"Soy el mayor de los dragones"
Pregunta. ?El juego del ¨¢ngel es, otra vez, un libro dentro de un libro?
Respuesta. No. En La sombra del viento hab¨ªa ese juego. ?ste es un juego de ¨¢ngeles, de sombras y de misterios.
P. Ha dicho que los premios se curan con dos aspirinas. ?La Bayer le ha puesto un piso?
R. Los premios, no, las cr¨ªticas demasiado elogiosas. Dos aspirinas y una siesta. La Bayer no me ha puesto un piso, pero ahora que lo menciona, no estar¨ªa de m¨¢s. Yo soy gran consumidor de aspirinas. Me ha dado una idea.
P. ?Usted es un talento?
R. No s¨¦. Lo intento ser.
P. ?Est¨¢ por encima del bien y del mal o es mi vista?
R. No, no estoy por encima ni por debajo. Estoy m¨¢s o menos en medio, como todo el mundo.
P. Pues da la impresi¨®n de pasarse por el forro a la cr¨ªtica.
R. No. No me las paso por el forro. Lo que pasa es que no estoy obsesionado por una rese?a o por lo que alguien diga en un blog.
P. ?Se ve m¨¢s enfant t¨¦rrible o m¨¢s Daniel el Travieso?
R. Soy un poco viejo para ser enfant t¨¦rrible. Ni una cosa ni la otra. Hay quien me ve como muy travieso en muchas cosas. Pero yo intento parecer santito.
P. ?Mand¨® un jam¨®n a Joschka Fischer por la publicidad gratuita que le hizo de La sombra del viento?
R. No, no le envi¨¦ un jam¨®n. Si hubiera que enviarle un jam¨®n por cada libro de los que ¨¦l habla bien... Aunque ¨¦l tiene la gentileza de enviarme uno de sus libros cada vez que los publica.
P. ?Cu¨¢ntas aspirinas le cost¨® digerir los diez millones de ejemplares en 30 idiomas y 50 pa¨ªses de La sombra...?
R. Ninguna. Hubieran sido muchas si el libro no hubiera interesado a nadie. Las aspirinas no son para los ¨¦xitos, sino para las cr¨ªticas elogiosas o los comentarios altisonantes.
P. ?En su Cementerio de los Libros Olvidados est¨¢n Cartas a un joven espa?ol, de Aznar, o las memorias de C¨¦sar Antonio Molina?
R. A lo mejor les deniegan la entrada. A ambos.
P. "El beso no se puede ni se debe explicar a priori". ?Usted besa de repente?
R. No. Doy aviso.
P. ?Y la espa?ola cuando besa?
R. ?Besa de verdad? Depende de la espa?ola. Y depende de la frivolidad, que tiene diferentes grados.
P. ?Es partidario de los amores imposibles?
R. No especialmente. Normalmente, los amores imposibles no son amores. Hay una palabra t¨¦cnica, no s¨¦ si es infatuaci¨®n, que suena muy pedante.
P. Usted, para la infatuaci¨®n, ni dos aspirinas. No padece.
P. No. He padecido en mis a?os mozos, como todo el mundo.
P. Cuando The New York Times le compar¨® con un c¨®ctel entre Garc¨ªa M¨¢rquez, Borges y Umberto Eco, ?se pas¨® alg¨²n pueblo?
R. Una de las pocas ventajas que tienen los escritores es que no tienen que opinar sobre las opiniones que se vierten sobre ellos.
P. ?Carece de pasiones?
R. No. Tengo las mismas pasiones, las mismas fobias y las mismas man¨ªas que cualquier otra persona.
P. ?C¨®mo anda de tentaciones?
R. Creo que las tengo bien cubiertas.
P. ?En qu¨¦ ¨¢rea se mueven?
R. No sabr¨ªa decirle. Cuando las hay, normalmente sucumbo a ellas, y dejan de ser tentaciones.
P. "Los escritores no son tan famosos como los futbolistas, los pol¨ªticos o los asesinos en serie". ?A?ora ser alguno de ellos?
R. No [r¨ªe]. Yo estoy muy contento de ser lo que soy, y de ser mucho menos famoso. Para futbolista no tengo condiciones ni edad. Y para pol¨ªtico, edad, a lo mejor s¨ª; pero voluntad, ninguna.
P. Y ya de asesino en serie, ni hablar...
R. Tampoco. De momento no he sentido la tentaci¨®n de matar a nadie. Pero si la siento, ser¨¢ la primera en saberlo.
P. ?Se afinc¨® en Los ?ngeles por si le daban un papelito en Hollywood?
R. Pues no. Fue porque me apetec¨ªa. Y nunca he intentado ser actor.
P. ?Tiene alma?
R. No s¨¦. Tengo conciencia.
P. Usted con los dragones, Vargas Llosa con los hipop¨®tamos... ?Otras perversiones?
R. ?sta es muy inocente. La colecci¨®n de dragones, pobrecillos, no hacen nada, y yo, menos. Si tengo una afici¨®n es la m¨²sica. Es mi droga principal.
P. ?Es usted el mayor de sus monstruos?
R. Soy el mayor de los dragones, quiz¨¢s. Por eso colecciono los otros.
P. ?Qu¨¦ san Jorge tiene capacidad de matarle?
R. Interesante pregunta. Seguro que no faltan san Jorges que me quieran hacer desaparecer del mapa. Otra cosa es que puedan.
P. Asegura que casi nunca dice lo que piensa. ?Cu¨¢ntas bolas me ha metido?
R. Todas las que he podido. Es mi obligaci¨®n, en una entrevista como ¨¦sta.
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