Austin,meca sonora
La misma noche en que eligieron presidente a Ronald Reagan, yo sal¨ªa de gira con mi banda de entonces, Rank & File. Llev¨¢bamos un pollo asado, una bolsa de marihuana y apenas gasolina hasta el primer destino. Eran s¨®lo siete shows en siete semanas, por lo que pasamos largos periodos en casas ajenas. Uno transcurri¨® en Austin, y all¨ª coincidimos con el cr¨ªtico Lester Bangs, conocido nuestro de Nueva York. ?l se acababa de trasladar y yo me enamor¨¦ de la ciudad". Alejandro Escovedo (San Antonio, 1951) siempre quiso volver a Tejas, tras criarse en California y residir en la Gran Manzana. Y desde los ochenta, primero al frente de los excitantes True Believers y luego como fino cantautor de ra¨ªz americana, se ha erigido, poco a poco, en icono de la escena de Austin.
Con poco m¨¢s de 700.000 habitantes, Austin posee casi 200 locales que ofrecen m¨²sica en directo, un fen¨®meno que se inici¨® en los sesenta
En 1975 se engendr¨® otro hito, todav¨ªa vigente: Austin City Limits, el programa de m¨²sica en directo m¨¢s longevo de la televisi¨®n en EE UU
La convivencia entre vaqueros y m¨²sicos cuaj¨® con el auge del 'country' progresivo y su frescura frente a los cors¨¦s de la industria de Nashville
?En qu¨¦ consisti¨® el flechazo de Escovedo con la ciudad? "Era y es un oasis en medio de un ¨¢rea en general tan conservadora, cateta, reprimida y republicana como Tejas. Aqu¨ª estaban la universidad y la comunidad de m¨²sicos. Y un ritmo ajeno a la ambici¨®n comercial de Nashville. En Austin se experimenta m¨¢s y se cultivan todos los estilos. Y los artistas tejanos son tan independientes como su propio Estado, el de la Estrella Solitaria", enfatiza Alejandro Escovedo mientras nos hace acompa?arle a su tienda favorita de guitarras. Necesita encordar la suya. Es domingo y el establecimiento abre s¨®lo para ¨¦l.
Austin, con poco m¨¢s de 700.000 habitantes, posee en la actualidad casi 200 locales que ofrecen m¨²sica en directo. Ese marco especialmente atractivo para los m¨²sicos empez¨® a cuajar en los sesenta de la mano de garitos de rock ya extintos como el Vulcan Gas Company o grupos tipo 13th Floor Elevators. El l¨ªder de ¨¦stos, Roky Erickson, fue pionero de la psicodelia, casi siempre atribuida en exclusiva a la escena californiana. "Y la conexi¨®n con San Francisco no termina ah¨ª", apunta Escovedo. "Gilbert Shelton, dibujante de los c¨¦lebres Freak Brothers, tambi¨¦n sali¨® de Austin". Arte llama a arte: el creador de los hippies por antonomasia del c¨®mic dirigi¨® el Vulcan y entabl¨® amistad en la Universidad de Tejas con otra paisana, luego estrella de la contracultura: Janis Joplin. La vocalista vel¨®, sin embargo, sus primeras armas en una taberna, pistoletazo remoto de toda esta historia.
Alejandro Escovedo conoce la importancia de la Threadgill's Tavern en la g¨¦nesis musical de Austin: "Kenneth Threadgill la fund¨® en los a?os treinta, justo al levantarse la ley seca en el condado, como una gasolinera abierta 24 horas en la que se pod¨ªa beber, jugar e improvisar jam sessions. ?l adem¨¢s cantaba country-blues". Dicen que Kenneth sol¨ªa pagar a los m¨²sicos con cerveza. Y, ya en los sesenta, brindaba el micro cada mi¨¦rcoles por la noche no s¨®lo a cowboys, sino tambi¨¦n a cantantes folk, beatniks y hippies, Janis entre ellos. ?l falleci¨® hace tiempo, y ahora hay dos tabernas con su nombre: son restaurantes tem¨¢ticos.
La convivencia entre vaqueros y relajados ciudadanos de pelo largo cuaj¨® del todo con el auge en los setenta del llamado country progresivo y su frescura frente a los cors¨¦s de la industria de Nashville: "Lo encabezaban m¨²sicos tejanos: Willie Nelson, Waylon Jennings
... Y en esa ¨¦poca gente de otros Estados, como Lucinda Williams, se afinc¨® en Austin", relata Escovedo. Otro club ya desaparecido, Armadillo World Headquarters, encabez¨® la mezcla musical de aquella d¨¦cada. ?El nombre? Homenaje al animal acorazado, t¨ªpico de Tejas. En realidad, una met¨¢fora cuasi b¨¦lica: el edificio hab¨ªa sido una armer¨ªa de la Guardia Nacional.
Un producto de entonces, Marcia Ball, ejerce a¨²n como pilar en Austin, siempre detr¨¢s de su piano. Su country con aromas de cajun y zydeco, g¨¦neros propios de Nueva Orleans, la convierte en exponente de porosidad tejana. Marcia naci¨® en Port Arthur, en el golfo de Tejas, dentro de la zona conocida como el Tri¨¢ngulo Dorado por la profusi¨®n de m¨²sicos aut¨®ctonos. "Seguro que cruzaba en su adolescencia la frontera con Luisiana para poder beber alcohol sin cortapisas. Las leyes all¨ª siempre han sido excesivamente relajadas, y los tugurios donde sonaba esa m¨²sica se abarrotaban los s¨¢bados de chavales tejanos", se hace de cruces entre bromas Alejandro, apartado de la bebida por prescripci¨®n m¨¦dica.
Otro de esos j¨®venes aventureros de Port Arthur, Clifford Antone, tras vivir en Austin como universitario, fund¨® en 1975 Antone's, el enclave impulsor del blues en la ciudad, como recuerda Escovedo: "No s¨®lo program¨® a todas las leyendas del pa¨ªs, sino que ech¨® una mano a j¨®venes bluesmen que, provenientes de Dallas, llegaron atra¨ªdos por la vida bohemia. A los hermanos Vaughan, por ejemplo". Al peque?o, Stevie Ray Vaughan, el promotor le abri¨® las puertas convenciendo a Albert King para que le permitiera acompa?arle una noche sobre las tablas. Los premios de Stevie en los ochenta, su accidente mortal de helic¨®ptero y la estatua en su memoria completaron un camino agridulce. Austin no olvida al guitarrista. Y Antone's contin¨²a, pero a Clifford, su cerebro, lo fulmin¨® un ataque al coraz¨®n hace dos a?os. Detr¨¢s de ¨¦l, las turbulencias: combin¨® su car¨¢cter generoso, para los m¨²sicos o los afectados por el Katrina, con sendas condenas por tr¨¢fico de drogas y blanqueo de dinero.
En 1975 se engendr¨® otro hito, todav¨ªa vigente: Austin City Limits, el programa de m¨²sica en directo m¨¢s longevo de la televisi¨®n en Estados Unidos, siempre con un skyline ficticio de la ciudad detr¨¢s del escenario, y del que por supuesto ha sido hu¨¦sped Alejandro Escovedo: "Arranc¨® con Willie Nelson, y as¨ª hasta hoy, que est¨¢ a punto de cambiar de ubicaci¨®n". Su emisora originaria, la KLRU de la universidad, lo va a mudar del campus a un lugar m¨¢s amplio en el downtown. Y si lo cat¨®dico dio lugar a una cita anual al aire libre en septiembre, el jugoso Austin City Limits Music Festival, son los propietarios de un peri¨®dico progresista, The Austin Chronicle, los que crearon en la segunda mitad de los ochenta el indiscutible orgullo de la capital: el South by Southwest Festival (SXSW). Se trata probablemente de la concentraci¨®n m¨¢s espectacular que existe: en cuatro d¨ªas de marzo, alrededor de 70 escenarios, en clubes, teatros, auditorios e incluso iglesias presbiterianas, algo com¨²n en el mundo anglosaj¨®n, acogen a millar y medio de artistas internacionales. Desde la ¨²ltima novedad indie por descubrir, a peces de calibre m¨¢ximo, l¨¦ase REM o Van Morrison, entre otros. El gru?¨®n de Belfast, por cierto, consigui¨® que las barras no sirvieran bebidas durante su recital de este a?o. Todo sea por la m¨²sica.
La invasi¨®n mel¨®mana resulta estructural: hoteles con pasillos convertidos en galer¨ªa de homenaje a los m¨²sicos locales, escenario permanentemente activo en el aeropuerto y chascarrillos surrealistas como los anuncios de lencer¨ªa en prensa que incitan a convertirse en "una rock-star en el dormitorio". Escovedo frunce el ce?o: "Me da miedo el comercio. Y tampoco me gusta que los estudiantes abarroten los bares de 6th Street, la arteria principal, s¨®lo para beber, sin prestar atenci¨®n a los conciertos". Dejemos la parte fr¨ªvola: innumerables son las entidades p¨²blicas y privadas que fomentan la m¨²sica y apoyan a los creadores, incluida su salud. Es el caso de SIMS, suministradora de atenci¨®n a bajo coste (el ingreso medio de un m¨²sico en Austin es de 300 d¨®lares a la semana) ante problemas mentales o de adicci¨®n.
Del abismo mental parece haber huido el legendario Roky Erickson, gracias en parte a la perseverancia de su hermano. Y el cham¨¢n psicod¨¦lico es ahora, como Alejandro Escovedo, alguien omnipresente en el cartel del SXSW. En cambio, no se puede decir lo mismo del fr¨¢gil Daniel Johnston. El genio chiflado vive fuera de Austin, tras hacerse desde all¨ª un nombre a mediados de los ochenta y salir indemne despu¨¦s de un accidente a¨¦reo provocado por ¨¦l mismo. Johnston le arrebat¨® a su padre la llave de la avioneta en pleno vuelo y la arroj¨® por la ventanilla. Hoy sigue en activo, y en Austin pervive un mural con su firma: la c¨¦lebre rana que Kurt Cobain luc¨ªa en la camiseta. Escovedo sali¨® de otro pozo, el de la hepatitis C, con los beneficios de un ¨¢lbum de canciones suyas interpretadas por m¨²sicos amigos. Se edit¨® hace cuatro a?os. Y ¨¦l no cree demasiado en los m¨¦dicos: "M¨¢s bien pienso que es una fuerza interior la que te cura".
Varias de las bandas del actual indie-rock estadounidense sobresalen desde Austin, sobre todo, Spoon, premiada en los prestigiosos Austin Music Awards. ?Y la m¨²sica cl¨¢sica o el jazz? "Hay una orquesta filarm¨®nica y una buena compa?¨ªa de ballet con una escuela que es la cuarta en importancia del pa¨ªs. La escena de jazz ha crecido en los ¨²ltimos a?os. Y no hay que olvidar que, por ejemplo, Ornette Coleman es tejano", detalla Escovedo.
El cantautor, cada vez menos ignorante en hip-hop gracias a sus hijos, seis chicas y un var¨®n, presume de este ¨²ltimo: "Con 15 a?os es bater¨ªa de punk-rock, y espero llev¨¢rmelo pronto de gira". Alejandro empez¨® en el punk y pertenece a una variada saga musical. Pete Escovedo, su hermano mayor, fue el percusionista de Santana, mientras que la hija de ¨¦ste, Sheila E, brill¨® junto a Prince. El padre de los Escovedo emigr¨® desde Saltillo (M¨¦xico), aunque lo latino s¨®lo salpica con cuentagotas la m¨²sica de Alejandro. "Me gustar¨ªa cantar en castellano, pero en mis tiempos infantiles no hab¨ªa escuelas biling¨¹es". El Tex-Mex, ese sonido ligado al acorde¨®n que lleg¨® a Tejas por la influencia alemana en M¨¦xico, se practica m¨¢s en San Antonio (Flaco Jim¨¦nez), aunque en Austin viv¨ªa una figura ya fallecida: Doug Sahm. "En cualquier caso, la Austin Latino Music Association cada vez cobra m¨¢s fuerza", puntualiza Escovedo.
Una de las hijas del m¨²sico vive enganchada a The Velvet Underground. No es extra?o: el pen¨²ltimo disco de Escovedo lo produjo John Cale (para el inminente Real animal cuenta con Tony Visconti) y Alejandro fue amigo de Sterling Morrison, guitarrista de la Velvet y ejemplo de m¨²sico for¨¢neo afincado en su d¨ªa en Austin. Los hay tambi¨¦n extranjeros. El brit¨¢nico Ian McLagan (The Faces), actual residente, tiene concedido hasta un d¨ªa en su honor. "Algo normal. El m¨ªo es el 4 de noviembre", sonr¨ªe Alejandro. Y uno entonces entiende el lema extraoficial de la ciudad: "Keep Austin weird", apelaci¨®n a mantener la rareza, el car¨¢cter ¨²nico de la capital de Tejas. -
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