Sorolla se va de gira por Espa?a

En la plaza de Tetu¨¢n de Valencia el term¨®metro supera los 25 grados a la una del mediod¨ªa del viernes. Cae un sol plano, de los que pican en la piel, y Pepe y Cristina, una pareja de treinta?eros de Valencia, acaban de situarse en el ¨²ltimo lugar de la cola para ver la exposici¨®n Visi¨®n de Espa?a, que consume sus ¨²ltimos d¨ªas. "Hace mucho tiempo que quer¨ªamos venir y, al estar de vacaciones, hemos pensado que hoy era el d¨ªa", dice Pepe, consciente de que le quedan dos horas y media de espera antes de entrar en las salas del Centre Cultural Bancaixa, que acogen los 14 lienzos de gran tama?o que forman una muestra propiedad de la Hispanic Society de Nueva York.

Pepe y Cristina son dos de las casi 500.000 personas que han visitado la exposici¨®n desde su inauguraci¨®n, el pasado 7 de noviembre, hasta hoy, el d¨ªa en que cerrar¨¢ sus puertas a la una de la madrugada. Una cifra que ha superado todas las previsiones. "Al principio, cuando comenz¨®, calculamos una previsi¨®n entre 125.000 y 150.000 personas, pero nos quedamos muy cortos", confiesa una fuente de la Fundaci¨®n Bancaixa. Tan cortos como que los c¨¢lculos de la Fundaci¨®n se sobrepasaron d¨ªas antes de que la exposici¨®n cumpliera los dos primeros meses, el 4 de enero. Ese d¨ªa, Pablo ?lvarez, un vecino de Tavernes de la Valldigna, se convirti¨® en el visitante 150.000, en un acto que emulaba aquellas campa?as de Informaci¨®n y Turismo que distingu¨ªan a los visitantes que completaban un n¨²mero redondo al llegar de vacaciones a Espa?a. La din¨¢mica se repetir¨ªa cada 50.000 personas, lo que ha dejado un reguero de an¨¦cdotas entre los afortunados, como los v¨ªtores que recibi¨® por parte de la cola la visitante 350.000, una se?ora de Serra, o el origen ex¨®tico de la visitante 400.000, vecina de un pueblo de la regi¨®n francesa de Aquitania, que lleg¨® a Valencia para disfrutar de las Fallas y de Sorolla.

"Valencia es un valor seguro para Sorolla", asegura su nieto V¨ªctor Lorente

?Qu¨¦ ha producido la fiebre por Sorolla? "El hecho de que Sorolla es algo m¨¢s que un pintor famoso; es un s¨ªmbolo de la valencianidad". Quien as¨ª opina es Felipe Gar¨ªn, uno de los comisarios de la exposici¨®n, quien tambi¨¦n se qued¨® corto en sus previsiones de espectadores: "Yo hab¨ªa calculado unas 300.000 personas, teniendo en cuenta que la exposici¨®n que se realiz¨® en el Centre del Carme sobre Sorolla hace unos a?os la vieron 200.000". Los ¨²nicos que no se han sorprendido del boom del pintor entre los valencianos han sido sus herederos. Su nieto V¨ªctor Lorente, que afirma que "Valencia es un valor seguro para Sorolla", y su bisnieta Blanca Pons-Sorolla, que "no dudaba del ¨¦xito, porque Sorolla es muy agradecido al que le dedica un solo minuto de su vida".

Pero, quiz¨¢s, la clave para explicar el fen¨®meno est¨¢ en el car¨¢cter ¨²nico y exclusivo de la muestra. Juande y Pamela, de 27 y 26 a?os respectivamente, pidieron el viernes pasado un d¨ªa de permiso en sus centros de trabajo, en Castell¨®n, para venir expresamente a Valencia a ver la exposici¨®n porque "es una oportunidad ¨²nica". Gar¨ªn lo corrobora al se?alar que "hay un reencuentro c¨ªclico de Valencia con Sorolla que suple la carencia de una colecci¨®n permanente". Esa carencia ha llevado, por ejemplo, a que los visitantes hayan agotado muchos de los recuerdos de mercadotecnia que se venden en la tienda anexa a la exposici¨®n, o que las reservas de entradas por internet, que facilitaban el acceso a la muestra sin tener que guardar cola, se agotaran a las pocas horas de activarse la p¨¢gina web de la Fundaci¨®n.

Y eso que los anfitriones de la exposici¨®n han hecho todo lo posible para que la afluencia de visitantes fuera m¨¢xima. Primero instituyeron las noches en blanco, una iniciativa que permit¨ªa el acceso al recinto durante las madrugadas de los viernes y los s¨¢bados, "para que pudieran venir las personas que trabajan hasta tarde", como reconocen desde el departamento de prensa de la Fundaci¨®n Bancaixa. Las noches en blanco tuvieron una media de 1.200 visitas diarias, la mayor¨ªa de ellas entre las 23.00 y la 1.00, aunque recibieron a muchos espectadores que aprovechaban el final de una noche de juerga para bajar el coloc¨®n viendo los cuadros de Sorolla. A partir del 2 de marzo, las noches en blanco dieron paso a una ampliaci¨®n horaria que permit¨ªa visitar la muestra durante 16 horas ininterrumpidas cada d¨ªa hasta hoy.

Y todo con una parafernalia propia de los grandes fastos. Desde la organizaci¨®n de las colas, que informaban al futuro visitante del tiempo que le restaba hasta entrar en el Centre Cultural Bancaixa, hasta el acompa?amiento de gu¨ªas, en los grupos concertados por internet, o la provisi¨®n de agendas electr¨®nicas con explicaciones de la muestra en varios idiomas, para quienes no hab¨ªan concertado cita previa. Una serie de facilidades que, pese a colas de dos o tres horas, hacen que el sentir general del casi medio mill¨®n de personas que han visitado al Sorolla m¨¢s castizo sea el que expresaban Juande y Pamela al salir de las salas: "Vale la pena todo el esfuerzo porque esto supera todas nuestras expectativas".