El Madrid ya lo celebra
El conjunto de Schuster, dirigido por Gago y con Ra¨²l como puntal, doblega al Racing con solvencia y se queda a un paso de revalidar el t¨ªtulo
Higua¨ªn apunt¨® al ¨¢ngulo. Esto es novedoso. Contra su costumbre desaforada, se templ¨® y acomod¨® el cuerpo para evitar a To?o con un toque de zurda. El gol, en tiempo de descuento, puso al Madrid a un cent¨ªmetro del campeonato. Lo supo la hinchada desplazada al Sardinero, que lo celebr¨® con entusiasmo, y lo supieron los jugadores, que se abrazaron frente al banquillo profiriendo gritos simiescos: "Hu, hu, hu, huuu!". Los chicos estaban completamente fuera de s¨ª. Padec¨ªan el caracter¨ªstico ataque de felicidad de los equipos que se sienten en poder de la Liga.
El p¨²blico de El Sardinero ha descubierto que el folklore regional es capaz de evocar las viejas pasiones. Fue emocionante ver a la multitud entonando 'Voy a la fuente de Cacho'. La canci¨®n popular encendi¨® la mecha con una ola de armon¨ªas. Al pitido del ¨¢rbitro, el Racing estaba inyectado de entusiasmo. Se lanz¨® a la carga. Apret¨® a la l¨ªnea de medios del Madrid, y en los primeros segundos Tchit¨¦ tir¨® dos desmarques hacia la porter¨ªa y conect¨® dos pases. Los volantes del Madrid se desconcertaron. El bal¨®n qued¨® suelto, y Duscher aliment¨® al punta. Si Tchit¨¦ no consigui¨® quedarse solo ante Casillas fue gracias a la intervenci¨®n precisa de Pepe, que sali¨® al corte con el respaldo de Cannavaro y Heinze. A fuerza de ritmo y oficio, los defensas del Madrid fueron tejiendo una red impenetrable. La clase de punto de apoyo a partir de la cual el equipo entero se fue consolidando para sobrellevar la tarde ante un Racing punzante y tenaz.
RACING 0 - REAL MADRID 2
Racing: To?o; Pinillos, Morat¨®n, C. Navas, Ayoze; J. L¨®pez, Duscher, Colsa (Orteman, m. 81), O. Serrano (Smolarek, m. 57); Munitis (P. ?lvarez, m. 65) y Tchit¨¦. No utilizados: Coltorti; S. S¨¢nchez y Bolado.
Real Madrid: Casillas; S. Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze; Gago; Diarra, Sneijder (Baptista, m. 89); Robinho (Higua¨ªn, m. 75), Ra¨²l y Robben (Balboa, m. 33). No utilizados: Dudek; M. Salgado, Marcelo y Saviola.
Goles: 0-1 M. 13. Ra¨²l desv¨ªa un centro de Robinho. 0-2. M. 93. Higua¨ªn con la izquierda a pase de Balboa.
?rbitro: Mu?iz Fern¨¢ndez. Ense?¨® cartulina amarilla a O. Serrano, Morat¨®n, Tchit¨¦, Pinillos y Cannavaro (se perder¨¢ el partido contra el Athletic).
Unos 22.000 espectadores en El Sardinero.
Marcelino organiz¨® la defensa para vigilar a los extremos del rival. Funcion¨® un rato
El juego madridista ha dibujado una curva ascendente con Gago en el medio centro
El juego madridista ha dibujado una curva ascendente coincidiendo con el establecimiento de Gago en el medio centro. El argentino se ha liberado de sus aprensiones iniciales. El regreso de Diarra de la Copa de ?frica, hace dos meses, sirvi¨® a Schuster para decidirse. Fue un paso necesario, puesto que hasta ese momento sus vacilaciones ten¨ªan a los centrocampistas con los nervios de punta. El alem¨¢n dej¨® al africano en el banco y mantuvo a Gago en el equipo inicial. Este mensaje aclaratorio tuvo un efecto estimulante en Gago, que comenz¨® a carburar en la medida en que se serenaba. Perdido el miedo al fracaso, Gago jug¨® mejor. Le ayud¨® encontrar un ¨¢mbito de seguridad. La recuperaci¨®n de Sneijder le ha brindado a Gago algo parecido a una urna de cristal. Apoyado por el holand¨¦s y respaldado por una defensa infranqueable, el chico de Ciudadela es capaz de imprimir cierta cadencia en el juego del equipo. Eso hizo durante unos minutos en la primera parte. Aunque el Madrid no consigui¨® hacerse con la manija del partido, fueron momentos decisivos.
Marcelino organiz¨® a su defensa para que vigilara a los extremos del Madrid. El invento funcion¨® un rato. Robinho a la derecha, y Robben a la izquierda, no lograron encarar a sus oponentes con ventaja. El caso de Robben fue especialmente indecoroso. El hombre transit¨® por el partido quej¨¢ndose continuamente a Sneijder, que hizo las veces de su asistente personal. Robben es de los que juegan mostrando el escalaf¨®n. Espera en la raya y grita. Sneijder, un chico puntual, le pas¨® cinco balones. La respuesta fue siempre la misma: Robben enganch¨® hacia adentro, o descarg¨® en el volante. Nunca se fue. Nunca se anim¨®. Este orden de cosas cambi¨® con la aparici¨®n de Robinho. Harto de esperar un pase de Diarra en la otra banda, el brasile?o se traslad¨® a la regi¨®n holandesa. Esta duplicidad dej¨® a Pinillos sin respuesta. Acomodado en la espalda de Robben, el lateral racinguista perdi¨® el rastro de Robinho, que se march¨® solo, recibi¨® de Sneijder y centr¨® a pierna cambiada sin que nadie lo estorbara. Lo que sigui¨® fue una cadena de errores. Morat¨®n no lleg¨® al despeje y To?o se repleg¨® inexplicablemente. El portero no sali¨® a buscar un bal¨®n que era suyo y Ra¨²l se le interpuso en un intento de desviar el bal¨®n a la red. No se sabe si Ra¨²l consigui¨® su objetivo, o si la pelota le pas¨® a un cent¨ªmetro de la bota. Iba en trayectoria de gol. Y fue gol.
El Madrid sac¨® el m¨¢ximo r¨¦dito de su ¨²nico tiro entre los tres palos en la primera parte. La respuesta del Racing fue vehemente. Cort¨® la l¨ªnea de pase de Gago y lanz¨® a Tchit¨¦ hacia una aventura cada tres minutos. La defensa madridista no tuvo descanso. Empez¨® el partido en estado de agitaci¨®n y lo termin¨® peor. Hasta el tiempo a?adido el partido discurri¨® hacia la precipitaci¨®n. Contragolpe¨® el Racing, par¨® Casillas un par de remates y replic¨® el Madrid. Cuando los futbolistas dieron s¨ªntomas de agotamiento, los t¨¦cnicos revolvieron el banquillo en busca de m¨¢s velocidad. Smolarek entr¨® para los locales, Higua¨ªn y Balboa para los visitantes. En uno de estos fogonazos, decidieron los madridistas.
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