Cacerolas y soja en Argentina
El aumento de las retenciones sobre las exportaciones de soja y girasol en Argentina ha desencadenado una nueva "crisis de las cacerolas" con dos posturas enfrentadas. Por un lado, el Gobierno y sus voceros, que argumentan la medida como una f¨®rmula para inhibir el crecimiento del monocultivo sojero y v¨ªa su pol¨ªtica fiscal redistribuir tanta riqueza, y por el otro la agroindustria y la oligarqu¨ªa rural argentina, que simplemente no quieren perder un ¨¢pice de sus altos ingresos.
Pero en ninguno de los dos extremos se cuestiona a fondo el modelo sojero. Argentina se ha transformado en un productor de soja transg¨¦nica que se vende como alimento para las ganader¨ªas de China, India y la Uni¨®n Europea, con graves consecuencias de concentraci¨®n de la propiedad de la tierra, de expulsi¨®n de los pueblos campesinos e ind¨ªgenas y de agotamiento de sus recursos naturales.
Si el Gobierno argentino quiere verdaderamente revertir este modelo deber¨¢ enfrentarse a los grandes productores pero con medidas estructurales: reforma agraria para limitar la concentraci¨®n de la tierra en pocas manos, leyes que impidan la venta de tierras a corporaciones o multimillonarios extranjeros (Benetton posee un mill¨®n de hect¨¢reas) o pol¨ªticas a favor del peque?o productor y la diversidad de cultivos. A la espera de pol¨ªticas de soberan¨ªa alimentaria, las cacerolas deben hacerlas sonar los verdaderos afectados, millones de peque?os productores rurales inviables, los peones rurales que trabajan en condiciones lamentables y los desocupados del campo.
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