Lecci¨®n del colista

El Betis y la l¨®gica siempre han coexistido en trayectorias divergentes, como mucho paralelas, pero parece que jam¨¢s de los jamases coincidir¨¢n. Hace un mes, los verdiblancos barruntaban el descenso y todos y cada uno de ellos ten¨ªa una lista con los nombres de los responsables. Hasta poco antes de las seis de la tarde de ayer, entre los b¨¦ticos cund¨ªa el debate sobre las opciones de hacerse un hueco entre los que se ganan una plaza para competir en Europa y (?slurp!) echarle el guante al Sevilla. Total, enfrente estaba el Levante, un equipo para el que desde los sectores profesionales del universo verdiblanco se pidi¨® cautela, aunque sobraran la condescendencia y el paternalismo en la mayor¨ªa de las declaraciones. Total, que el Levante les meti¨® tres goles y les gan¨® el partido, aunque tan s¨®lo uno de ellos fue ratificado por el ¨¢rbitro.

El Levante puede estar m¨¢s fuera que dentro de la m¨¢xima competici¨®n espa?ola, pero muestra m¨¢s orgullo, profesionalidad e incluso f¨²tbol que bastantes de los que le preceden. Que el Betis de ayer, por ejemplo. Los verdiblancos regresaron a su versi¨®n m¨¢s z¨¢ngana en cuanto pudieron. Las tres victorias que les hab¨ªan llevado del quejido fatalista sobre el descenso al irracional sue?o europeo, dejaron paso a un equipo plano, intrascendente. Y lo que es peor, perezoso. Como el a?o pasado y como el otro.

El conjunto anfitri¨®n nunca tuvo muchas luces a la hora de encarar el partido de ayer, y se qued¨® sin ninguna con la sustituci¨®n del h¨¦roe de la temporada, Edu, antes del final de la primera mitad.

La derrota no condena a los b¨¦ticos, pero prolonga unos d¨ªas m¨¢s la incertidumbre sobre su futuro. La victoria tampoco servir¨¢ de mucho al Levante, pero siempre quedar¨¢ su profesionalidad y el bello gol de Le¨®n