"La felicidad es seguir activo a los 78 a?os"

Lorin Maazel lleva un ritmo de trabajo endiablado, un exceso para una persona de 78 a?os que conserva una envidiable forma f¨ªsica. "Antes jugaba al tenis, pero ahora no tengo tiempo y mi ¨²nica gimnasia es la que hago cuando dirijo la orquesta", dice en uno de los pocos ratos libres que le quedan. Est¨¢ seleccionando a los m¨²sicos que completen la Orquesta de la Comunitat Valenciana y ensayando Madama Butterfly, la ¨®pera de Puccini que estrena hoy en el Palau de les Arts de Valencia.

La cita es en la cafeter¨ªa del Palau, entre audici¨®n y audici¨®n, para tomar un aperitivo frugal: agua mineral, un refresco ligero para seguir trabajando. Pero Maazel prefiere su camerino, donde tiene unas magn¨ªficas vistas a la Ciutat de les Arts i les Ci¨¨ncies y un piano. Aunque antes del piano fue el viol¨ªn. "Mis profesores pensaban que ten¨ªa un talento innato para el viol¨ªn, por eso empec¨¦ a tocar ese instrumento".

Maazel quiso ser matem¨¢tico o escritor, pero venci¨® su pasi¨®n, la m¨²sica

No fue, por tanto, por trasladar a su vida esa interpretaci¨®n psicoanalista que identifica el violoncello con el cuerpo de la mujer y, en consecuencia, el viol¨ªn con una mujer peque?a: "No, pero amo tanto los violines como las mujeres", replica entre risas.

Maazel habla con voz cadenciosa, como si quisiera que sus palabras sonaran a la m¨²sica, lo que m¨¢s ama en el mundo. "Cuando era joven, tuve tentaciones de ejercer otra profesi¨®n, como ser escritor o matem¨¢tico, pero poco a poco me di cuenta de que ten¨ªa verdadera vocaci¨®n musical". Esa vocaci¨®n le ha proporcionado una vida "fascinante", que le ha hecho, por ejemplo, "viajar a pa¨ªses que no habr¨ªa visitado nunca", y que tambi¨¦n le ha ayudado a amar la vida. "Es algo que he intentado transmitir a mis siete hijos, que sientan la misma pasi¨®n que yo por vivir", comenta.

Dicha pasi¨®n la focaliza en "todas las artes", pero sobre todo en la m¨²sica. Por eso, cuando la conversaci¨®n gira hacia sus gustos musicales, le sale de dentro el hombre que vive sensaciones que transmite a los dem¨¢s cuando dirige una orquesta: "Mi padre era cantante y, desde peque?o, estoy acostumbrado a que la voz humana sea algo gozoso, casi celestial", afirma. En su tono de voz se percibe un torrente de emoci¨®n. Como cuando habla de Puccini, el compositor de la ¨®pera que estrena hoy y al que considera "muy dif¨ªcil de dirigir y muy f¨¢cil de escuchar". Pese a haberse convertido "en un pucciniano", despu¨¦s de dirigir un ciclo de las ¨®peras completas del compositor italiano en la Scala de Mil¨¢n, se queda con Verdi, su m¨²sico favorito: "Tiene un nivel de inspiraci¨®n ¨²nico en el mundo de la m¨²sica".

El tiempo del aperitivo se acaba y Lorin Maazel ha de volver a sus m¨²ltiples quehaceres. Antes de irse, habla de Valencia, la ciudad en la que pasa m¨¢s de tres meses cada temporada de ¨®pera por su trabajo como director musical del coliseo. "Los m¨²sicos somos, en el fondo, como ni?os, y esta ciudad tiene un ambiente de alegr¨ªa y vitalidad que me hace reencontrarme con mi lado juvenil", confiesa. Antes de despedirse, describe qu¨¦ es para ¨¦l la felicidad: "Algo tan sencillo como seguir en activo en una profesi¨®n que me gusta". Al fin y al cabo, la gasolina secreta que emplea para el extraordinario traj¨ªn de su vida.