciudad alemana de Herford ya se ha permitido el lujo de una construcci¨®n de Gehry. ?No cree que la idea de Bilbao hace tiempo que "muri¨® de ¨¦xito"?
R. ?Por qu¨¦? Tuvo una repercusi¨®n extraordinaria. Bilbao cambi¨® la percepci¨®n de la cultura.
P. Por eso. Los museos se han convertido en un mero espect¨¢culo tur¨ªstico: el arte como fuente de ingresos.
R. No. Despu¨¦s de Bilbao, todos se han dado cuenta de que se necesitan museos que sean inconfundibles arquitect¨®nicamente, pero que ofrezcan tambi¨¦n un programa de contenidos que atraiga a la gente. En Londres, por ejemplo, se ha hecho con la Tate Modern, todos lo han hecho en los ¨²ltimos a?os.
P. ?Ser¨¢ Abu Dabi un nuevo Bilbao, s¨®lo que m¨¢s grande?
R. Con 42.000 metros cuadrados, Abu Dabi ser¨¢ considerablemente mayor que el de Bilbao; sus dimensiones son tambi¨¦n mucho mayores que las del proyecto del Louvre para la ciudad. Y nosotros no podemos permitirnos la comodidad, el lujo, de limitarnos a copiar algo que ya hemos hecho, eso ser¨ªa demasiado f¨¢cil.
P. Pero siempre con el arquitecto estrella Frank Gehry.
R. Eso es justamente lo dif¨ªcil.
P. ?Por qu¨¦?
R. Es como ser el director de la pel¨ªcula La jungla de cristal y luego tener que rodar La jungla de cristal II. En la segunda o la tercera parte resulta m¨¢s dif¨ªcil sorprender al p¨²blico. Debemos hacernos a la idea de que Abu Dabi va a ser y tiene que ser algo completamente diferente en todos los sentidos. Tambi¨¦n a Gehry le esperan unos a?os muy emocionantes, pues se tratar¨¢ de un nuevo paso en la evoluci¨®n del museo de arte.
P. ?Es una amenaza? El museo Guggenheim de Abu Dabi es parte de un complejo totalmente nuevo con museos de todo tipo y diferentes orientaciones, pero tambi¨¦n con hoteles y campos de golf...
R. ... y viviendas.
P. Eso suena m¨¢s a un parque de atracciones que a un oasis de la cultura.
R. En esa isla cercana al continente surgir¨¢ toda una ciudad. ?Qu¨¦ se puede objetar a la infraestructura? En los alrededores del Louvre de Par¨ªs tambi¨¦n se encuentran hoteles y restaurantes. Eso no disminuye el valor de nuestro proyecto. Esta isla de la cultura llamada Saadiyat es, en primer lugar, la visi¨®n del pr¨ªncipe heredero de Abu Dabi. Es su pa¨ªs, su dinero.
P. El gobierno local tambi¨¦n se hace responsable de la construcci¨®n del museo. Pero un museo de arte moderno y contempor¨¢neo, muchas veces radical, es dif¨ªcil de imaginar en la estricta cultura isl¨¢mica, que s¨®lo autoriza el arte ornamental.
R. ?Usted cree?
P. El agresivo arte fotogr¨¢fico temprano de un Jeff Wall ser¨ªa impensable en Abu Dabi.
R. Le puedo asegurar que durante el tiempo que estuve all¨ª haciendo gestiones nadie me dio la impresi¨®n de querer imponer la censura. Usted sabe que el Guggenheim posee la mayor colecci¨®n de obras del fot¨®grafo Robert Mapplethorpe...
P. ... muchas de las cuales podr¨ªan tildarse de pornogr¨¢ficas, si no brutales.
R. Hay un 30% de esas fotograf¨ªas que tampoco exhibir¨ªamos en Nueva York, aunque all¨ª lo podr¨ªamos hacer; y probablemente tambi¨¦n ser¨ªa posible en Abu Dabi. Pero la pregunta es: ?para qu¨¦ provocar a una cultura local? ?Acaso para ocasionar un enfrentamiento pol¨ªtico? No es necesario. Y aunque una m¨ªnima parte de nuestra colecci¨®n realmente no se pueda exponer, eso no pone en duda la totalidad de la presentaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ es lo que tiene planeado?
R. Un museo para el arte contempor¨¢neo global. Eso significa otorgar la misma relevancia a China, Asia Central, India, ?frica, Rusia, Europa del Este, Europa y Am¨¦rica. Es un concepto enteramente nuevo. Adem¨¢s, se crear¨¢ una galer¨ªa propia; el pr¨ªncipe heredero de Abu Dabi desembolsar¨¢ 500 millones de euros para la creaci¨®n de una colecci¨®n de arte contempor¨¢neo. ?Le parece esto ser enemigo del arte?
P. ?Pero qui¨¦nes acudir¨¢n a este museo del arte mundial y a las dem¨¢s instalaciones culturales de la isla?
R. ?Sabe usted cu¨¢nta gente viaja a Oriente Pr¨®ximo? El aeropuerto de Dubai, que se halla a una hora de Abu Dabi, llegar¨¢ este a?o a 35 millones de viajeros. Y se est¨¢ construyendo otro a¨²n mayor.
P. ?Entonces no edifica un museo para Abu Dabi, sino para el tr¨¢nsito tur¨ªstico?
R. En nuestro museo de Venecia s¨®lo el 5% de los visitantes son italianos. ?Qu¨¦ hay de malo en el turismo? El turismo tiene mucho que ver con la cultura.
P. Pero si parte de la base de que todo el mundo viaja a todas partes, ?por qu¨¦ precisamente Abu Dabi?
R. Eche un vistazo al mapa. Abu Dabi est¨¢ rodeado de pa¨ªses interesantes: Ir¨¢n, Irak y Arabia Saud¨ª.
P. Muchos de estos pa¨ªses no sienten precisamente simpat¨ªa hacia Occidente. ?No encierra esto un riesgo para el proyecto?
R. Nuestro mundo est¨¢ sacudido por conflictos pol¨ªticos. No queremos que eso nos detenga. Cuando llegu¨¦ a Bilbao la situaci¨®n all¨ª era realmente peligrosa. Recib¨ª amenazas de terroristas vascos, dec¨ªan que m¨¢s me valdr¨ªa mantenerme alejado. Ten¨ªa guardaespaldas, coche blindado. No es casualidad que ahora vayamos a Oriente Pr¨®ximo.
P. ?No ha irritado esto a sus muchos patrocinadores jud¨ªos?
R. ?Sabe usted de lo que en realidad se trata? De un puente cultural. Con ello estamos dando una se?al clara. Tenemos un nombre jud¨ªo, ya que Solomon Guggenheim, el fundador del museo, era jud¨ªo; Gehry, nuestro arquitecto, tambi¨¦n lo es. Y, por supuesto, hemos hablado con mucha gente, con pol¨ªticos israel¨ªes, con embajadores israel¨ªes en Estados Unidos.
P. Y, sin embargo, el proyecto de Abu Dabi todav¨ªa podr¨ªa fracasar.
R. Es demasiado importante para el emirato, y tambi¨¦n para nosotros.
P. No obstante, anteriormente no ha podido llevar a la pr¨¢ctica todas sus visiones.
R. Lamentablemente, en esta vida uno no obtiene todo lo que quiere. F¨ªjese, por ejemplo, en nuestro proyecto de museo en R¨ªo de Janeiro. Ten¨ªamos los arquitectos, los planos, las firmas. Pero luego lleg¨® un nuevo alcalde y de la noche a la ma?ana todo se anul¨®. ?Pero era por ello equivocada nuestra visi¨®n? Norteam¨¦rica no se toma suficientemente en serio la cultura de Suram¨¦rica. Nosotros queremos cambiar eso.
P. ?Y Las Vegas? All¨ª pretendieron vincular la cultura del casino con el arte, para lo cual trasladaron obras del Ermitage de San Petersburgo. Lo cierto es que el proyecto no funcion¨®. Al final se caricaturiz¨® al museo como un McGuggenheim, en alusi¨®n a la cadena de comida r¨¢pida McDonald's.
R. Quien nos llama de ese modo no nos conoce en absoluto. ?Tenemos en todas partes la misma fachada, el mismo emblema, el mismo contenido? No. En todos los sitios hemos puesto un acento local por medio de exposiciones, de adquisiciones para cada colecci¨®n; en Italia, con arte italiano, en Bilbao, con arte vasco. En Abu Dabi funcionar¨¢ de la misma manera.
P. Usted ha establecido la marca Guggenheim, pero tambi¨¦n la marca Krens. ?No se ha vuelto demasiado pretencioso para el Consejo de la Fundaci¨®n del museo?
R. Estoy seguro de que esta cuesti¨®n ha influido cuando ha habido discusiones en torno a mi persona. Sin embargo, para m¨ª el Guggenheim est¨¢ en primer lugar.
P. Peter Lewis dirigi¨® durante mucho tiempo el Consejo de Administraci¨®n de la Fundaci¨®n del museo. Luego renunci¨® al cargo porque opinaba que usted desatend¨ªa la casa central de Nueva York.
R. Lewis fue en su tiempo mi mentor m¨¢s importante, y m¨¢s tarde lleg¨® a trav¨¦s de m¨ª al Guggenheim. Fue el mecenas m¨¢s generoso de la historia del museo. Me cae bien. No hay nada m¨¢s que decir.
P. ?No se ha tomado en serio la cr¨ªtica?
R. S¨ª, pero estoy convencido de que una presencia a nivel mundial es algo positivo.Deber¨ªamos estar a la altura de las demandas de un mundo cosmopolita.
P. Usted se involucra en cooperaciones con grandes consorcios, despacha obras para exposiciones por todo el mundo como si de art¨ªculos de consumo se tratara. ?No socava esto el respeto por el arte, no lo modifica quiz¨¢ en su esencia al convertirlo en algo cotidiano, en una especie de flor de un d¨ªa?
R. ?Qu¨¦ hay de malo en cambiar la esencia del arte? ?Y cu¨¢l es al fin y al cabo la esencia del arte?
P. En un sentido idealista, el arte no tiene un fin determinado y es exclusivo; en todo caso, no es algo que se venda o se exporte como un producto industrial.
R. Sin embargo, todos hacen muestras itinerantes, incluyendo aquellos que poseen obras de maestros antiguos. ?Quiere criticarnos por eso? Por cierto, la mayor¨ªa de las nuestras las exhibimos en un solo museo, y ¨²nicamente una peque?a cantidad viaja.
P. Tiene m¨¢s planes, ?no es cierto?
R. As¨ª es. Un ejemplo: casi todo el arte que pertenece al Guggenheim, m¨¢s del 99%, est¨¢ almacenado. Hace a?os, esto me dio la idea de crear un museo muy especial en Manhattan. Lo denomino "concepto de grandes almacenes": estilo de construcci¨®n econ¨®mico, espacio abundante, no s¨®lo para el arte del Guggenheim, sino tambi¨¦n para colecciones privadas. Ahora hay mucha gente que me anima a llevarlo a cabo.
? Der Spiegel Traducci¨®n: News Clips
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