Jueces, fiscal y psic¨®loga dejaron indefensa a la asesinada de Alovera
El Poder Judicial investiga los errores en el juzgado que debi¨® proteger a la v¨ªctima
Un juzgado colapsado, falta de medios, funcionarios suplentes que no saben ni lo que es una providencia, una psic¨®loga judicial con r¨¦cord de quejas que afirma que no hay malos tratos y que recomienda a la mujer maltratada que "supere su conflictividad de pareja", un juez que no responde a escritos desesperados de la v¨ªctima y que cree que no es necesario pedir un informe psiqui¨¢trico de un imputado con intentos de suicidio.
El juez no escuch¨® a la v¨ªctima, a pesar de que se incumpli¨® el alejamiento
El fiscal pidi¨® el archivo de la causa seis meses antes del crimen
Y, finalmente, un fiscal que pide el sobreseimiento de la causa. Ni el juez ni la psic¨®loga ni el fiscal creyeron a Sylvina Bassani, asesinada a tiros el pasado 10 de abril en Alovera (Guadalajara) junto a su pareja por su ex marido, el sargento Javier Lacasa. Un c¨²mulo de negligencias, desprop¨®sitos, dejadez y problemas estructurales de la administraci¨®n de justicia desembocaron en el doble crimen machista, seg¨²n se desprende de un informe elaborado por la Inspecci¨®n del Consejo General del Poder Judicial.
El juez no consider¨® necesario escuchar la declaraci¨®n de Sylvina, como ella ped¨ªa, despu¨¦s de varios incumplimientos de la orden de alejamiento. El doble crimen machista se produjo a pesar de que la v¨ªctima hab¨ªa encendido todas las alarmas. A pesar de que eran muchas las luces rojas que alertaban de que el asesino era una persona peligrosa. Pero nadie quiso enterarse o investigarlo en profundidad.
El informe de la Inspecci¨®n propone que se abran diligencias informativas; que se investigue lo ocurrido en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucci¨®n 5 de Torrej¨®n de Ardoz (Madrid) -encargado de la violencia machista- por el que pasaron cuatro jueces durante la tramitaci¨®n del caso de Sylvina. En cuanto a la actuaci¨®n de la psic¨®loga y del fiscal, deben ser la Consejer¨ªa madrile?a de Justicia (para quien trabaja la psic¨®loga) y la Fiscal¨ªa quienes inicien las investigaciones sobre la parte que les toca.
La primera denuncia de la v¨ªctima es de 29 de abril de 2005, pero ella se retract¨® de su declaraci¨®n y se archiv¨® el caso. El 1 de septiembre de 2006 volvi¨® a pedir ayuda. Esta vez, al d¨ªa siguiente, el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1 de Torrej¨®n -de guardia- dict¨® una orden de protecci¨®n con orden de alejamiento hacia ella y hacia el hijo de ambos, y la obligaci¨®n de entregar las armas de que dispusiera el imputado, sargento del Ej¨¦rcito. Se prohibieron las visitas entre padre e hijo.
Javier Lacasa, seg¨²n consta en el atestado de la Guardia Civil, que realiz¨® el 2 de septiembre una inspecci¨®n ocular de su coche, hab¨ªa intentado suicidarse por asfixia, conectando el tubo de escape al interior de su veh¨ªculo. Y, estando en dependencias policiales, dijo que lo iba a volver a intentar y se apret¨® el cuello con las manos. Estos eran los antecedentes de quien despu¨¦s fue descrito como una persona normal por una psic¨®loga del juzgado. En el procedimiento penal no se le hizo ning¨²n peritaje psiqui¨¢trico a pesar de que fue solicitado por la v¨ªctima. S¨®lo consta un informe psicosocial emitido por un trabajador social y por una psic¨®loga con r¨¦cord de quejas en su colegio profesional.
El juzgado de Primera Instancia e Instrucci¨®n n¨²mero 5, encargado de la Violencia sobre la Mujer, abri¨® unas diligencias previas el 4 de septiembre de 2006. Ese ¨®rgano llevaba tambi¨¦n el procedimiento de divorcio. A partir de ese momento, los escritos de los abogados de Sylvina Bassani fueron constantes, muchos de ellos informando de la vulneraci¨®n de la orden de alejamiento. El 25 de septiembre ya se comunican al juzgado unas primeras llamadas telef¨®nicas de Lacasa.
En noviembre de 2006 declararon dos testigos se?alando que Sylvina les hab¨ªa llamado en una ocasi¨®n muerta de miedo porque Lacasa hab¨ªa enfurecido debido a que ella deb¨ªa viajar a Boston a un congreso -la v¨ªctima era doctora en microbiolog¨ªa-. Cuando fueron a su domicilio vieron una c¨®moda rota y decidieron acogerla en su casa. Ante la psic¨®loga que determin¨® que ¨¦l era una persona normal y no un maltratador, Lacasa reconoci¨® que ese d¨ªa, por el viaje, hab¨ªa enfurecido y tirado al suelo una televisi¨®n.
El informe de la Inspecci¨®n acredita que los abogados presentaron en la causa penal 28 escritos. Los jueces los fueron contestando -en algunos casos dos o tres meses despu¨¦s y no siempre respondiendo a todas las peticiones- hasta el 2 de agosto de 2007. Desde entonces y hasta el 8 de abril de 2008 (ocho meses), silencio absoluto: el juzgado no vuelve a responder a ning¨²n requerimiento del abogado. En total se presentaron ocho escritos durante este periodo, que han aparecido grapados al procedimiento y que no fueron estudiados por el juez.
Una de las cuestiones que los abogados pidieron en reiteradas ocasiones fue que se celebrara la comparecencia del art¨ªculo 505 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, la que se celebra para pedir el ingreso en prisi¨®n del imputado. El letrado la ped¨ªa ante la vulneraci¨®n continuada de la orden de alejamiento. Algunas de estas peticiones ni siquiera fueron respondidas por el juez. Tampoco se contest¨® a la petici¨®n de que se solicitara al Ministerio de Defensa que impidiera al agresor acceder a las armas.
El fiscal pidi¨® el sobreseimiento del caso en noviembre de 2007 sin dar cr¨¦dito a las acusaciones de la v¨ªctima. Tampoco crey¨® necesario pedir m¨¢s pruebas. Pero esta petici¨®n de archivo no fue notificada a la v¨ªctima: a d¨ªa de hoy, el abogado de Sylvina no tiene constancia de ella.
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