Casos confirmados

El Ministerio de Sanidad confirm¨® en la tarde de ayer que dos personas de 41 y 50 a?os fallecieron en Castilla y Le¨®n como consecuencia de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, en la variante humana de las vacas locas. Las muertes se produjeron en diciembre y en febrero pasados, pero la confirmaci¨®n de que se trataba de dos nuevos casos relacionados con la encefalopat¨ªa espongiforme bovina no se ha obtenido hasta ahora, debido a que el diagn¨®stico no puede realizarse hasta el fallecimiento del paciente.

Con estas dos nuevas muertes, que se suman a la que tuvo lugar en 2005 en Madrid, son tres las personas que han perdido la vida en Espa?a por una dolencia s¨®lo conocida a mediados de los ochenta. Incluyendo los ¨²ltimos casos, el total de muertes en todo el mundo asciende a 204, una cifra que parece confirmar, siquiera de manera provisional, los pron¨®sticos m¨¢s tranquilizadores. Aunque los conocimientos sobre la enfermedad siguen siendo insuficientes, todo parece indicar que su periodo de incubaci¨®n es de entre 5 y 10 a?os. Y de ah¨ª que el contagio de los dos nuevos casos confirmados, en el supuesto de que procediera del contacto con la carne de reses infectadas, pudiera producirse antes de 2000, fecha en la que se generalizaron en Espa?a los controles intensivos para diagnosticar la enfermedad en la caba?a bovina. Por esta misma raz¨®n, no puede descartarse que se produzcan nuevas muertes hasta 2010, al tiempo que constituir¨ªa un motivo de preocupaci¨®n que se identificasen otros casos m¨¢s all¨¢ de esta fecha.

Los dos fallecimientos de Castilla y Le¨®n recuerdan que la vigilancia sobre este mal no puede relajarse, sobre todo porque siguen siendo escasos los conocimientos acerca de ella. El control estricto sobre la caba?a bovina aleja los riesgos de contagio entre animales y humanos, pero tampoco se sabe demasiado acerca de la transmisi¨®n desde una persona afectada y con la enfermedad en periodo de incubaci¨®n. Los protocolos de actuaci¨®n establecidos en los primeros momentos de la crisis de las vacas locas deben seguir observ¨¢ndose con todo rigor, en particular lo referente al Registro Nacional de Encefalopat¨ªas Espongiformes Transmisibles Humanas. La experiencia demuestra que han existido retrasos en la declaraci¨®n de los casos y p¨¦rdidas en el seguimiento que deben ser corregidas.

Con toda la reserva que exige el limitado conocimiento de la enfermedad, las dos nuevas muertes provocadas por el mal de Creutzfeldt-Jakob en Castilla y Le¨®n no deber¨ªan alimentar la especulaci¨®n o el alarmismo. Entre otras razones porque pueden ser una consecuencia retardada de los a?os en los que a¨²n no se tomaban medidas espec¨ªficas para controlar la presencia de este mal en la carne destinada al consumo humano. No estamos, pues, ante una reedici¨®n de la crisis de las vacas locas, sino ante sus efectos diferidos en el tiempo que tarda en desarrollarse la enfermedad.