El zapatito de lana
El 9 de abril de 1938, hoy hace 70 a?os, fue fusilado en Burgos Manuel Carrasco i Formiguera. Se hab¨ªan interesado por ¨¦l P¨ªo XI, Pacelli, Gom¨¢, Antoniutti y otras muchas altas personalidades cat¨®licas. Como llevaba ya m¨¢s de un a?o detenido, parec¨ªa que no peligraba su vida, y sorprendi¨® a todos la repentina decisi¨®n de Franco de ejecutarlo. Probablemente fue una airada r¨¦plica a la condena p¨²blica del Vaticano por los terribles bombardeos de Barcelona el 16, 17 y 18 de marzo, que L'Osservatore romano calific¨® de matanzas in¨²tiles, carentes de justificaci¨®n militar.
La tragedia personal de Carrasco es bastante conocida. No lo es tanto la de su familia. Denunciado primero por un separatista como cat¨®lico notorio y amenazado despu¨¦s por los anarquistas, Companys y Tarradellas, impotentes para garantizar su seguridad, lo enviaron a Euskadi como representante de la Generalitat. Se dirig¨ªa de Bayona hacia Bilbao con su esposa Pilar y seis de sus ocho hijos (N¨²ria, Merc¨¨, Raimon, Josep y Neus, de 20, 19, 13, 11 y 9 a?os, respectivamente, m¨¢s la peque?a Rosa Maria, de siete meses, con la nodriza) cuando el barco vasco en el que viajaban fue apresado por el Canarias.
Hoy hace 70 a?os, fue fusilado en Burgos Carrasco i Formiguera, uno de fundadores de Uni¨® Democr¨¤tica
La familia fue dispersada en cuatro c¨¢rceles distintas. Manuel fue internado en la c¨¢rcel provincial de Burgos, que ya le hab¨ªa tocado conocer durante la Dictadura. Raimon, Josep y Neus fueron internados en el Asilo de San Jos¨¦ de San Sebasti¨¢n, donde estaban retenidos como rehenes muchas mujeres y ni?os. El primer domingo quer¨ªan comulgar en la misa, como hac¨ªan todos siempre con sus padres, pero por mucho tiempo no se lo permitieron porque eran rojos y antes ten¨ªan que confesarse. Se confesaron, y el cura les puso por penitencia rezar un padrenuestro por la conversi¨®n de su padre. N¨²ria y Merc¨¨ fueron a parar a una villa de Pasajes convertida en c¨¢rcel de mujeres, a cargo de unas religiosas que las trataban de rojas y las explotaban oblig¨¢ndolas a lavarles la ropa. Su madre, Pilar, con la peque?a Rosa Maria y la nodriza fueron conducidas a la c¨¢rcel de mujeres de Burgos, sospechosas las tres del delito de rebeli¨®n militar. Ambos esposos pronto pudieron escribirse, pero pasaron cuatro terribles semanas sin tener noticias de los otros cinco hijos. Manuel escribi¨® al decano del Colegio de Abogados de Burgos, como compa?ero, solicitando protecci¨®n jur¨ªdica no para ¨¦l, sino para su familia, pero nunca recibi¨® respuesta.
Pasaron as¨ª casi cuatro meses. A fines de junio, a la una de la madrugada, comunicaron a la se?ora Carrasco que ella continuaba presa, pero la peque?a y la nodriza quedaban en libertad y ten¨ªan que irse. Do?a Pilar, sin dinero porque se lo hab¨ªan quitado todo, suplicaba desesperadamente que esperaran que se hiciera de d¨ªa y pudiera dar a la nodriza, una gallega buena pero muy simple, instrucciones y alg¨²n recurso, pero le contestaron que ten¨ªan que irse inmediatamente.
Estaban all¨ª, encarceladas por ser socialistas, dos j¨®venes que presenciaron la escena y, compadecidas, dieron a la nodriza la direcci¨®n de unos t¨ªos suyos que viv¨ªan muy cerca de la c¨¢rcel de mujeres, para que al menos pudieran pasar all¨ª aquella noche. Era una familia modesta. El marido, Hidalgo de apellido y de obra, trabajaba de camarero en el C¨ªrculo Mercantil y ganaba siete pesetas al d¨ªa. A aquel hogar burgal¨¦s lleg¨® de madrugada la nodriza, con Rosa Maria en brazos, llam¨® a la puerta y cuando la se?ora Feli Ramos le abri¨® le expuso la situaci¨®n. Inmediatamente las recibi¨® y acomod¨® no s¨®lo aquella noche, sino todo el tiempo que hizo falta, hasta que dos meses m¨¢s tarde, por mediaci¨®n de la Cruz Roja Internacional, la esposa e hijos de Carrasco i Formiguera fueron canjeados por la familia del general L¨®pez Pinto, que con Varela hab¨ªa encabezado el alzamiento en C¨¢diz y entonces mandaba la Divisi¨®n Org¨¢nica (antigua Capitan¨ªa General) de Burgos, elocuente indicio de la importancia pol¨ªtica que Franco daba a Carrasco. La nodriza se fue a su tierra, pero Rosa Maria sigui¨® en aquella casa como una hija. Por si fuera poco, la se?ora Feli socorri¨® a Pilar hasta el canje, y visitaba a Manuel y se ocupaba de su comida y ropa. Las visitas de los presos se hac¨ªan en condiciones inhumanas: breves, en grupos que gritaban para o¨ªrse y separados por una doble reja o tela met¨¢lica. Feli llev¨® una vez a la peque?a Rosa Maria para que la viera su padre, pero Manuel, que era muy emotivo, quer¨ªa abrazarla, y al no permit¨ªrselo los guardias sufri¨® un grave ataque de coraz¨®n.
El 16 de agosto de 1937 Pilar y los seis hijos fueron a despedirse de Manuel, antes de ser conducidos a Gibraltar, donde se efectuar¨ªa el canje. Esta vez el director de la c¨¢rcel les dej¨® su despacho para despedirse. El ¨²ltimo abrazo de Carrasco fue para la peque?a, y le quit¨® el zapatito de lana de un pie para guardarlo como recuerdo. Cuando a las siete de la ma?ana del 9 de abril de 1938, hace hoy 70 a?os, caminaba Manuel hacia el lugar del fusilamiento, llevaba en una mano el crucifijo que le hab¨ªa facilitado su amigo y confesor, el P. Ignacio Roma?¨¢, y en la otra el zapatito de lana, y los iba besando alternativamente. Llegado al sitio indicado, entreg¨® el zapatito al P. Roma?¨¢ y apret¨® el crucifijo. No dej¨® que le vendaran los ojos, sino que mirando de frente a todos los presentes dijo con voz muy entera: "Lo que ha sido el lema de toda mi vida y que llevo en el coraz¨®n, quiero que sea mi grito en este trascendental momento: Visca Catalunya lliure!". Todav¨ªa pudo besar el crucifijo y decir: "?Jes¨²s, Jes¨²s!", y estall¨® la descarga.
El fusilamiento de Carrasco i Formiguera desencaden¨® una oleada internacional de protestas. Monse?or Antoniutti, entonces encargado de Negocios ante el Gobierno de Burgos y m¨¢s tarde nuncio, muy franquista, escribi¨® en sus memorias, a prop¨®sito de sus gestiones humanitarias: "Recuerdo un hecho que tuvo amplia resonancia. Hab¨ªa sido capturado el conocido cat¨®lico Carrasco Hormiguera, embajador de Catalu?a ante el gobierno vasco [sic]. Despu¨¦s de un periodo de detenci¨®n en la c¨¢rcel de Burgos fue condenado a muerte. El padre Roma?¨¢, jesuita, lo asisti¨® e inform¨® despu¨¦s que Carrasco hab¨ªa demostrado una gran fuerza de ¨¢nimo afrontando la ejecuci¨®n capital con serenidad de esp¨ªritu despu¨¦s de haber recibido los auxilios religiosos. Se esperaba hasta el ¨²ltimo momento que se suspendiera la ejecuci¨®n de la sentencia. Sin embargo, la autoridad militar juzg¨® que se deb¨ªa cumplir, y el ministro de Asuntos Exteriores, general conde de Jordana, se lament¨® conmigo del hecho, que habr¨ªa de tener desagradables resonancias". Tratando de refutar las protestas, el dominico Antonio Carri¨®n escribi¨® en un bolet¨ªn de propaganda religiosa franquista: "Carrasco Formiguera muri¨®, gustoso lo consigno, como buen cat¨®lico, mas gritando '?Viva Catalu?a libre!', con lo que vino a confirmar que la sentencia estaba bien fundada en derecho".
Rosa Maria Carrasco i Azemar no conoci¨® a su padre. S¨®lo sabe de ¨¦l lo que le han contado. Tambi¨¦n le contaron lo que por ella hab¨ªa hecho do?a Feli Ramos. Pasaron m¨¢s de 20 a?os y fue a Burgos a conocerla. Llam¨® a la puerta y, como en aquella madrugada de 1937, abri¨® la se?ora Feli y apenas la vio exclam¨®: "?T¨² eres la hija de Manuel!". El zapatito de lana se conserva entre los objetos personales de Carrasco i Formiguera custodiados amorosamente por su nieto, Manuel Mart¨ª i Carrasco.
Hilari Raguer es historiador y monje de Montserrat.
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