La cruz resiste en la Espa?a laica
- Los cargos p¨²blicos pueden jurar o prometer, pero siempre ante el crucifijo - La verdadera modernizaci¨®n del Estado a¨²n tiene asignaturas pendientes
La estampa de modernidad que exhibe Espa?a estos d¨ªas, con una ministra de Defensa joven y embarazada y el Gobierno m¨¢s paritario de la UE, tiene un canto apolillado. La toma de posesi¨®n ante el crucifijo sigue se?alando la asignatura pendiente de Espa?a como Estado laico y aconfesional. Un pa¨ªs en el que militares y polic¨ªas desfilan en procesiones religiosas, donde a¨²n quedan cruces en colegios o donde la Iglesia nombra a capellanes castrenses.
?Por qu¨¦ los ministros juran o prometen el acatamiento a la Constituci¨®n ante una Biblia y un crucifijo, al modo impuesto por el dictador Franco? ?Debe ser el ritual de los actos p¨²blicos el propio de un Estado confesional? ?Tendr¨ªa tambi¨¦n derecho un futuro ministro musulm¨¢n -ya son m¨¢s de un mill¨®n en Espa?a- a exigir el Cor¨¢n? Para los defensores de la sociedad laica, im¨¢genes como la reciente toma de posesi¨®n del Gobierno, pero tambi¨¦n otras manifestaciones de privilegio de la religi¨®n cat¨®lica, desde el Concordato hasta su financiaci¨®n, son acicates para una batalla que se presume larga.
Los menos escrupulosos a la hora de relacionar pol¨ªtica y religi¨®n apelan a las costumbres.
Durante la campa?a electoral, un periodista de EL PA?S pregunt¨® al presidente Rodr¨ªguez Zapatero por la liturgia cat¨®lica en actos p¨²blicos como la toma de posesi¨®n de los ministros. El presidente no se mostr¨® partidario de modificar un procedimiento que preside el Rey. Porque es all¨ª, en la sala de audiencias de la residencia oficial de los Reyes, donde el acto de promesa o juramento tiene lugar cada vez que hay cambio de Gobierno.
Pero los signos religiosos no tienen base legal. El protocolo est¨¢ regulado por un decreto de 1979 que permite elegir entre prometer y jurar el acatamiento a las normas constitucionales y lealtad al Rey, aunque no hace referencia a los s¨ªmbolos religiosos. Jurar implica "afirmar o negar una cosa, poniendo por testigo a Dios, o en s¨ª mismo, o en sus criaturas", seg¨²n el diccionario de la RAE.
Y es precisamente esa invocaci¨®n divina el argumento que esgrime un portavoz oficial del Palacio de la Zarzuela para no abordar un eventual cambio de costumbres: "Jurar por Dios requiere la presencia de sus s¨ªmbolos. Mientras no se modifique el decreto, nosotros no alteraremos el escenario".
Sin embargo, diputados y senadores acatan los preceptos constitucionales a comienzo de cada legislatura con una f¨®rmula muy similar, y en el Parlamento no resultan visibles ni biblias ni crucifijos. A lo m¨¢s que llegan los pol¨ªticos es a distinguir entre "jurar" o "prometer" la posesi¨®n del esca?o. Los ministros y parlamentarios del PP suelen jurar el cargo y los socialistas, prometerlo. ?Es conservador jurar y progresista prometer? Sem¨¢nticamente, no. Jurar es tambi¨¦n "someterse fielmente a los preceptos constitucionales de un pa¨ªs", en tanto "prometer" garantiza "la certeza de lo que se dice".
El diputado socialista Victorino Mayoral, presidente de la laicista Fundaci¨®n Cives, se?ala que "se ha sobrentendido durante toda la democracia que quienes prometen invocan compromisos c¨ªvicos y quienes juran, valores religiosos". Es el caso del cat¨®lico Jos¨¦ Bono, el ¨²nico ministro de los gobiernos de Rodr¨ªguez Zapatero que ha jurado en lugar de prometer -fue en 2004, durante la toma de posesi¨®n de la cartera de Defensa-. Tambi¨¦n tiene presente a Dios en este tipo de ceremonias p¨²blicas el diputado del PP Vicente Mart¨ªnez Pujalte, para quien jurar el acta de diputado "es un compromiso ¨ªntimo de presente y de futuro". "Yo creo que existe Dios y creo que existe el m¨¢s all¨¢. Y cuando me comprometo pienso en la trascendencia, en que lo que estoy haciendo sobrepasa el momento presente y abarca mi religiosidad", se explica.
Mart¨ªnez Pujalte no tiene claro, sin embargo, si deben permanecer los s¨ªmbolos cat¨®licos en las tomas de posesi¨®n como recordatorio de la supremac¨ªa de la religi¨®n cat¨®lica en Espa?a. "Yo soy economista, s¨¦ de inflaci¨®n. De eso que pregunta, no s¨¦. No lo he pensado. No me molestan esos s¨ªmbolos".
A Celia Villalobos, ministra de Sanidad con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, tampoco le molestan las biblias y los crucifijos, aunque ella no los use. "Siempre he prometido los cargos, forma parte de mi compromiso ¨¦tico. Eso de jurar es para los cat¨®licos practicantes", dice. Desde que estaba en Alianza Popular, Villalobos era ya excepci¨®n en su partido. "El d¨ªa que promet¨ª, en 1984, el acta de diputada, Manuel Fraga me mir¨® incr¨¦dulo y pregunt¨®: ?Y esta ex¨®tica, quien es?", recuerda, ri¨¦ndose.
No ha estado sola. En el PP, Josep Piqu¨¦, Crist¨®bal Montoro, Jaume Matas y Francisco ?lvarez Cascos tambi¨¦n fueron ministros con Aznar tras prometer el cargo.
Pero no todos han sido tratados con tolerancia. Enrique S¨¢nchez Motos, dirigente de la Iglesia de Unificaci¨®n -conocida como Iglesia Moon- iba a ser nombrado, en septiembre de 1996, jefe del gabinete t¨¦cnico de la subsecretar¨ªa de Justicia. Ya se hab¨ªa despedido de sus compa?eros del Ministerio de Hacienda cuando el que iba a ser su jefe le pregunt¨® por sus creencias religiosas con vistas a preparar la Biblia para su toma de posesi¨®n. Reveladas ¨¦stas, el nombramiento fue revocado. "Nunca nadie ha durado menos en un cargo", bromeaba en este peri¨®dico hace pocos a?os.
S¨¢nchez Motos olvid¨® el incidente y no recurri¨® al Tribunal Constitucional, que en otros casos ha sentado doctrina. Los catedr¨¢ticos de Derecho Eclesi¨¢stico Jos¨¦ Mar¨ªa Contreras y ?scar Celador la recogen en su informe Laicidad, manifestaciones religiosas e instituciones p¨²blicas. Citan, entre otros, el caso del sargento que se neg¨® a participar en Valencia en un homenaje militar a la virgen de los Desamparados, designada en 1810 capitana general de la regi¨®n de Levante. Y el conflicto del polic¨ªa que rehus¨® participar obligatoriamente en una procesi¨®n de Semana Santa de cuya cofrad¨ªa, la Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jes¨²s el Rico, era su unidad miembro de honor. En ambos casos, el tribunal ampar¨® el derecho de los represaliados a no participar en tan castizos actos por motivos de conciencia. Tambi¨¦n recogen en el informe el denominado caso Buscarini, por el que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos conden¨® a San Marino. Este peque?o Estado oblig¨® a sus parlamentarios a jurar el cargo sobre los evangelios cat¨®licos. El tribunal dictamin¨®, seg¨²n los mencionados catedr¨¢ticos, que "la presencia de s¨ªmbolos religiosos en los actos de toma de posesi¨®n de cargos o funcionarios p¨²blicos representa una vulneraci¨®n del derecho a la libertad de conciencia y supone la ruptura de las reglas del Estado democr¨¢tico y, por lo tanto, del principio de laicidad".
Aunque son conscientes de que falta a¨²n mucho trecho por recorrer, los impulsores de una sociedad m¨¢s acorde con la aconfesionalidad que consagra la Constituci¨®n ven signos positivos de laicidad. "Antes era raro el colegio que no contaba con un crucifijo en clase. Incluso formaba parte de la financiaci¨®n p¨²blica en el apartado de mobiliario escolar. Ahora este cap¨ªtulo de gasto ya no existe", se?ala el diputado Mayoral, que juzga la presencia de la cruz como "herencia del nacionalcatolicismo". El catedr¨¢tico de Derecho Eclesi¨¢stico Oscar Celador aconseja a los ministros, cat¨®licos o no, que tengan la Constituci¨®n como referente ¨²nico: "Si echan de menos los s¨ªmbolos religiosos, nadie les impide llevar medallas bajo la ropa".
Cada pa¨ªs, un sistema
- Estados Unidos. El presidente puede elegir si ?jura? o ?afirma? defender la Constituci¨®n. Pese a ser un estado laico, el electorado es mayoritariamente cristiano, as¨ª que la inmensa mayor¨ªa de los presidentes ha jurado con la mano sobre la Biblia, y a las palabras contempladas en la Constituci¨®n a?aden una coda: ?Ay¨²dame, Dios?. Pocos se han saltado esa tradici¨®n. Entre ellos, Theodore Roosevelt en 1901.- Francia. No hay juramento ni ceremonia oficial de toma de posesi¨®n del primer ministro ni de los miembros del Ejecutivo. La estricta aplicaci¨®n del principio del Estado laico impedir¨ªa, en cualquier caso, la utilizaci¨®n de s¨ªmbolos religiosos. La toma de posesi¨®n del presidente de la Rep¨²blica tampoco tiene gui¨®n preestablecido.- Italia. El jefe de Gobierno y sus ministros juran en las manos del presidente de la Rep¨²blica y ni ¨¦se ni otros actos relevantes conceden protagonismo a los s¨ªmbolos religiosos. La pol¨¦mica es la omnipresencia de crucifijos en tribunales y escuelas, basada en normas aprobadas durante el ventenio fascista. En los juicios se ha sustituido la formula del ?juro decir la verdad? por el ?prometo?. Pero los crucifijos siguen colgando de las paredes, con el consentimiento de una clase pol¨ªtica repleta de cat¨®licos en pr¨¢cticamente todos los partidos.- Alemania. Por sentencia del Tribunal Constitucional, el Gobierno est¨¢ obligado a retirar de las escuelas p¨²blicas los crucifijos cuando al menos un alumno de cada clase lo haya reclamado.- Reino Unido. Los diputados proclaman su adhesi¨®n a la reina y sus herederos. Es un juramento ?ante Dios todopoderoso?, con un ejemplar del Nuevo Testamento en la mano. El sistema tiene objeciones, como la de los diputados norirlandeses del Sinn Fein, opuestos a someterse a la obediencia de la corona. Han sido sistem¨¢ticamente excluidos del Parlamento.Con informaci¨®n de P. Tubella (Londres), D. Alandete (Washington), J. M. Mart¨ª Font (Par¨ªs) y A. Rizzi (Madrid).
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