De la Red emula a Carde?osa

El Zaragoza, un equipo confeccionado a golpe de talonario para pelear por Europa y que de momento est¨¢ a tres puntos de la salvaci¨®n, prolong¨® ayer su crisis de identidad contra los reservas del Getafe. El empate no le sirvi¨® de nada a la escuadra ma?a para salir del pozo que conduce a Segunda. Y no se hundi¨® un poquito m¨¢s en el fango porque De la Red no quiso.

Por si no ten¨ªa poco con su temprana expulsi¨®n contra el Bayern, el canterano del Madrid, cuyo regreso Ram¨®n Calder¨®n asegur¨® ante 2.500 pe?istas, chut¨® fuera en un fallo imposible de repetir. Braulio puso el turbo, rompi¨® la cintura de Sergio y centr¨® rasito y limpio atr¨¢s. Al centro del ¨¢rea. C¨¦sar claudic¨®, Ayala se lanz¨® a la hierba para nada y, cuando la grada ya cantaba el premio gordo, De la Red, que llegaba libre de marca, hizo lo m¨¢s dif¨ªcil. La figura se dio un atrac¨®n de confianza, puso el pie mal y mand¨®, solo en el medio del ¨¢rea chica, a tres palmos de la porter¨ªa, el bal¨®n cruzado a la derecha. Ni Carde?osa.

Ni por ¨¦sas se dio una alegr¨ªa el Zaragoza, el peor equipo a domicilio -s¨®lo gan¨® en Almer¨ªa, hace seis meses- con permiso del Levante. El nombre de sus jugadores, por mucho que se apelliden Pablito Aimar, Diego Milito o Francisco Ayala, ya no asusta a nadie. El gen competitivo de los argentinos apenas vali¨® para racanear un punto frente al Getafe, un equipo con claros s¨ªntomas de agotamiento. Y eso que Michael Laudrup, con la vista puesta en la final de Copa del mi¨¦rcoles contra el Valencia, introdujo siete cambios en el once inicial -volvi¨® el Cata D¨ªaz- que puso contra las cuerdas al Bayern. Entre las caras nuevas sorprendieron las de Sousa y Signorino. Tambi¨¦n tuvo sus minutos Pallard¨®, otra inc¨®gnita.

Pero claro, no hay partido en que no le pase algo al conjunto madrile?o: a los cuatro minutos Gavil¨¢n reclam¨® el cambio con los m¨²sculos agarrotados. La rev¨¢lida fue para Mario Cotelo, que a sus 33 a?os sac¨® gasolina de la reserva. De sobra para volver loca a la defensa del Zaragoza. Aunque Sergio cosi¨® a patadas los tobillos del que se le pon¨ªa por delante, el que termin¨® viendo la roja, por reiteraci¨®n de faltas, fue Matuzalem.

El Zaragoza se diluy¨® entonces como un azucarillo. El Getafe, que ya antes de la cita se contentaba con las tablas para mantener la distancia con los puestos de abajo, oli¨® el miedo. Faltaban 20 minutos para el final y se lanz¨® con m¨¢s empe?o todav¨ªa hacia la porter¨ªa de C¨¦sar, que se fue sin saber c¨®mo imbatido.

Igual que Ustari, un gato en la ¨²nica vez que le probaron. Diego Milito remat¨® con el muslo un centro de Zapater que no entr¨® porque se pusieron de acuerdo el poste y el portero, que se fogue¨® en la Liga como ejercicio previo al duelo del Calder¨®n. Si en su etapa de fantasista fue un mago, Laudrup, manejando los hilos del vestuario, es un artista. Por eso Ustari, que mantuvo el ¨¢nimo y la forma jugando todos los partidos de Copa, ser¨¢ titular en la segunda final del Getafe.

?se es uno de los secretos del club madrile?o, la buena onda entre el cuerpo t¨¦cnico y los integrantes de la plantilla. La realidad del Zaragoza es mucho m¨¢s cruda. Para ejemplo, la bronca entre Paredes y Zapater. Un s¨ªntoma de los nubarrones que acechan a un grupo distinguido pero angustiado por el descenso.