Un holograma 'made in China'

Apagar la antorcha ol¨ªmpica se ha convertido en uno de los principales entretenimientos en los que gente de medio mundo invierte parte de su tiempo de ocio. Ya no se hacen crucigramas o sudokus, ahora se intenta apagar ese cerillo que portan elegidos y voluntarios, siempre escoltados por un imponente efectivo policial.

Esa bengala de dise?o que quiere ser s¨ªmbolo del esp¨ªritu ol¨ªmpico y no puede, por dirigirse al destino al que se dirige, se va a encontrar en su singladura con cientos de personas que se acerquen con el ¨²nico objetivo de conseguir que deje de arder.

Para ello no se va a escatimar en medios y recursos. Vamos a ver extintores, cubas de agua... todo va a ser poco. Son muchos los obst¨¢culos que va a tener que sortear. Muchos, que en realidad son pocos, si los comparamos con los que tiene que superar la libertad para abrirse paso en China.

Estos Juegos van a ser una demostraci¨®n de grandeza del gigante asi¨¢tico. Veremos espectaculares coreograf¨ªas en las que sujetos perfectamente uniformados danzar¨¢n reproduciendo id¨¦nticos movimientos de forma simult¨¢nea. Veremos estupendos estadios e instalaciones deportivas, y una impecable organizaci¨®n.

Todo ello no ser¨¢ m¨¢s que una ilusi¨®n, un embuste ¨®ptico, un holograma que el totalitario r¨¦gimen comunista proyecte para camuflar la realidad. Una realidad en la que el disidente es perseguido; los derechos humanos, violados, y cualquier m¨ªnimo atisbo de libertad, extinguido. Una realidad que dista bastante de los valores que aspira a encarnar eso que llamamos esp¨ªritu ol¨ªmpico.