De la obra fara¨®nica al faro tur¨ªstico
La Ciutat de les Arts i les Ci¨¨ncies naci¨® de una idea socialista denostada por el PP
En 1989, Joan Lerma, entonces presidente de la Generalitat, asumi¨® la idea de Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez Pi?ero, catedr¨¢tico de historia de la ciencia de la Universitat de Val¨¨ncia, de construir un museo cient¨ªfico en los terrenos del Jard¨ªn del Turia que lindaban con el Camino de las Moreras. Lerma encarg¨® a Antonio Ten, miembro del departamento universitario que dirig¨ªa L¨®pez Pi?ero, la creaci¨®n de un equipo que articulara el proyecto, del que formar¨ªa parte Francisco Rivas, Joaqu¨ªn Azagra, Antonio Aguilella, Bernardo Celda o Jos¨¦ Luis Vald¨¦s, entre otros. Aquel equipo visit¨® espacios de similares caracter¨ªsticas en M¨²nich, Canad¨¢ o Londres y elabor¨® un proyecto de evidente cariz pedag¨®gico: un ¨¢tomo servir¨ªa de gu¨ªa al visitante para mostrarle todas las facetas de la naturaleza. "Era una idea global, que pretend¨ªa tocar todos los aspectos de la ciencia", recuerda Azagra.
El complejo cumpli¨® esta semana pasada diez a?os
Tras una agria pol¨¦mica, el PP retom¨® el proyecto de Calatrava
El museo iba a ser el centro a partir del cual girar¨ªa un complejo, mitad cultural, mitad tur¨ªstico, que iba a servir para "hacer de Valencia un lugar emblem¨¢tico", seg¨²n expres¨® el propio Lerma en la presentaci¨®n de las obras, dos a?os despu¨¦s. La Ciutat de les Ci¨¨ncies, que era el nombre que el Consell daba a la iniciativa, constaba de una torre de comunicaciones de 370 metros de altura -la tercera m¨¢s alta del mundo en aquellos momentos-, un planetario y el museo de car¨¢cter cient¨ªfico cuyo contenido hab¨ªa coordinado Ten. El coste total de las obras se estimaba en unos 25.000 millones de pesetas, unos 150 millones de euros.
Aquel proyecto provoc¨®, desde el principio, el recelo de la oposici¨®n. El PP vio en la Ciutat de les Ci¨¨ncies, una "obra fara¨®nica", que s¨®lo servir¨ªa para hinchar el ego de los socialistas, impulsores de la iniciativa. La torre de comunicaciones fue el principal blanco de las cr¨ªticas e incluso un diario local de corte derechista lleg¨® a publicar que la altura del pirul¨ª pod¨ªa poner en peligro la seguridad de los aviones que aterrizaban diariamente en el aeropuerto de Manises. Sin embargo, la obra sigui¨® los cauces legales para su construcci¨®n: en mayo de 1991, el Consell aprob¨® la cesi¨®n de terrenos, cuatro meses despu¨¦s present¨® el proyecto dise?ado por Santiago Calatrava y, a finales de aquel a?o, dio luz verde a la constituci¨®n de una empresa p¨²blica que sirviera de puente para las concesionarias de las obras. Las obras se iniciaron a finales de 1994.
La intrahistoria de aquel proyecto es, sin embargo, diferente. El equipo que hab¨ªa dise?ado el museo no vio con buenos ojos la forma en que Santiago Calatrava conceb¨ªa el edificio. "Calatrava quer¨ªa luz donde el equipo de dise?o hab¨ªa pensado en oscuridad", dice una fuente cercana al grupo de ide¨®logos del museo. Tantas eran las divergencias que, en el momento de la presentaci¨®n de la maqueta, "no hab¨ªa nada para rellenarla", explica la misma fuente. Las disensiones no eran solo con Calatrava. La Consejer¨ªa de Econom¨ªa y Hacienda ten¨ªa una visi¨®n distinta de lo que ten¨ªa que ser el proyecto, que era "mucho m¨¢s realista", reconoce Azagra.
Con las obras adjudicadas y los fundamentos de la torre construidos, el PP accedi¨® a la Generalitat y no tard¨® en detener el proyecto. Jos¨¦ Luis Olivas, consejero de Econom¨ªa y Hacienda, orden¨®, el 5 de diciembre de 1995, la paralizaci¨®n de las obras y anunci¨® que el gobierno auton¨®mico redise?ar¨ªa la Ciutat de les Ci¨¨ncies "con una filosof¨ªa distinta". Tras cuatro meses de agria pol¨¦mica, en los que surgieron iniciativas de lo m¨¢s pintorescas, desde la edificaci¨®n de la zona hasta la sustituci¨®n de la torre por un surtidor de agua que fue bautizado por los medios como "el chorrito", el Consell decidi¨® retomar el proyecto de Calatrava.
La redefinici¨®n del complejo a?ad¨ªa el arte a la ciencia para conformar la Ciutat de les Arts i les Ci¨¨ncies, que manten¨ªa dos de los edificios proyectados por el gobierno de Lerma (el museo de las ciencias y el planetario), sustitu¨ªa el icono de la iniciativa socialista, la torre, por un palacio de la ¨®pera y a?ad¨ªa un nuevo elemento: un parque oceanogr¨¢fico. Calatrava redise?¨® su trabajo inicial y, el 20 de junio de 1996, present¨® su segundo proyecto, en el que ¨¦l se har¨ªa cargo del dise?o de tres de los edificios: L'Hemisf¨¨ric en forma de ojo humano, el Palau de les Arts, al que un periodista acu?¨® como "Mazinger" por su similitud con el personaje de un c¨®mic manga japon¨¦s, y el Museu de les Ci¨¨ncies. El mexicano F¨¦lix Candela, uno de los maestros del arquitecto valenciano, elaborar¨ªa el del Oceanogr¨¤fic. Despu¨¦s de dos a?os paradas, las obras se reanudaron en 1997.
El 21 de abril de 1998 abri¨® sus puertas al p¨²blico L'Hemisf¨¨ric. 11 meses despu¨¦s, con unas elecciones en puertas, el presidente Zaplana inaugur¨® el Museu de les Ci¨¨ncies Pr¨ªncipe Felipe, pese a que las obras no estaban terminadas y hubo que esperar 20 meses para que se abriera al p¨²blico. El 12 de diciembre de 2002, abri¨® L'Oceanogr¨¤fic, el mayor acuario construido en Europa. Y el 8 de octubre de 2005 la obra total se culmin¨® con la apertura del Palau de les Arts, que perdi¨® su condici¨®n inicial de sede de la Filmoteca para convertirse en un teatro de ¨®pera cuyo dise?o es muy similar a otro edificio de Calatrava: el Tenerife Opera House.
La mitad de la "obra fara¨®nica" que proyect¨® la administraci¨®n Lerma se ha erigido, en 10 a?os, en el principal faro tur¨ªstico de Valencia, como expresaba Gerardo Camps, vicepresidente segundo del Consell y presidente del consejo de administraci¨®n de la Ciutat de les Arts i les Ci¨¨ncies el pasado febrero: "Conlleva una contribuci¨®n anual en torno a los 144,7 millones de euros de renta generada, que contribuyen a una generaci¨®n y mantenimiento de 5.708 empleos". 10 a?os despu¨¦s, la imagen de Valencia en el mundo es la de un complejo tur¨ªstico y cultural cuya historia ha estado trufada de pol¨¦micas e improvisaciones.
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