Los roedores del cobre
M¨¢s de mil detenciones en Catalu?a y la Comunidad Valenciana en 2007 revelan la magnitud del negocio de los ladrones de cable, organizados en grandes bandas
Act¨²an en grupos numerosos. Son insaciables. Tienen una gran movilidad y ocasionan da?os sensibles en las infraestructuras. Algunas de las caracter¨ªsticas propias de las peores familias de los roedores describen tambi¨¦n el comportamiento de una serie de bandas organizadas que est¨¢n erosionando la integridad de las l¨ªneas ferroviarias, telef¨®nicas y el¨¦ctricas en pa¨ªses como Francia, Italia, Alemania y Espa?a. Las cifras son espectaculares: miles de asaltos al a?o, centenares de millones de euros en p¨¦rdidas y amplia movilizaci¨®n policial. S¨®lo en Catalu?a y Comunidad Valenciana se practicaron mil detenciones en 2007. Todo ello a cuenta de las ratas del cobre.
Cada d¨ªa, alg¨²n pueblo de Espa?a sufre un apag¨®n o pierde la l¨ªnea telef¨®nica. Cada semana alguna l¨ªnea ferroviaria se interrumpe durante horas. La causa est¨¢ en la sustracci¨®n del cable de cobre, metal cuyo precio se ha triplicado en cinco a?os y puede doblarse en breve seg¨²n algunas estimaciones. Una tonelada de cobre se paga a 6.000 euros. Alrededor de nuestras casas y nuestros campos hay cientos de miles de toneladas enterradas como si se tratara de un descomunal yacimiento.
Si cada d¨ªa la polic¨ªa toma nota de varias incidencias, cada noche se despliegan por toda Espa?a los hombres de Aurel, un rumano bien entrado en kilos que vive en un modesto chalet en el Barrio del Pilar de Madrid, con su mujer y dos hijos. Divididos en cuatro o cinco grupos de unos 15 miembros cada uno, todos ellos rumanos, arrancan sus furgonetas. Parten de cinco localidades, tres en Madrid (Fuencarral, Tetu¨¢n, Valdeming¨®mez), una en Toledo (Villatobas) y otra en Zaragoza (Cuarte de Huelva). Se dirigen a lugares tan alejados como C¨®rdoba, Alicante, Ciudad Real, Murcia o Almer¨ªa donde proceden a desmantelar miles de kilos de cable de cobre de diferente grosor y variada utilidad. Act¨²an a campo abierto o en pol¨ªgonos industriales. Horas despu¨¦s, los hombres de Aurel (75 u 80 en cada operaci¨®n) habr¨¢n regresado a sus campamentos. Otros miembros de la banda se encargar¨¢n de quemar el metal para fundirlo y de venderlo en alguna chatarrer¨ªa o empresa transformadora. ?se es el perfil de una de las bandas, la m¨¢s prol¨ªfica desarticulada hasta el momento.
La capacidad de las compa?¨ªas afectadas para reponer en breve plazo el material perdido estaba llegando al l¨ªmite (s¨®lo Telef¨®nica sufri¨® 1.200 asaltos durante 2007). La alarma lleg¨® hasta Interior, que hubo de dise?ar un plan. El 25 de octubre se difundi¨® a todas las comandancias de la Guardia Civil una orden general al respecto. Eso significaba convertir la desarticulaci¨®n de estas bandas en una prioridad.
Medio a?o despu¨¦s no puede afirmarse que el problema haya remitido. Los Mossos d'Esquadra practicaron 600 detenciones en 2007, y el primer trimestre de 2008 se ha saldado con 200. Lo mismo sucede en el caso de la Guardia Civil, que no puede ofrecer datos generales. Unos y otros reconocen algunos puntos oscuros: "Adem¨¢s de las bandas rumanas, se est¨¢n incorporando espa?oles a este delito y empresarios que sacan provecho e incluso roban a otros empresarios". En Catalu?a han imputado ya a ocho empresas.
El sector del reciclado y la chatarra aparece como sospechoso. La avaricia afecta a todos. Jon Olaeta, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Recuperadores (FER) explica su esfuerzo por concienciar a sus 200 afiliados: acaba de firmar un acuerdo con el Seprona para informar en tiempo real de las adquisiciones de cobre. Casualmente el presidente del sector es tambi¨¦n un afectado: en 15 d¨ªas ha sufrido dos robos.
Hace una semana se cerr¨® la Operaci¨®n Chapi, quiz¨¢ la m¨¢s completa efectuada hasta el momento. Se practicaron 77 detenciones. La investigaci¨®n parti¨® de un robo en una localidad de Valladolid y la llevaron a cabo agentes de la Comandancia de ?vila. Con paciencia infinita fueron siguiendo la pista de un veh¨ªculo que les llev¨® al centro neur¨¢lgico de la organizaci¨®n de Aurel. A pesar de haber sufrido dos infartos, Aurel dirig¨ªa cada detalle de una organizaci¨®n muy amplia: m¨¢s de 100 hombres y una flota de 70 veh¨ªculos robados (fundamentalmente furgonetas). En un mes, su banda dio m¨¢s de 100 asaltos.
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