Una cantante para enloquecer
Unas horas antes de pisar por primera vez el escenario del Teatro Real, la soprano francesa Natalie Dessay era escogida como mejor cantante femenina de 2007 por el Jurado de los Premios L¨ªricos Campoamor, por su Manon del Liceo de Barcelona. Justamente con una escena de la ¨®pera que inmortaliz¨® la gran Victoria de los ?ngeles comenzaba su recital en Madrid, uno de los ¨²ltimos que tiene intenci¨®n de dar, decisi¨®n tomada para dedicarse ¨ªntegramente a la ¨®pera y, en todo caso, a alguna obra de teatro de prosa (de Thomas Bernhard, pongamos por caso). El Liceo ha sido m¨¢s afortunado que el Real, pues ha contado con esta cantante en un par de ¨®peras representadas y la ABAO de Bilbao la descubri¨® en Espa?a con una excepcional Zerbinetta de Ariadne auf Naxos, antes de que se convirtiese en uno de sus timbres de gloria desde el Festival de Salzburgo, donde a?os antes ya hab¨ªa dejado su sello con una insuperable Reina de la Noche de La flauta m¨¢gica.
NATALIE DESSAY
Escenas de Manon,Hamlet, i>Lucia de Lamermoor> y La Traviata, de Verdi. Sinf¨®nica de Madrid. Director: L¨®pez Cobos. Teatro Real, 30 de marzo.
"Los 'fans' saben que esta versi¨®n de nosotros tiene coherencia"
Natalie Dessay es una de las cantantes de ¨®pera m¨¢s importantes hoy d¨ªa en activo y por ello no es extra?o que tenga su agenda llena hasta 2014. Es una actriz, adem¨¢s, fuera de serie e interioriza sus personajes con hondura, sensibilidad y fuerza dram¨¢tica. No tiene un timbre de voz extraordinario, pero maneja sus medios con endiablada habilidad. Sus coloraturas superan con creces las exigencias del artificio para convertirse en un medio de expresi¨®n inigualable. En eso no tiene rival. Ni en otras muchas cosas, como su profesionalidad, entrega, disposici¨®n y cultura. A La Traviata lleg¨® agotada y se not¨®, pero la escena de la locura de Lucia de Lamermoor y, en no menor medida, la de Ofelia en Hamlet, de Thomas, fueron de tal intensidad que uno perd¨ªa el concepto de la realidad y se ve¨ªa metido de lleno en el milagro. El tiempo se par¨® -o se extendi¨®- con Dessay. En las p¨¢ginas de Massenet no igual¨® a Victoria, pero logr¨® una sobresaliente interpretaci¨®n, metida como estaba en unos zapatos de tac¨®n de aguja de tortura que abandon¨® de inmediato para seguir cantando descalza la escena de Hamlet.
Pocas veces se sale de un teatro con la sensaci¨®n de haber asistido a un momento hist¨®rico. Anteayer fue, desde luego, una de ellas por las p¨¢ginas de Thomas y Donizetti. Las propinas de La boh¨¨me, de Puccini, y de Lakm¨¦, de Delibes, fueron insignificantes despu¨¦s de lo que hab¨ªamos escuchado. Sigan a esta chica hasta el fin del mundo. No se arrepentir¨¢n.
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