Cambio de modelo

La desaceleraci¨®n de la econom¨ªa espa?ola es m¨¢s profunda y r¨¢pida de lo que prev¨¦ el Gobierno. El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de publicar una previsi¨®n de crecimiento del PIB para este a?o del 1,8% y del 1,7% para 2009, bastante m¨¢s pesimista que el 2,5% que el Ministerio de Econom¨ªa calcula para este mismo a?o.

Es probable que la cruda realidad se aproxime m¨¢s al c¨¢lculo del FMI que al de Solbes, por la sencilla raz¨®n de que el principal lastre del crecimiento, el mercado inmobiliario, todav¨ªa no ha tocado fondo. La pesada inercia de la construcci¨®n acabar¨¢ por frenarse despu¨¦s del verano, y entonces asistiremos a la consecuencia m¨¢s aguda del empeoramiento econ¨®mico: la destrucci¨®n de empleo.

Empieza a verse y notarse el lado m¨¢s feo de esa burbuja inmobiliaria que el PP se empe?¨® en alimentar durante ocho a?os y el primer Gobierno del PSOE no supo desactivar durante cuatro. No es correcto pintar esta desaceleraci¨®n econ¨®mica como un par¨¦ntesis causado por factores que est¨¢n fuera del alcance de la gesti¨®n del Gobierno, como el encarecimiento del precio del petr¨®leo. Una sobrevaloraci¨®n de los activos inmobiliarios de hasta el 20%, como sugiere el FMI, es insostenible a medio plazo y no es achacable a causas externas. El ajuste en el mercado inmobiliario, en precios y en producci¨®n, es irremediable y, adem¨¢s, necesario. Corresponde al Gobierno tejer las redes de protecci¨®n adecuadas para suavizar el ajuste del empleo y evitar en lo posible lo que se conoce como "aterrizaje brusco" de la econom¨ªa.

Las propuestas econ¨®micas descritas por el presidente Rodr¨ªguez Zapatero durante su discurso de investidura est¨¢n bien orientadas. Es acertado reducir impuestos, acelerar la licitaci¨®n de obra p¨²blica, adelantar las devoluciones del IVA a las empresas, reorganizar la colocaci¨®n de los parados de la construcci¨®n o ampliar el plazo de las hipotecas para las familias agobiadas por el cr¨¦dito. Pero la eficacia de estos prop¨®sitos depender¨¢ de su intensidad y rapidez. De su intensidad, porque de nada sirve que se devuelvan 400 euros a los trabajadores si no se deflacta la tarifa del IRPF para que la inflaci¨®n no devore los beneficios de la reforma fiscal; y de su rapidez, porque si no se presiona ahora a los ministerios y autonom¨ªas para adelantar la licitaci¨®n p¨²blica, los efectos m¨¢s desagradables de la desaceleraci¨®n pueden prolongarse m¨¢s all¨¢ de 2009.

El nuevo Gobierno no debe caer en el error de dar por terminada la tarea con estas medidas de choque; tiene que afrontar adem¨¢s un cambio radical en el modelo de crecimiento. Se acab¨® el tiempo de los tipos de inter¨¦s reales negativos y del ladrillo como combustible del PIB. La pol¨ªtica econ¨®mica tiene que enfrentarse a la desaceleraci¨®n y, al mismo tiempo, instrumentar los resortes fiscales y de gasto necesarios para favorecer el nuevo patr¨®n de crecimiento. Con menos ladrillo.