El abad de Montserrat suscribe la cr¨ªtica de Benet a la pol¨ªtica de memoria hist¨®rica
El abad de Montserrat, Josep Maria Soler, suscribi¨® ayer el rechazo a la pol¨ªtica del Gobierno de la Generalitat en materia de memoria hist¨®rica formulada por el recientemente fallecido ex senador Josep Maria Benet en el pr¨®logo de sus memorias. "Deber¨ªamos dejar la memoria hist¨®rica en manos de los historiadores", dijo el abad, "y vivirla con el mismo esp¨ªritu que se impuso durante la Transici¨®n".
El abad hizo esta toma de posici¨®n en el coloquio que sigui¨® a una conferencia que dict¨® en el C¨ªrculo Ecuestre ante una cincuentena de empresarios y ejecutivos que vers¨® sobre el papel del monasterio en la sociedad actual cuando se acerca a los 1.000 a?os de su fundaci¨®n. Preguntado por el ex diputado de CiU Joaquim Molins sobre el rechazo de Benet a la pol¨ªtica de memoria hist¨®rica, el abad advirti¨®: "todos saldremos perdiendo si se pierde el sentido de la reconciliaci¨®n que imper¨® durante la Transici¨®n".
Acerca de la actual situaci¨®n en Catalu?a, el abad sostuvo que en la sociedad catalana existe a su entender "el dinamismo necesario" para seguir siendo "un pa¨ªs de acogida capaz de integrar a la nueva inmigraci¨®n sin perder la entidad y cultura propia". Acerca del momento que vive Espa?a apost¨® por "dejarnos de tensiones y crispaciones para mirar al futuro".
Tambi¨¦n a preguntas de los asistentes, el abad explic¨® que "probablemente habr¨¢ que repensar" la actitud de la comunidad benedictina que dirige hacia los inmigrantes cat¨®licos. Es claramente perceptible, dijo, el inter¨¦s que el monasterio de Montserrat suscita en muchos cat¨®licos latinoamericanos, filipinos y de pa¨ªses del Este de Europa. Se?al¨® que los domingos por la tarde "vienen muchos magreb¨ªes, en los que me parece ver una voluntad de integraci¨®n" en la sociedad catalana.
El papel de la Iglesia en la secularizada sociedad actual sigue siendo, a juicio del abad, el de "aportar esperanza, coraje y sentido a cosas que parecen no tenerlo". Advirti¨®, sin embargo, de que uno de los riesgos actuales es "aparecer como la Iglesia del no".
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