Abe Osheroff, brigadista que luch¨® en la Guerra Civil espa?ola
Particip¨® tambi¨¦n en las protestas tras la condena a Sacco Vanzetti y por los derechos de la poblaci¨®n negra de EE UU
Abe Osheroff fue uno de los casi 3.000 brigadistas estadounidenses que lucharon contra Franco durante la Guerra Civil espa?ola. Aquella decisi¨®n que marc¨® su vida tuvo, seis d¨ªas antes de morir, la recompensa que le negaron seis d¨¦cadas de historia olvidada: el 30 de marzo se inauguraba en San Francisco el primer y ¨²nico monumento que Estados Unidos le ha dedicado a los hombres que decidieron voluntariamente unirse a la lucha contra el fascismo en Espa?a.
Aquel d¨ªa s¨®lo quedaban 39 vivos de los cuales 11, entre ellos Osheroff, acudieron a una emotiva ceremonia en la que este hombre de 92 a?os tuvo la oportunidad de darle las gracias a aquella ciudad "por hacernos inmortales" y sobre todo, de recordarle al mundo "que pese a que quedamos pocos, estamos hechos de una pasta que no se desvanece, con o sin monumentos".
Osheroff fallec¨ªa el 6 de abril de un ataque al coraz¨®n. Otros dos brigadistas, Abe Smorodin, de 92 a?os y Ted Belfort, de la misma edad, mor¨ªan un d¨ªa despu¨¦s, como si hubieran esperado a ver erigirse aquel monumento antes de partir. Los tres dejaron este mundo con la satisfacci¨®n de sentirse reconocidos en su propio pa¨ªs por unos ideales que como subray¨® el propio Osheroff durante la ceremonia, no pueden perderse porque "los bastardos nunca dejar¨¢n de ser malvados y los seres humanos decentes nunca se rendir¨¢n en su lucha".
Osheroff, nacido en Brooklyn en una familia de inmigrantes jud¨ªos rusos, entr¨® en pol¨ªtica con apenas 12 a?os, cuando se uni¨® a las protestas contra la condena a muerte de los anarquistas Sacco y Vanzetti en los a?os veinte. Estudi¨® en Nueva York y se afili¨® al partido comunista pero su llamada estaba en los sindicatos, donde trabaj¨® organizando a los obreros de Pensilvania antes de partir para luchar en la Guerra Civil espa?ola. El d¨ªa de su muerte a¨²n conservaba su carn¨¦ del sindicato de carpinteros. Su decisi¨®n de unirse a los brigadistas la tom¨® tras ver las noticias sobre el bombardeo nazi de Gernika. A pocas millas de la costa espa?ola, el barco que le llevaba a Espa?a se hundi¨® y tuvo que llegar a nado. Luch¨® en diferentes batallas, incluida una bronca personal con el mism¨ªsimo Ernest Hemingway, que le acus¨® de robarle su comida, algo que el propio Osheroff reconoci¨®. En agosto de 1938 le hirieron y regres¨® a Estados Unidos.
Pero como para la mayor¨ªa de los miembros de la Brigada Abraham Lincoln, el retorno no fue f¨¢cil. Tras el final de la II Guerra Mundial los conservadores estadounidenses les hicieron la vida imposible, identific¨¢ndoles con el enemigo de entonces, los comunistas y allegados. Pero las continuas persecuciones a las que fue sometido no le amedrentaron. Tras presentarse sin ¨¦xito a las elecciones a concejal de Nueva York en 1940, realiz¨® todo tipo de trabajos pero siempre con un pie en el compromiso pol¨ªtico: organiz¨® equipos de estadounidenses para viajar a Nicaragua y colaborar con el Gobierno de izquierdas que despu¨¦s fue derrocado con la ayuda de Estados Unidos, fue un vocal opositor a la guerra de Vietnam e incluso luch¨® contra las inmobiliarias en la costa de California. Tras llegar a Misisipi en 1964 para ayudar en la lucha por los derechos civiles de la poblaci¨®n negra, sufri¨® un intento de asesinato del que sali¨® ileso. Hace apenas un a?o a¨²n se le pod¨ªa ver protestando en Seattle contra la guerra de Irak. Durante una sentada en 2006, sufri¨® el ¨²ltimo de los m¨²ltiples arrestos de su vida. "Mi barco se hunde, pero mis ca?ones siguen disparando. Otra forma de decirlo es que tengo un pie en la tumba y otro bailando", dijo durante una entrevista reciente.
Osheroff firm¨® un celebrado documental sobre s¨ª mismo: Dreams and Nightmares, en 1974, que consigui¨® diversos premios en Europa y en el que relataba su odisea de Brooklyn a Espa?a. A?os despu¨¦s realizar¨ªa otro filme sobre p¨®sters de la ¨¦poca de la Guerra Civil espa?ola.
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