Zapatero (II parte)

Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero fue investido ayer como presidente para un segundo mandato. Antes de la votaci¨®n hubo un breve debate que compendiaba las posiciones expresadas en los celebrados antes de la primera votaci¨®n. Lo esencial es que la legislatura se inicia marcada por los efectos de la crisis econ¨®mica y que Zapatero intentar¨¢ hacerle frente con medidas socialdem¨®cratas y con un dise?o de pactos abierto a todos, pero sin garant¨ªa de obtener siempre la mayor¨ªa necesaria. Por ejemplo, en las votaciones anuales de los Presupuestos Generales del Estado.

El l¨ªder del primer partido de la oposici¨®n no dej¨® de utilizar los negativos datos conocidos tras el debate del martes (tasa de inflaci¨®n y previsiones del FMI) para acusar a Zapatero de partir de un diagn¨®stico poco realista. Sin embargo, con uno u otro diagn¨®stico, el problema real es c¨®mo hacer compatibles las medidas urgentes para hacer frente a los efectos de la crisis (paro, sobre todo) sin reducir las prestaciones sociales, con el cambio de modelo de crecimiento en sustituci¨®n de uno basado en la construcci¨®n y el empleo precario.

La composici¨®n del Gobierno, que Zapatero har¨¢ oficial hoy, pero cuyas l¨ªneas maestras trascendieron anoche, ya ofrece indicios de por d¨®nde quiere ir el presidente; los ejes ser¨¢n los mismos (vicepresidentes -con Econom¨ªa-, Exteriores e Interior), pero adem¨¢s, Zapatero necesitar¨¢ tambi¨¦n de un clima social y pol¨ªtico estable. Sin mayor¨ªa absoluta ni aliados fijos, ser¨¢ la hora del arte de la pol¨ªtica, para contar con los apoyos precisos en cada asunto en particular. Al elegir esa v¨ªa, ?est¨¢ haciendo de la necesidad virtud? En parte s¨ª, porque si CiU hubiera estado gobernando en Catalu?a es muy probable que hubiera habido pacto estable con esa formaci¨®n; pero es tambi¨¦n en parte una opci¨®n buscada, porque no le habr¨ªa costado un entendimiento con el PNV y, por ejemplo, el BNG, y ha preferido no intentarlo.

Tal vez haya en su opci¨®n un deseo de enderezar lo que, seg¨²n las encuestas, se ha percibido como excesiva complacencia con las exigencias nacionalistas. Una ense?anza del pasado es que cuando los nacionalistas no encuentran resistencias a sus demandas, se sienten obligados, para distinguirse de los que no lo son, a aumentarlas, lo que crea una din¨¢mica perversa.

Una forma de interrumpir esta espiral es que de vez en cuando gobierne un partido por mayor¨ªa absoluta, pero eso tambi¨¦n tiene contraindicaciones. Otra alternativa es contar con el principal partido de la oposici¨®n en determinados asuntos, posibilidad sobre la que ayer insisti¨® Zapatero, aunque sin descartar acuerdos m¨¢s o menos estables en el futuro con los dos principales grupos nacionalistas. Tal vez despu¨¦s de las elecciones catalanas.

Con tales ingredientes se abre un periodo pol¨ªtico apasionante que pondr¨¢ a prueba el talento de Zapatero para convertir en estabilidad pol¨ªtica su ayer reiterada voluntad de dialogar con todos.