Rajoy, s¨®lo con sus fieles
Era un caluroso viernes de septiembre, en 2005. Hab¨ªa pasado a?o y medio desde la derrota electoral, y las encuestas iban muy mal. Pedro Arriola, soci¨®logo de cabecera de Aznar y Rajoy, principal asesor del nuevo l¨ªder, lo ten¨ªa muy claro. Y lo dijo delante de la c¨²pula del partido, que se hab¨ªa encerrado durante m¨¢s de 24 horas en el parador de Segovia, en una de esas convivencias o maitines prolongados con los que Rajoy inicia cada curso. El PP, dijo Arriola delante de Eduardo Zaplana, ?ngel Acebes, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, Javier Arenas, Josep Piqu¨¦ o Carlos Aragon¨¦s, ten¨ªa un problema de imagen porque Zaplana y Acebes generaban rechazo, y ten¨ªa que multiplicar sus portavoces. ?l lo dijo en privado. Piqu¨¦ lo hab¨ªa comentado poco antes en p¨²blico y casi tiene que dimitir.
Fuentes cercanas a Rajoy se?alan que ofreci¨® a Acebes un puesto en la Mesa del Congreso y lo rechaz¨®
Rajoy quiere acabar con el voto del miedo al PP. Y busca j¨®venes moderados, no identificados con la etapa de Aznar
Zaplana se enfrent¨® con Arriola. "Mira, t¨² puedes tener todas las encuestas que quieras, pero yo he ganado elecciones con mayor¨ªa absoluta en una comunidad no precisamente de derechas como la valenciana y t¨² nunca te has presentado a nada", le dijo el ex portavoz. Rajoy, tan reacio siempre a tomar decisiones, asegur¨® que resolver¨ªa el problema antes de fin de a?o multiplicando las voces del partido. Enseguida pens¨® en su persona de m¨¢xima confianza: Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Joven, mujer, inteligente y fiel. Lo ten¨ªa todo. La mand¨® a tertulias, la sac¨® en algunas ruedas de prensa de fin de semana, la envi¨® a las televisiones que ped¨ªan debates. Pero todo qued¨® en nada, porque Acebes y Zaplana nunca dejaron de ser la imagen del PP. Y Rajoy no se atrevi¨® a seguir del todo los consejos de su asesor.
Casi tres a?os despu¨¦s, con su segunda derrota electoral a cuestas, acosado por la vieja guardia que duda de su capacidad de liderazgo y por los medios conservadores a los que se hab¨ªa aferrado para tratar de hundir al PSOE, al fin Rajoy se ha atrevido a dar el paso. Fuera Zaplana, que se ha marchado voluntariamente, y fuera Acebes, que se resiste. Fuentes del entorno del l¨ªder aseguran que el a¨²n secretario general, pr¨¢cticamente ya en funciones, ha recibido una oferta de Rajoy para estar en la Mesa del Congreso, pero la ha rechazado por entender que eso ser¨ªa una jubilaci¨®n. Nadie sabe d¨®nde acabar¨¢ -pocos le ven fuera de la pol¨ªtica, porque siempre estuvo dentro-, pero todos asumen que ya no ser¨¢ secretario general.
Rajoy decidi¨® el lunes, tras un largo silencio de tres semanas, tirarse, al fin, a la piscina sin saber si hay agua, y tomar la decisi¨®n m¨¢s arriesgada: colocar a S¨¢enz de Santamar¨ªa -una persona de perfil t¨¦cnico respetada por su trabajo, pero no por su peso pol¨ªtico; crecida a su sombra, cuyo m¨¢ximo valor es la fidelidad a quien ella llama "el jefe"- en el puesto que fue de Zaplana y antes de Rodrigo Rato o Miguel Herrero de Mi?¨®n.
En esa piscina, sin embargo, Rajoy se ha encontrado solo con su gente, que no es mucha. Las cr¨ªticas por su decisi¨®n de contar s¨®lo con los m¨¢s j¨®venes, y entre ellos los m¨¢s fieles, han convertido el grupo parlamentario en un hervidero. La vieja guardia, ex ministros y altos cargos del Gobierno de Aznar, buscan periodistas y compa?eros para trasladar su enfado. "S¨®lo cuenta ser amigo de Mariano y jovencito. La experiencia no importa", se?ala uno de ellos. El malestar se extiende y llega a las baron¨ªas. "Est¨¢ cerrando mucho el c¨ªrculo. S¨®lo digo una cosa. El PSOE tiene a Jos¨¦ Antonio Alonso y Ram¨®n J¨¢uregui. Nosotros, a Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa y Papi [Jos¨¦ Luis] Ayll¨®n [n¨²mero dos del nuevo grupo]. La comparaci¨®n no aguanta, no damos sensaci¨®n de alternativa de Gobierno. Y no es cuesti¨®n de generaciones. Juan Costa o Esteban Gonz¨¢lez Pons tienen poco m¨¢s de 40, pero mucho m¨¢s peso", se?ala un bar¨®n que no acostumbra a hablar mal del l¨ªder.
Rajoy ha logrado enfadar a tanta gente, y ha abierto tal crisis en el partido, alimentada por el segundo fracaso electoral, que algunos la comparan con las batallas de AP en los ochenta. El l¨ªder ha dejado fuera a su gran fichaje estrella, Manuel Pizarro, que la semana pasada le traslad¨® personalmente su malestar y el martes se coloc¨® en la quinta fila de esca?os, en clara muestra de desapego. Tambi¨¦n a Costa, que para ayudar a Rajoy dej¨® Ernst & Young, donde ten¨ªa un contrato de un mill¨®n de euros anuales, y a Gonz¨¢lez Pons, el candidato con m¨¢s fuerza para ser portavoz por su habilidad dial¨¦ctica.
Con los descartes de estos dos ¨²ltimos, uno castellonense y el otro valenciano, Rajoy ha desairado adem¨¢s a Francisco Camps, el bar¨®n de la Comunidad Valenciana, el m¨¢s poderoso junto a la madrile?a Esperanza Aguirre. El l¨ªder se hab¨ªa apoyado en ¨¦l frente a ella el d¨ªa despu¨¦s de las elecciones, cuando del entorno medi¨¢tico de Aguirre surgi¨® el grito un¨¢nime: "?Rajoy debe dimitir!".
Con sus nombramientos, y con su decisi¨®n de contar s¨®lo, al menos de momento -falta el congreso interno de junio-, con su reducido equipo, Rajoy ha mostrado su soledad en el PP y sus ganas de retar a enemigos internos. Hasta el punto de que algunos empiezan a pensar que el l¨ªder puede estar provocando una candidatura alternativa -en todos sus discursos, ¨¦l recuerda que esa posibilidad existe-, para poder as¨ª derrotarla en las urnas y olvidarse de una vez de la sombra que le persigue: el dedazo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que lo eligi¨® como sucesor, mientras su rival, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, le gan¨® por nueve votos un congreso a Jos¨¦ Bono.
La ¨²nica que podr¨ªa encabezar esa alternativa, asumen varios barones, es Aguirre. Pero ser¨ªa un suicidio pol¨ªtico si no cuenta, como parece, con apoyos suficientes. La presidenta, que en p¨²blico dice que no se presentar¨¢, sabe que los agraviados la est¨¢n mirando. La situaci¨®n es tan explosiva que Rajoy, por primera vez en cinco a?os de liderazgo, llam¨® el martes a Aguirre para invitarla a comer el mi¨¦rcoles en el lujoso Zalacain. Quer¨ªa rebajar la tensi¨®n interna. El entorno de ambos cuenta la comida como una partida de p¨®quer. Nadie hablaba de nada en serio, pero los dos sab¨ªan que en el aire estaba la posibilidad de que ella se presente -parece que el l¨ªder no lleg¨® a pregunt¨¢rselo- y la especulaci¨®n sobre Alberto Ruiz-Gallard¨®n como nuevo secretario general, algo que el entorno de la presidenta no descarta y que implicar¨ªa una guerra sin cuartel. Parece que Rajoy no aclar¨® nada.
La comida de los dos personajes clave del PP genera muchos comentarios, pero muchos m¨¢s desata el encuentro de Aguirre con el ex presidente Aznar en Buenos Aires, el domingo pasado. Seg¨²n el entorno de la presidenta, el encuentro fue breve, y cuando ella le expuso sus preocupaciones sobre el futuro del partido, Aznar no solt¨® una palabra. "No quiere que le metan en este l¨ªo. ?l est¨¢ a otra cosa", se?alan personas muy cercanas al jefe de FAES.
Rajoy pide ¨¢rnica al invitar a Aguirre a comer, pero su apuesta se centra claramente en gestionar en solitario la parte crucial de la oposici¨®n: el Congreso. "Rajoy va a ser el verdadero portavoz. Al poner a su persona de m¨¢xima confianza, ¨¦l se hace el responsable de todo lo que pase all¨ª, para bien y para mal", sentencia un dirigente cercano al l¨ªder.
Se la juega as¨ª en solitario. Su equipo ya est¨¢ preparando el debate de investidura. El l¨ªder sabe que, despu¨¦s de su p¨¦simo discurso del lunes -deslavazado, a ratos perdido-, todo el grupo parlamentario y muchos barones van a estar mirando con lupa sus posibles errores. Si triunfa, tendr¨¢ un respiro. Si Zapatero arrasa, como sucedi¨® en el ¨²ltimo debate del estado de la naci¨®n, el malestar ir¨¢ en aumento. Y no ser¨¢ la ¨²nica prueba. Rajoy puede sobrevivir al congreso interno de junio, porque es muy pronto y los barones poderosos est¨¢n demasiado enfrentados entre s¨ª -sobre todo Aguirre y Camps- como para unirse contra el l¨ªder, pero le esperan tiempos duros. Las elecciones a la vuelta -vascas, gallegas y europeas- pueden dar el mazazo definitivo al liderazgo debilitado de quien ya ha perdido dos veces.
Lo que m¨¢s ha indignado a la vieja guardia, seg¨²n explican varios ex ministros, es que el l¨ªder trate de culpar a la imagen de Acebes y Zaplana de la derrota y se escape de sus propias responsabilidades. Es lo que hizo el lunes -"si pensara que soy un obst¨¢culo para la victoria no me presentar¨ªa", sentenci¨®-. Ah¨ª s¨ª se rompi¨®, tal vez para siempre, el nexo entre el aznarista Rajoy, el ¨²nico de su generaci¨®n que, seg¨²n parece, va a sobrevivir en la c¨²pula a estas elecciones, y los dem¨¢s aznaristas. "Por primera vez en su trayectoria pol¨ªtica, Rajoy est¨¢ siendo ego¨ªsta. Por mucho que quiera hacer creer a la gente que ha perdido por culpa de Acebes y Zaplana, todo el mundo sabe que ¨¦l en las encuestas no da bien. La renovaci¨®n tiene que empezar por ¨¦l", se queja un ex ministro.
Los marianistas, un peque?o grupo, la mayor¨ªa j¨®venes, defienden esta renovaci¨®n que incluye a todos menos el l¨ªder. E insisten en que lo fundamental es conectar con su generaci¨®n, por debajo de los 44 a?os, donde el PP a¨²n genera mucho rechazo, seg¨²n el CIS. "Mariano tiene mucho olfato pragm¨¢tico. Y ve claro por d¨®nde van los nuevos tiempos. Pero ¨¦l ten¨ªa que quedarse. En un partido con la estructura sentimental que tiene el PP, el cambio generacional, que es inevitable, s¨®lo se puede hacer si lo lidera una persona de la generaci¨®n de Aznar. ?l es el ¨²nico que puede acordar con casi todos los barones el hombre de encuentro", se?ala un dirigente de la absoluta confianza del l¨ªder.
La clave, seg¨²n coinciden varios de ellos, est¨¢ en las biograf¨ªas de las personas que van a dirigir el grupo. Representan claramente al alma moderada del PP, frente al ala dura que ha dominado los ¨²ltimos cuatro a?os. Y no asustan al centro ni movilizan a la contra a la izquierda. De hecho, tienen muchos amigos all¨ª. Algunos llegan al extremo de Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle, el redactor de la mayor¨ªa de los discursos de Rajoy, diputado y profesor universitario de la absoluta confianza de S¨¢enz de Santamar¨ªa, que se cas¨® en agosto de 2005 con la parlamentaria del PSC Meritxell Batet. Mientras Zaplana, Acebes y dem¨¢s se dedicaban al enfrentamiento sin cuartel con el PSOE en asuntos como el 11-M o el Pacto del Tinell, gente como Lassalle se enamoraba en los esca?os de una socialista catalana, y S¨¢enz de Santamar¨ªa trenzaba los ¨²nicos pactos importantes de la legislatura: seis estatutos de autonom¨ªa. De all¨ª le qued¨® una extraordinaria relaci¨®n con Ram¨®n J¨¢uregui y Alfonso Guerra.
El voto del miedo al PP es, junto a esas encuestas que muestran el escaso entusiasmo que genera el candidato, su gran drama, sobre todo en Catalu?a. El l¨ªder lo tiene tan claro que se lo dijo a los suyos el lunes: "Debemos actuar con inteligencia para impedir que los socialistas vuelvan a ser el refugio de los recelos que todav¨ªa provoca hoy nuestro partido para algunos ciudadanos y en algunos territorios. Recelos que sin duda alguna han tenido, a lo largo de nuestra reciente historia democr¨¢tica, una indudable influencia a la hora de decidir el voto".
Por eso, el PP, dicen los marianistas, necesita romper sus v¨ªnculos con el pasado, como hizo la generaci¨®n de Zapatero con la de Gonz¨¢lez. "Nadie nos podr¨¢ achacar nada de los ¨²ltimos a?os de Aznar. Todo el mundo sabe que el problema del PP ha sido que part¨ªa desde muy abajo por la mala imagen que dej¨® la guerra y el 11-M. Con esta generaci¨®n se acaba eso", sentencia otro marianista.
Rajoy ya se fij¨® en este grupo de j¨®venes cuando prepar¨® con ellos -y el sempiterno Arriola- el programa Tengo una pregunta para usted, cuyo ¨¦xito le anim¨® a creer en la victoria. Son un grupo de treinta?eros o recientes cuarentones que tiene hijos peque?os, amigos mileuristas, va en metro a la sede y viene de familias donde votar al PP puede sonar hasta raro. S¨¢enz de Santamar¨ªa, por ejemplo, es una mujer que se cas¨® por lo civil hace tres a?os. Que no va a misa, ni viene de una familia de derechas cl¨¢sica. Al rev¨¦s, tiene represaliados republicanos entre sus ancestros. De hecho, el martes, cuando Jos¨¦ Bono le pidi¨® que jurara o prometiera cumplir la Constituci¨®n, su "prometo" son¨® muy claro y solitario entre las decenas de "juro" que tronaban a su alrededor en la bancada popular.
Su ventaja hacia el exterior -frescura, novedad, lejos de la imagen de profesional de la pol¨ªtica- es su gran problema hacia el partido, en el que s¨®lo lleva cuatro a?os. Para entender por qu¨¦ su nombramiento ha causado tanto estupor e indignaci¨®n, sobre todo entre los veteranos, pero tambi¨¦n entre algunos j¨®venes con m¨¢s a?os de dedicaci¨®n al PP, hay que acudir a un librito rojo que sirve de gu¨ªa a los periodistas del Congreso. Se llama Directorio, y en ¨¦l est¨¢n todos los diputados con sus fotos. Cuando alguien habla en la tribuna y dice una barbaridad, o algo brillante, siempre hay alg¨²n periodista que pregunta: ?¨¦se qui¨¦n es? Es imposible conocer a sus 350 se?or¨ªas. Para eso est¨¢ el libro rojo.
Pero si alguien busca por la ese, encontrar¨¢, despu¨¦s de Consuelo Rum¨ª, a Eva S¨¢enz Royo, otra socialista. La nueva portavoz ni siquiera est¨¢ en ese libro. S¨¢enz de Santamar¨ªa entr¨® en las Cortes de rebote. Rajoy la hab¨ªa logrado colocar en el puesto 18? de la lista en 2004. Y el PP s¨®lo sac¨® 17. El abandono de Rodrigo Rato, que se fue al FMI, hizo correr la lista y permiti¨® que entrara la nueva portavoz. Para entonces, el libro rojo ya estaba editado. Y ella no estaba. Por eso, y por todo, la nueva portavoz lo va a tener mucho m¨¢s dif¨ªcil para triunfar, porque el examen de los suyos ser¨¢ dur¨ªsimo. Y detr¨¢s de ella, con su ¨¦xito o su fracaso, ir¨¢ Rajoy.

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