El Arsenal choca contra s¨ª mismo
El Liverpool resiste la exhibici¨®n ofensiva del conjunto de Wenger, muy superior en la segunda parte
La jugada m¨¢s rid¨ªcula de la Champions puede marcar esta eliminatoria. Bendtner, un gigant¨®n dan¨¦s delantero suplente del Arsenal, no supo qu¨¦ hacer con sus largas piernas cuando Cesc hab¨ªa rematado a gol. Bendtner pasaba bajo la porter¨ªa rival y sac¨® fuera el bal¨®n mientras se echaba las manos a la cabeza. ?l no quer¨ªa. Puede considerarse una desgracia o una torpeza. Lo mismo que la incapacidad del ¨¢rbitro para ver un claro penalti de Kuyt a Hleb. Pero el resultado fue que el Arsenal se qued¨® sin una victoria merecida por su generosidad y perseverancia. Por su ataque desmelenado. Sobre todo, en la segunda parte, cuando Wenger redescubri¨® las bandas con Walcott, que reequilibr¨® a los gunners y les dio una profundidad anulada por las torpezas de Bendtner y el ¨¢rbitro. El Liverpool tampoco enga?¨® a nadie. Fue fiel al esp¨ªritu de Estambul. Aquel equipo que, sufriendo much¨ªsimo, gan¨® la Copa de 2005. Acumulando gente y esfuerzos defensivos. Ara?ando al contragolpe. En cuanto al duelo de las estrellas espa?olas, el grande fue Cesc, omnipresente. Torres se encontr¨® casi siempre demasiado solo en una batalla desigual con Gallas y Senderos. Dicho esto, cabe reconocerle al cuadro de Ben¨ªtez su capacidad para resistir avalanchas. Ayer, una de ellas.
ARSENAL 1 - LIVERPOOL 1
Arsenal: Almunia; Tour¨¦, Gallas, Senderos, Clichy; Ebou¨¦ (Bendtner, m. 67), F¨¤bregas, Flamini, Hleb; Adebayor y Van Persie (Walcott, m. 46). No utilizados: Lehmann; Diaby, Song, Gilberto y Hoyte.
Liverpool: Reina; Carragher, Skrtel, Hyppia, Fabio Aurelio; Mascherano, Xabi Alonso (Leiva, m. 77); Kuyt, Gerrard, Babel (Benayoun, m. 58); y Torres (Voronin, m. 86). No utilizados: Lehmann; Diaby, Song, Gilberto y Hoyte.
Goles: 1-0. M. 23. Adebayor cabecea un bal¨®n colgado al ¨¢rea. 1-1. M. 27. Gerrard recibe en la frontal, entra en el ¨¢rea y se la deja a Kuyt, que anota ayudado por Gallas.
?rbitro: Pieter Vink (Holanda).
60.041 espectadores en el Emirates Stadium.
En el duelo espa?ol, Cesc fue el grande y Torres se encontr¨® demasiado solo
S¨ª, es cierto. El Liverpool est¨¢ encantado de que no pase nada, pero, cuando pasa, reacciona como un le¨®n herido convirti¨¦ndose en el peor de los enemigos posibles. Tiene la suerte de haber juntado a dos futbolistas superlativos. Cuando Gerrard recupera el bal¨®n, ya sabe que Torres estar¨¢ dispuesto a todo con tal de cazarlo y darle destino. La simbiosis es total. Excesiva a veces: Gerrard le busca hasta cuando el espa?ol est¨¢ marcado o corre libre por la parte de Kuyt, marginado en este baile de dos.
El Arsenal es todo lo contrario. Necesita actividad, que se sucedan los acontecimientos. Y los precipita con su apuesta por el ataque. En este sentido, Cesc es el gran generador. Aparece, por ejemplo, de lateral derecho para robar la cartera a Hyppia, que hab¨ªa recibido un excelente pase de Xabi Alonso. O ejecuta un pase de pecho, literal, que despeja el tr¨¢fico. Tambi¨¦n acude a esa jugada ensayada en el c¨®rner con Van Persie que abrir¨ªa el partido. Pase en corto del holand¨¦s, detiene el cuero el espa?ol y el centro enroscado del primero lo cabecea sin oposici¨®n Adebayor en el ¨¢rea peque?a. ?D¨®nde estaban los centrales del Liverpool? En otro mundo.
Hay pocas cosas que irriten tanto a Ben¨ªtez como que le metan un gol de estrategia. Claro que esa rabia la proyect¨® su equipo de la mejor manera: Gerrard se solt¨® las cadenas y se fue decidido a por el empate. Le pidi¨® a Torres que le devolviera el bal¨®n e inici¨® una aventura penetrando por el corredor izquierdo. Por el camino dej¨® tirado a Tour¨¦ y, ya en la l¨ªnea de fondo, su centro atr¨¢s lo impuls¨® Kuyt a gol.
No hubo juego por los extremos, taponados por centrales reconvertidos en laterales (Carragher y Tour¨¦), lo cual le vino peor al conjunto de Wenger, mucho m¨¢s habituado a valerse de las bandas. De ah¨ª, que Wenger optara en la segunda parte por el veloc¨ªsimo Walcott pegado al bander¨ªn izquierdo en detrimento de Van Persie. Su presencia tuvo un efecto efervescente. De paso, permiti¨® que Hleb entrara en juego. La presencia de Hleb, Cesc y Flamini dio a los gunners el control.
Ben¨ªtez dio paso a Benayoun por el inadvertido Babel. Se trataba de recuperar con el mediocampista israel¨ª la posesi¨®n del bal¨®n. No lo consigui¨®. En realidad, el Liverpool fue reculando cada vez m¨¢s, dejando a Torres m¨¢s solo, fi¨¢ndose de esa capacidad numantina que le llev¨® a dos finales en tres a?os. Y de esa dosis de fortuna para que el ¨¢rbitro no viera el agarr¨®n de Kuyt a Hleb. Con lo que no contaba Ben¨ªtez era con la ayuda inesperada de Bendtner, que se cruz¨® en el tiro de Cesc. Y en el destino del Arsenal.
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