Isabel Coixet cocina una raci¨®n de claustrofobia rom¨¢ntica
Pen¨¦lope Cruz se encierra en el universo de Philip Roth
Aviso a navegantes: en la ¨²ltima pel¨ªcula de Isabel Coixet (Barcelona, 1960) no hay estallidos popdram¨¢ticos, ni disertaciones repletas de aciertos al estilo Cosas que nunca te dije (1996) o Mi vida sin m¨ª (2003). Hay di¨¢logos incisivos, por supuesto, aunque ante todo hay sobriedad, elegancia, claustrofobia y no tanto sexo como en la novela original en la que se basa el gui¨®n, El animal moribundo, de Philip Roth. "S¨ª, va del amor, la muerte, la ausencia, el dolor, el sexo... ?No puedo m¨¢s!". Coixet estalla en carcajadas. Tras un d¨ªa de promoci¨®n, la charla le sirve de descompresi¨®n. Ha dirigido Elegy, y en el proceso ha ganado unas batallas y perdido otras. "Cuando volaba a Los ?ngeles a negociar con los productores, escrib¨ª un listado de cosas irrenunciables. Hice de operadora y me puse detr¨¢s de la c¨¢mara. Cambi¨¦ el gui¨®n. Contrataron a los actores que quise. He perdido la discusi¨®n con el t¨ªtulo".
Coixet vuelca siempre mucho de s¨ª misma en su cine: "Nunca he vivido atenta a las miradas de los hombres. Y ahora a¨²n menos. Por eso estaba preparada para Elegy. Conozco a los hombres mejor que a las mujeres. Porque nosotras somos m¨¢s impredecibles. Vosotros, con honros¨ªsimas excepciones, ten¨¦is comportamientos m¨¢s obvios. Entiendo que alguien valore su independencia y que huya del compromiso. Pero lo que m¨¢s perjudica las relaciones entre ambos sexos es que a los hombres os cuesta mucho aceptar que os quieran. Aunque aviso: yo no soy la doctora Hite, y adem¨¢s pienso que las mujeres tambi¨¦n metemos la gamba".
De s¨¢tiro sexual a profesor enamorado. El gui¨®n de Nicholas Meyer -que ya hab¨ªa adaptado La mancha humana- revolucion¨® la historia de David Kepesh y su alumna cubana. Coixet remat¨® -con, por ejemplo, un nuevo final- la jugada. "Le tengo mucha man¨ªa a Casanova. Es un rollo. Es que con el sexo, la historia acaba enseguida. Y reconozco su importancia. Sin embargo, hay sentimientos que dan m¨¢s juego. Habl¨¦ con Philip Roth. ?l insist¨ªa mucho en la secuencia en la que Consuelo le hace a David una fellatio, ¨¦l le arranca el pelo y ella le muerde. Roth me lo ley¨® cinco veces, repiti¨¦ndome el ruidito de los dientes. Y al final le confes¨¦ que yo era de Barcelona y que aquello no me escandalizaba en absoluto". Fuera del gui¨®n. Y Roth no muy contento, probablemente porque El animal moribundo es autobiogr¨¢fica.
Y despu¨¦s, salto a Jap¨®n. Coixet est¨¢ acabando el gui¨®n de Mapa de los sonidos humanos, la obsesi¨®n de un coleccionista de sonidos y mujeres, una idea que le surgi¨® cuando una chica del mercado del pescado de Tokio se neg¨® a que Coixet la fotografiara. "Habr¨¢ una asesina a sueldo y ser¨¢ una historia muy Murakami [el escritor Haruki Murakami]. Ojal¨¢ ¨¦l haga un cameo". Con todo lo que r¨ªe Coixet, c¨®mo sufren sus personajes.
Seis a?os en el barco
La primera en llegar a Elegy fue Pen¨¦lope Cruz, contratada desde hace seis a?os. La actriz charla en una habitaci¨®n en la que una litograf¨ªa ilustra el mito de Pen¨¦lope, que tej¨ªa de d¨ªa y deshilaba de noche. La madrile?a, en cambio, teje y teje. Ahora ensaya con Pedro Almod¨®var Los abrazos rotos. "Pedro me provoca un miedo muy sano y, sobre todo, mucha adicci¨®n". Y despu¨¦s de ese rodaje llegar¨¢ Nine, el musical en el que cantar¨¢ y bailar¨¢ junto a Javier Bardem. "Ya he ensayado algunas coreograf¨ªas y tomado clases de voz. Me ilusiona mucho".De su Consuelo de Elegy, s¨®lo tiene buenas palabras: "Me obsesion¨¦ con el libro y con el personaje. Le conoc¨ªa como la palma de mi mano". Tambi¨¦n para Coixet: "Fue honesta. Luch¨® por lo que cre¨ªa. Y gan¨®".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.