?Sombrerazo!

Sombrerazo, de entrada, para la terna. El Fundi, Padilla y Valverde son tres h¨¦roes de la tauromaquia y aut¨¦nticas figuras, aunque no gocen del reconocimiento popular en una ¨¦poca en la que triunfan la ?o?er¨ªa y los rid¨ªculos bailarines.

Honor y gloria para tres hombres que tienen el valor de enfrentarse a toros de verdad, impresionantes toracos, dificultosos, list¨ªsimos, aunque muy blandos y descastados, que exigen una fina atenci¨®n y una preparaci¨®n t¨¦cnica encomiable para salir indemne. Toros dif¨ªciles que mantienen la atenci¨®n del respetable, que asustan con la mirada y sorprenden por su cuajo y seriedad.

As¨ª son los miuras; por eso, quiz¨¢ por eso no los quieren ni en pintura las figuras de la modernidad, ¨¦sas que exigen infames novillotes para enga?ar a los muchos aplaudidores que abundan por las plazas.

El reloj marcaba las ocho y veinte de la tarde cuando sali¨® el cuarto -el festejo hab¨ªa comenzado a las seis y media-, s¨®lo se hab¨ªa cortado una oreja, inmerecida por otra parte, pero se masticaba la tensi¨®n. Es lo que suele ocurrir cuando se encuentran toros y toreros como los de ayer.

No triunf¨® la legendaria ganader¨ªa ni los toreros alcanzaron triunfos apote¨®sicos, pero los tres demostraron ser diestros de raza, hechos a la antigua, henchidos de pundonor y arrojo, que protagonizaron una actuaci¨®n de total entrega y admirable verg¨¹enza torera.

?se fue el caso de El Fundi, quien recibi¨® a su primero con unas vistosas ver¨®nicas y se las vio con un miura que echaba la cara por las nubes, recortaba el viaje y tiraba ga?afones de miedo. Quiz¨¢ se equivoc¨® el torero al iniciar la faena por alto y ense?arle al toro el camino inadecuado. Pero aguant¨® lo inaguantable y dej¨® constancia de su torer¨ªa a pesar de que pas¨® un quinario para matarlo. Dificil¨ªsimo era el sobrero del Conde de la Maza, al que traste¨® con inteligencia en el centro del ruedo, en un derroche de sapiencia taurina para sortear los derrotes de su oponente. Extraordinario este Fundi, que conmovi¨® con su valor.

No le anduvo a la zaga Padilla, con quien banderille¨® al alim¨®n los dos primeros toros con solvencia y seguridad. Le toc¨® al jerezano un lote muy descastado, escaso recorrido y nula entrega en los enga?os. A su primero lo domin¨® con precisi¨®n y sobrada t¨¦cnica, y cumpli¨® ante el inv¨¢lido quinto, que pasaba con andares cansinos. Pero era un miura, de los que no admiten el m¨¢s m¨ªnimo error. Ah¨ª radic¨® el m¨¦rito de Padilla.

Finalmente, no mereci¨® la oreja Valverde en su primero porque acab¨® de un feo bajonazo y eso no est¨¢ bien. Se mostr¨®, sin embargo, muy serio y templado con ese toro. Asent¨® las zapatillas, le present¨® una muleta tersa y arranc¨® muletazos vistos por ambas manos. Inv¨¢lido total era el sexto, que se neg¨® a embestir.