G¨®mez de Lia?o mantiene viva la vocaci¨®n peleona en su ¨²ltima obra
Si la obra de un autor fuera un territorio, la de Ignacio G¨®mez de Lia?o tendr¨ªa lugares con nombres como Oriente, cifra, esp¨ªritu, psicodelia, comuna, cuerpo, andr¨®gino, Apocalipsis. Espacios diversos para una obra muy vasta ya. En el centro, y presidi¨¦ndolo todo, la imaginaci¨®n.
Es un juego, claro, porque los lugares tambi¨¦n podr¨ªan llamarse Occidente, ciencia, provocaci¨®n, Eros, el binomio sentir-entender, Dios. Y podr¨ªa hablarse tambi¨¦n de memoria en vez de imaginaci¨®n ("son facultades que tienen mucho en com¨²n: una hacia el futuro; la otra, hacia el pasado", dice el escritor y fil¨®sofo). "La imaginaci¨®n ha sido el gran tema de toda mi obra", explica. "No s¨®lo como una facultad esencial para la creaci¨®n art¨ªstica literaria, sino como algo imprescindible para la formaci¨®n personal y los movimientos sociales, para conservar la salud psicol¨®gica".
Hipatia, Bruno, Villamediana (Siruela), la ¨²ltima entrega de este pensador at¨ªpico y heterodoxo, re¨²ne tres piezas dram¨¢ticas. Las recorre un hilo conductor: tratan de pensadores que se enfrentaron a unos poderes que pretend¨ªan reinar sobre las conciencias de su tiempo, y lo pagaron. Hipatia, matem¨¢tica y astr¨®noma y directora de una academia de filosof¨ªa en Alejandr¨ªa, fue linchada el a?o 415 por unos fan¨¢ticos cristianos. Giordano Bruno, el fraile que recorri¨® Europa defendiendo la filosof¨ªa natural, fue quemado en 1600 en Roma por hereje. Juan de Lassis, conde de Villamediana, molest¨® por su libertad de esp¨ªritu a la r¨ªgida corte de Felipe IV y fue asesinado en la calle Mayor de Madrid en 1622, con la complicidad del conde-duque de Olivares.
El inter¨¦s de G¨®mez de Lia?o por la imaginaci¨®n lo ha llevado a recorrer un mont¨®n de caminos para explorar su inagotable riqueza: la investigaci¨®n filos¨®fica, la elaboraci¨®n de su propia filosof¨ªa y la creaci¨®n literaria (novelas, poemas, textos dram¨¢ticos). "Junto a la imaginaci¨®n, he dado mucha importancia a las ficciones. Pero no como productos literarios ajenos, sino como parte esencial de la vida".
"Mantengo viva la llama de la experimentaci¨®n", dice. Y una vocaci¨®n peleona que demuestra al hablar sobre Hipatia, una de las piezas de su ¨²ltimo libro: "La intolerancia de los cristianos que la asesinaron tiene mucho que ver con el fundamentalismo isl¨¢mico de ahora". ?l se coloca siempre del lado de los provocadores. Como Bruno y Villamediana, esp¨ªritus libres perseguidos por la mediocridad dogm¨¢tica.
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