Las urbanizaciones con campo de golf gastan cinco veces m¨¢s agua
Un informe considera insostenible el modelo de macrourbanizaciones
La popularizaci¨®n de los campos de golf en la Comunidad Valenciana no lleg¨® de la mano de la demanda interna sino del boom urban¨ªstico vivido en la ¨²ltima d¨¦cada. Por ello, el grueso de los proyectos ha estado, y sigue estando, unido a la construcci¨®n masiva de viviendas.
"El campo de golf act¨²a de tractor de demandas", seg¨²n los expertos
Si embargo, esta propuesta es, seg¨²n revela un estudio, insostenible por la fractura territorial y social que conlleva y el despilfarro de recursos h¨ªdricos (una casa de estos complejos consume de cuatro a seis veces m¨¢s agua que una tradicional). Seg¨²n sus datos en una ciudad compacta el consumo medio, en el tercer trimestre del a?o, ronda los nueve metros c¨²bicos por abonado y mes. Sin embargo, en urbanizaciones con jard¨ªn y campo de golf en el mismo periodo el consumo se dispara entre 25 y 40 metros c¨²bicos por abonado y mes. Seg¨²n el informe, en urbanizaciones extensas, con jardines individuales, puede llegar hasta 55 metros c¨²bicos de agua de consumo mensual.
Con todo, la apuesta por esta f¨®rmula urban¨ªstica (campo de golf con su respectiva macrourbanizaci¨®n a la sombra) est¨¢ vigente en el ideario empresarial. Prueba de ello son las recientes declaraciones del presidente de la patronal alicantina, Modesto Crespo. El patr¨®n defend¨ªa hace una semana que los campos de golf "normalmente precisan de PAI".
Sin embargo, los tiempos han cambiado y el par¨®n de la construcci¨®n, pero tambi¨¦n la apuesta por la cohesi¨®n territorial y el respeto a la sostenibilidad medioambiental lleva a cuestionar el modelo. A ello hay que a?adir que el ¨²nico factor inmutable es el d¨¦ficit h¨ªdrico que sufre buena parte del territorio valenciano y que le obliga a depender aportes ajenos a sus recursos naturales para evitar restricciones. En esta l¨ªnea, un estudio sobre el impacto territorial de los campos de golf y las operaciones asociadas en la Comunidad Valenciana y Murcia, elaborado por la Universidad de Alicante por encargo de la secretar¨ªa de Estado para el Territorio y la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, propone reorientar la apuesta.
El informe, dirigido por el catedr¨¢tico de Urban¨ªstica de la UA, Jos¨¦ Ram¨®n Navarro, y por el profesor de Urban¨ªstica y Ordenaci¨®n del Territorio, Armando Ortu?o, estima que en la Comunidad Valenciana hay alrededor de un centenar de campos de golf proyectados, tramit¨¢ndose o en ejecuci¨®n, seg¨²n datos de mayo de 2007. Y pr¨¢cticamente todos ellos asociados a la construcci¨®n de viviendas. Esta cifra supondr¨ªa del orden de medio mill¨®n m¨¢s de casas con capacidad para un mill¨®n de personas. El documento detalla que, de media, estos proyectos ocupan una superficie de entre 250 hect¨¢reas y 300 hect¨¢reas y en ellos se prev¨¦n entre 2.500 y 3.500 viviendas. El campo de golf, de 18 hoyos, suele ocupar 50 hect¨¢reas. Son, como resume Navarro, "piezas enormes con un fuerte impacto territorial". Instalaciones, subrayan los directores del informe, concebidas como "ciudades privadas" que crean una "fractura territorial y social".
El informe destaca que un campo de golf medio con viviendas puede elevar la poblaci¨®n de un municipio hasta en un 200%, lo que afecta a la l¨ªnea de la flotaci¨®n de los servicios p¨²blicos.Los servicios que demandan especialmente se refieren al apartado sanitario porque los analistas han detectado que la edad media de los propietarios de las nuevas viviendas es de 50 a?os y que m¨¢s del 40% son jubilados. La utilizaci¨®n del veh¨ªculo privado, por otro lado, es mucho m¨¢s intensiva en este tipo de viviendas diseminadas. La posesi¨®n del veh¨ªculo privado es de 700 por cada mil habitantes, cuando esta proporci¨®n es la mitad en una ciudad de tama?o medio. Cap¨ªtulo aparte precisa el problema de los recursos h¨ªdricos.
Los expertos Navarro y Ortu?o insisten en que el "problema" no es el riego del campo de golf, para el que se recurre a las aguas depuradas principalmente y en menor medida a la desalaci¨®n, sino el agua que consume el parque de viviendas. Los directores del estudio, de hecho, han recopilado datos que indican que el consumo de agua de estas viviendas es entre cuatro y seis veces superior al de una casa en una poblaci¨®n tradicional. A ello hay que sumar "los caudales de agua generados por la demanda inducida por los nuevos servicios y equipamientos" y que pueden elevar la demanda a un tercio m¨¢s.
Navarro y Ortu?o insisten en "que no es cierto que para que el campo de golf sea viable econ¨®micamente se necesitan las viviendas, sino que ocurre al rev¨¦s y es el campo de golf el que act¨²a de tractor de demandas". Los dos acad¨¦micos critican que en la Comunidad Valenciana se carece de una estrategia territorial y ambiental "coherente" para localizar los campos de golf, que se construyen seg¨²n la decisi¨®n de la iniciativa privada. Explican tambi¨¦n que aunque la ley de golf auton¨®mica "aporta contenidos v¨¢lidos" presenta "importantes debilidades". As¨ª, por ejemplo, la ley proh¨ªbe "expresamente" los proyectos de viviendas con campos de golf (los que hay son anteriores) pero tambi¨¦n da la posibilidad de situar operaciones residenciales "pegadas" al campo.
Los profesores defienden igualmente que un campo de golf "sin aporte masivo de viviendas, bien proyectado, bien localizado y bien gestionado ambientalmente" puede contribuir a revitalizar municipios peque?os y medianos siempre que el complejo no est¨¦ segregado del n¨²cleo urbano, que la actividad deportiva se integre en la del municipio o que el emplazamiento no destruya suelo agr¨ªcola de calidad como sucede en el 80% de los campos de golf analizados. En la Comunidad Valenciana hab¨ªa a mediados del a?o pasado 22 campos de golf.
Navarro y Ortu?o proponen un cambio de modelo porque el actual es "insostenible" ya que va a generar unos costes "dif¨ªciles de asumir". Para ello es preciso una pol¨ªtica "m¨¢s vigorosa" desde el punto de vista territorial que no contin¨²e apostando por los proyectos de campo golf asociados a una "oferta masiva de viviendas".
Los autores, por el contrario, creen que una v¨ªa de trabajo viable ser¨ªa que ganar¨¢n peso los complejos asociados a resorts hoteleros, que generan m¨¢s riqueza y tienen menos impacto territorial y medioambiental. Y, por ¨²ltimo, apuestan por los campos p¨²blicos de nueve hoyos (durante su an¨¢lisis han comprobado que los deportistas reclaman campos de golf p¨²blicos), que permiten que se instalen un n¨²mero mayor que compensan "la creaci¨®n de riqueza en todo el territorio". En la actualidad, el ¨²nico campo de golf p¨²blico en la Comunidad Valenciana se construy¨® en 1960 en Castell¨®n.
Urbanizaciones con campos de golf
- Consumo de agua. El gasto medio de una vivienda es de 9 metros c¨²bicos por abonado y mes. En una urbanizaci¨®n con campo de golf con viviendas con jard¨ªn se llega a 55.
- Impacto territorial. Un campo de golf de 18 hoyos ocupa 50 hect¨¢reas. Con la urbanizaci¨®n se llega a 300. Ahora hay 100 campos de golf proyectados, en tr¨¢mite o en ejecuci¨®n.
- Transporte. En las urbanizaciones, el n¨²mero de coches, 700 por cada 1.000 habitantes, duplica al de las ciudades.
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