Borr¨®n y cuenta nueva
Rajoy acoge con desconfianza los cuatro pactos que le ofrece Zapatero, pero no los rechaza
Es tiempo de borr¨®n y cuenta nueva. El tono y el contenido de los discursos, empezando por el de Rodr¨ªguez Zapatero, nada tienen que ver con los de hace cuatro a?os. Ni siquiera con los debates del final de legislatura. Y aunque el l¨ªder de la oposici¨®n adelant¨® que su voto ser¨ªa contrario a la investidura del candidato, los dos han interiorizado el hast¨ªo de la ciudadan¨ªa ante tanta bronca. Ambos son conscientes de que quien aparezca como culpable de regresar a los viejos modos lo pagar¨¢.
Zapatero realiz¨® ayer uno de sus discursos pol¨ªticos m¨¢s solventes, tanto en tono como en contenidos. En su segundo debate de investidura tuvo inter¨¦s en dejar constancia de que se presentaba pensando en los pr¨®ximos cuatro a?os y no en los cuatro pasados; y advirti¨® de que no se trataba de identificar culpables de lo que se hizo mal, sino de ponerle remedio ahora. Lo dijo a prop¨®sito de la no renovaci¨®n a tiempo del Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial, pero fue una idea recurrente en su debate con Rajoy. La totalidad de su discurso estuvo articulada bajo una f¨®rmula, su "idea de Espa?a", con la que de manera impl¨ªcita respond¨ªa a una de las cr¨ªticas m¨¢s generalizadas a su gesti¨®n, y no s¨®lo desde la derecha. La eficacia de la f¨®rmula le permiti¨® corregir su dificultad para concretar en f¨®rmulas pol¨ªticas, y no en gen¨¦ricas referencias a los principios, sus proyectos como gobernante.
El candidato dedic¨® a la econom¨ªa una parte fundamental. Reconoci¨® que los pr¨®ximos tiempos ser¨¢n distintos de los vividos hasta ahora, como consecuencia de un entorno internacional desfavorable, del que destac¨® la multiplicaci¨®n por cuatro del precio del crudo. Augur¨® menor crecimiento y menos empleo, pero se mostr¨® confiado en las posibilidades de la econom¨ªa espa?ola para hacer frente a esta situaci¨®n. Sostuvo que el super¨¢vit presupuestario acumulado permitir¨¢ enfrentar en mejores condiciones las consecuencias de la crisis. Sin subir impuestos ni reducir las prestaciones. Si este an¨¢lisis pudo pecar de optimismo, como le record¨® Rajoy, los dos compromisos que hizo derivar de ¨¦l marcar¨¢n el desarrollo de la legislatura que ahora comienza.
Programa social
Zapatero se apoy¨® en ese compromiso para trazar los pormenores de un programa de Gobierno de corte socialdem¨®crata, que otorga un importante papel al Estado en la correcci¨®n de los desequilibrios y en la garant¨ªa de los derechos de los ciudadanos. Para paliar los efectos de la crisis anunci¨® dos paquetes de medidas, uno a corto plazo y otro dirigido a remediar deficiencias estructurales; entre otras, la baja productividad, la insuficiente competitividad en los servicios o los costes de las cargas administrativas que deben soportar las empresas.
Para el corto plazo, el candidato se reafirm¨® en la devoluci¨®n de 400 euros del IRPF, incluyendo a los aut¨®nomos, una medida de eficacia discutible y anunciada precipitadamente en v¨ªsperas electorales. Tambi¨¦n desmenuz¨® iniciativas espec¨ªficas para el sector de la construcci¨®n, el m¨¢s castigado por la crisis.
Respecto a la inmigraci¨®n, el candidato hizo bien en no aceptar el reto en los t¨¦rminos en los que lo viene planteando el PP: si hay servicios saturados por el aumento de poblaci¨®n, como sucede en la educaci¨®n y la sanidad, la respuesta del Estado consistir¨¢ en incrementar los medios, no en reducir los derechos de los ciudadanos extranjeros. La insistencia de Zapatero en la igualdad de derechos entre nacionales y extranjeros estuvo en consonancia con las m¨²ltiples iniciativas que anunci¨® para acabar con cualquier forma de discriminaci¨®n, con especial referencia a las que afectan a las mujeres.
Oferta de consenso
Los retos esenciales de la legislatura ser¨¢n, junto a la econom¨ªa, el reforzamiento del capital humano mediante una atenci¨®n especial a la educaci¨®n y el acuerdo sobre financiaci¨®n auton¨®mica. Para facilitar la coordinaci¨®n de pol¨ªticas entre el Gobierno y las autonom¨ªas se celebrar¨¢n al menos tres conferencias de presidentes: sobre violencia de g¨¦nero, sistema educativo y cambio clim¨¢tico. Zapatero puso especial ¨¦nfasis en tomar en consideraci¨®n a la oposici¨®n, y apel¨® personalmente a Mariano Rajoy para ampliar la superficie de consenso entre dos partidos que agrupan a 9 de cada 10 diputados, ofreciendo cuatro pactos de Estado: sobre Europa, el terrorismo, la justicia y la financiaci¨®n auton¨®mica.
El pacto sobre la presidencia espa?ola de la UE, en 2010, no plantea dificultades. No es el caso de la pol¨ªtica antiterrorista, en la que el evidente acuerdo de fondo parece cuestionado por querellas terminol¨®gicas; sin embargo, no hay fin del terrorismo sin derrota de ETA, por lo que contraponer ambas es un ejercicio de empecinamiento. Otra discusi¨®n est¨¦ril reiterada ayer fue la de que esos pactos de Estado deben ser cosa de los dos grandes partidos, ampliable al resto, o abiertos de entrada a todos. Excluir de entrada a partidos nacionalistas s¨®lo tiene sentido si su inclusi¨®n obliga a desfigurar el contenido esencial de los acuerdos.
El acuerdo de renovaci¨®n del Consejo de los jueces y del Tribunal Constitucional son dos exigencias inaplazables; condicionar el acuerdo a un pacto global sobre la justicia, como de entrada plante¨® Rajoy, resulta ventajista, dada la utilizaci¨®n que el PP ha hecho del bloqueo resultante. Sobre las cuestiones territoriales, y en particular la financiaci¨®n auton¨®mica, Zapatero defendi¨® la doble lealtad: ni el Gobierno puede utilizar su poder para congelar o retrasar la aplicaci¨®n de los nuevos Estatutos (al margen de lo que resuelva el Tribunal Constitucional respecto a los recursos), ni puede privarse al Estado central de los instrumentos para cumplir el mandato constitucional de garantizar la solidaridad entre comunidades y un nivel m¨ªnimo de servicios p¨²blicos. La cuantificaci¨®n de esa capacidad en un 50% del gasto p¨²blico resulta discutible. Pero lo significativo fue el ¨¦nfasis e incluso alg¨²n ribete jacobino en uno de los discursos m¨¢s inequ¨ªvocamente pol¨ªticos de todos los pronunciados por Zapatero: la palabra Espa?a sali¨® de su boca en m¨¢s de 60 ocasiones.
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