Espa?a y la inmigraci¨®n
?Justifica el fen¨®meno de la inmigraci¨®n un aumento en la sociedad espa?ola de actitudes reprobables? Para algunos parece que s¨ª. En cambio, los que miran el lado positivo de las cosas ven este fen¨®meno como algo enriquecedor, aunque s¨®lo sea por el aspecto econ¨®mico. Incluso olvidando el drama humano que existe en los pa¨ªses de origen de los inmigrantes, el balance es siempre positivo para el pa¨ªs receptor: cuando un territorio, por las razones que sean, no es capaz de crecer demogr¨¢ficamente de modo aut¨®ctono, tiene que importar la mano de obra necesaria para poder mantener su desarrollo econ¨®mico y poder pagar las pensiones de sus mayores.
El hecho de que algunos partidos pol¨ªticos intenten utilizar la inmigraci¨®n como un fantasma para cosechar votos en las elecciones de turno no est¨¢ justificado. Hasta en una sociedad desarrollada alguien tiene que realizar las tareas duras. Hoy en Espa?a, en Europa, en los pa¨ªses desarrollados, hay muchos sectores econ¨®micos que se paralizar¨ªan si no fuera por la mano de obra inmigrante; pensemos en la construcci¨®n, la hosteler¨ªa o la agricultura. Adem¨¢s, en una sociedad tan exigente como la que vivimos, donde tienen que trabajar los dos c¨®nyuges, es necesario que alguien cuide de los ni?os, atienda a los mayores y realice las tareas del hogar.
La inmigraci¨®n no s¨®lo es positiva para el pa¨ªs de acogida, tambi¨¦n contribuye mucho al desarrollo de los pa¨ªses de origen. Un ejemplo espectacular fue el caso espa?ol de los a?os sesenta y setenta del pasado siglo. ?Inmigraci¨®n irregular? No, claro. Pero esto no se combate lanzando soflamas, agitando fantasmas y extendiendo el miedo al que es diferente. Espa?a es la frontera sur de Europa y debe seguir reclamando la ayuda de sus socios de la UE en este asunto. Una pol¨ªtica com¨²n, hablar con una sola voz, es lo que le falta a Europa en ¨¦ste y muchos otros asuntos.
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