Avalancha para ver el Mot¨ªn de Aranjuez
Miles de madrile?os se quedan sin disfrutar de la obra ante la cantidad de p¨²blico que invade la plaza de Oriente
A las ocho de la tarde, todav¨ªa hora y media antes de la representaci¨®n del Mot¨ªn de Aranjuez, el p¨²blico se extend¨ªa como una plaga entre los jardines de la plaza de Oriente, los paseos custodiados por reyes Godos y la estatua ecuestre de Felipe IV que se convirti¨® en improvisada grader¨ªa. Ni por ¨¦sas. Las torres de los t¨¦cnicos de sonido e iluminaci¨®n imped¨ªan ver qu¨¦ pasaba en el escenario o siquiera sus alrededores. Las 2.500 sillas dispuestas para los m¨¢s puntuales y las reservadas para las autoridades y familiares de los actores se quedaron escasas. Algunos espectadores indignados por la mala organizaci¨®n intentaron saltar las vallas que separaban el escenario. Poco despu¨¦s los guardas de seguridad les desalojaban de nuevo, blandiendo la amenaza de la avalancha. "Se?ores, por favor, detr¨¢s de las vallas que si entran todos en el escenario, vamos a tener problemas", argumentaban mientras los m¨¢s cansados desist¨ªan y se iban a su casa sin saber c¨®mo acababa el Mot¨ªn contra Godoy que protagoniz¨® el pueblo de Aranjuez entre el 17 y 19 de marzo de 1808.
"Esto es una ratonera. Si hay una avalancha acabamos muertos"
Algunos se sentaban en los bancos y se imaginaban c¨®mo era la representaci¨®n
Un poco antes, una ambulancia de la Cruz Roja evacuaba a una mujer de 69 a?os que se convert¨ªa en la primera v¨ªctima del repentino fervor hist¨®rico, al tropezar y caer entre la marea humana haci¨¦ndose da?o. "No llores mujer, que se te mancha la cara de pintura", intentaba consolarla su amiga. "Esto es una ratonera, no han previsto un corredor por el que entrar o salir y si se produce una avalancha, acabamos muertos", comentaban los m¨¢s pesimistas, que al menos ten¨ªan la suerte de haber encontrado un banco de los jardines. "?Y eso es suerte? Desde aqu¨ª no vemos nada. Como mucho escucharemos la m¨²sica y las conversaciones, pero nada de ver los bailes o lo que hagan", suspiraban resignados. Los 300.000 vatios de luz y 80.000 de sonido ayudar¨ªan a seguir la representaci¨®n, pero en el fondo se trataba m¨¢s de un acto de fe porque no pod¨ªan imaginar qu¨¦ personaje contaba qu¨¦ cosa.
En realidad, los actores que desde lejos parec¨ªan s¨®lo manchas de colores sobre un escenario explicaban el Mot¨ªn de Aranjuez seg¨²n los textos de Benito P¨¦rez-Gald¨®s, teatralizados por Juan Copete y Paco Carrillo. Una recreaci¨®n ir¨®nica sobre las conspiraciones de Palacio y la sublevaci¨®n popular que desemboc¨® en la ca¨ªda del sex symbol de la ¨¦poca, el ministro Manuel Godoy, la abdicaci¨®n de su protector el rey Carlos IV y la coronaci¨®n del pr¨ªncipe Fernando VII.
Mientras la fachada del Palacio Real se iluminaba con lienzos de Goya, lunares multicolores, falsos tapices y decorados palaciegos, la pareja formada por Javier y Dolores, de 72 y 69 a?os, debat¨ªa sobre la falta de las sillas. "Se han sentado s¨®lo los enchufados, no hay derecho, hombre, esto es una verg¨¹enza. Deber¨ªan quitarlas todas", dec¨ªa ¨¦l. "Que no, que ser¨¢n los familiares de los actores", intentaba mediar ella. Araceli e Isabel, madre e hija, aguantaban estoicamente el tir¨®n sentadas en el suelo, sobre todo por motivos acad¨¦micos. "Yo he venido porque tengo estos d¨ªas un examen sobre el mot¨ªn de Aranjuez. ?Y qu¨¦ nos cuentan de ese hecho hist¨®rico? Pues que el rey Carlos IV delegaba el poder en Godoy porque era el amante de la reina Mar¨ªa Luisa de Parma. Es que nuestra profesora de Historia nos cuenta muchas an¨¦cdotas", explicaba la joven de 16 a?os. La lecci¨®n se cumpl¨ªa al pie de la letra sobre el escenario, donde el cantante del grupo Aljibe, Juan Rodr¨ªguez, describ¨ªa entre canci¨®n y canci¨®n que "el despacho de Godoy parece la antesala de un burdel".
Mucho antes de que acabara la obra, alguna espectadora avispada sac¨® del bolso unos prism¨¢ticos: "Mira, tengo un quintal de agujetas y estos prism¨¢ticos, pero ni siquiera con ellos se ve nada. ?Quieres comprobarlo? Hay que joderse. Yo me voy porque no merece la pena". Tras ella, centenares de personas huyeron sin ver c¨®mo prend¨ªan a Godoy, algunos con la esperanza de acudir en septiembre a Aranjuez donde los vecinos volver¨¢n a recrear los sucesos hist¨®ricos.
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