Hasta que el divorcio os separe
Todos nos casamos o vivimos en pareja con la idea de que ser¨¢ para siempre. Pero, desgraciadamente, la realidad nos demuestra que esto no siempre es as¨ª. Las estad¨ªsticas constatan que en los ¨²ltimos 10 a?os los divorcios se han triplicado; los matrimonios disueltos antes de un a?o se han incrementado en m¨¢s del 300%; y seg¨²n las previsiones m¨¢s moderadas, en el a?o 2010 por cada matrimonio celebrado se producir¨¢ una ruptura.
Contraer matrimonio o vivir en pareja es una decisi¨®n personal y afectiva, pero despliega unos efectos patrimoniales de enorme trascendencia en los respectivos patrimonios personales. ?stos normalmente son ignorados o minusvalorados por la pareja hasta que se produce una crisis o ruptura de la relaci¨®n. Entonces vienen las lamentaciones y los arrepentimientos por no haber previsto en su momento tal eventualidad. No tiene m¨¢s que preguntar a quien ha pasado por un divorcio o una ruptura de pareja.
Son el instrumento b¨¢sico para concretar el r¨¦gimen econ¨®mico de los matrimonios o parejas de hecho
Ante tal escenario, resulta imprescindible un ejercicio de reflexi¨®n conjunta de la pareja, preferentemente antes de la celebraci¨®n del matrimonio o la uni¨®n, en el que se concluya, de com¨²n acuerdo, cu¨¢les ser¨¢n los efectos personales (hijos, vivienda familiar...) y patrimoniales (patrimonio com¨²n o separado, posibles derechos indemnizatorios, pensiones...) que se generar¨¢n para uno y otro en caso de ruptura, para posteriormente recogerlos en unos pactos que quedar¨¢n plasmados en un instrumento que conocemos como capitulaciones matrimoniales o pactos de pareja (para las uniones de hecho).
El empleo de las capitulaciones matrimoniales o pactos de pareja se torna, si cabe, m¨¢s necesario en la ¨¦poca que vivimos, pues tanto el movimiento de personas dentro de todo el territorio nacional como tambi¨¦n el fen¨®meno inmigratorio, incrementa exponencialmente el n¨²mero de uniones entre personas sometidas a diferentes legislaciones civiles, y produce, en la pr¨¢ctica, un total desconocimiento, o peor, un conocimiento equivocado por parte de las parejas sobre cu¨¢l es el r¨¦gimen econ¨®mico que aplica a su matrimonio o uni¨®n de hecho.
Son muchos los errores en los que incurren las parejas. Respecto de las unidas bajo matrimonio, por poner un ejemplo, muchas veces se tiene la creencia de que, habiendo contraido matrimonio bajo una ley civil que establece la separaci¨®n de bienes (vg. Catalu?a) ya no se generan derechos econ¨®micos rec¨ªprocos, cuando, en realidad, existen derechos indemnizatorios y compensatorios que, si no han sido debidamente renunciados o modalizados previamente en capitulaciones, pueden desembocar en un divorcio muy costoso para aquel de los c¨®nyuges mejor posicionado econ¨®micamente. Trat¨¢ndose de patrimonios de naturaleza empresarial, las consecuencias pueden llegar a ser todav¨ªa m¨¢s nefastas, pues a la p¨¦rdida econ¨®mica, le puede venir unida la p¨¦rdida del control sobre la empresa.
Por lo que respecta a las parejas de hecho, tambi¨¦n existe la creencia de que una uni¨®n "sin papeles" no genera derechos ni deberes rec¨ªprocos. Sin embargo, algunos ordenamientos jur¨ªdicos auton¨®micos no son ajenos a esta realidad, y atribuyen a la mera convivencia efectos jur¨ªdico-civiles, hasta el punto de llegar a equiparar su regulaci¨®n a la matrimonial, y generando a favor de cada uno de los miembros de esa uni¨®n derechos indemnizatorios, pensiones, atribuci¨®n del uso de la vivienda al miembro de la pareja aunque no sea de su titularidad, etc¨¦tera.
En conclusi¨®n, las capitulaciones se consagran como el instrumento fundamental para regular estas situaciones, concretar un r¨¦gimen econ¨®mico con el contenido que libremente elijan las partes, separar la propia relaci¨®n personal y afectiva de las cuestiones patrimoniales y, sobre todo, evitar, en casos de crisis, costosos procedimiento judiciales, tanto en t¨¦rminos econ¨®micos como de tiempo y de sufrimiento para la pareja y, no lo olvidemos, tambi¨¦n para los hijos.
Enrique Pecourt es abogado de Cuatrecasas.
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