La pol¨ªtica 'sexy'
Verdad o mentira, investigaci¨®n o invenci¨®n, lo cierto viene a ser que la pol¨ªtica pide a voces alg¨²n aderezo sexy para entonar su atracci¨®n. Los pol¨ªticos a secas aburren a ciudadanos y a contertulios, parlamentarios y telespectadores. ?Pero qu¨¦ decir de ese l¨ªder que mostr¨¢ndose acaso sin el menor inter¨¦s dial¨¦ctico e intelectual liga con una joven codiciada y hermosa? A Sarkozy su affaire con Carla Bruni pareci¨® restarle popularidad. Los franceses no supieron tolerar, en plena ¨¦poca de crisis y de reformas abruptas, que su presidente exhibiera el voluptuoso recreo de un envidiable affaire. Con Putin se ha hecho patente la tentaci¨®n period¨ªstica por construir una historia parecida mediante el componente de la gimnasta Alina Kabayeva, con muchos menos a?os que ¨¦l y diputada parlamentaria. Divorcio inmediato de la esposa de toda la vida y enamoramiento expr¨¦s. Pronto, sin embargo, los desmentidos del mismo Putin han dejado la peripecia en fantas¨ªa.
El inter¨¦s del votante obtiene en todos estos lances materiales frescos para la conversaci¨®n social dentro del creciente ¨¢mbito com¨²n del chismorreo. Nuevos materiales para matar las horas, en oficinas y eventos mundanos, que siendo de parecido nivel mental al de los comentarios pol¨ªticos de todos los d¨ªas, adquieren, sin embargo, una condici¨®n m¨¢s festiva para el parloteo. Desde hace tiempo, los reiterados desayunos pol¨ªticos en las emisoras se presentan, no pocas veces, como el correlato de las brumosas salsas rosas de la sobremesa. Ahora, con hechos o con tentativas hacia nuevos hechos lascivos, sexualmente chocantes o escandalosos, se revela la conexi¨®n entre ambos mundos, que vienen a fundirse en la misma cultura general del (mejor o peor) entretenimiento.
Quiz¨¢ se est¨¦ redescubriendo en estos casos de hombre pol¨ªtico maduro y chica joven un machismo que evoca otros mundos y otros tiempos. Qui¨¦n sabe. Pero, ?qu¨¦ decir a la vez de la libre elecci¨®n de sus parejas? El juego con el mundo de la sexualidad ba?a ahora el territorio pol¨ªtico de la democracia como antes lo hizo con el mundo de los dictadores, los grandes imperios, la publicidad m¨¢s banal o los chats en mitad de las noches solitarias.
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