M¨¢s juezas que jueces
Las mujeres han dado el salto desde su exclusi¨®n total a ser mayor¨ªa en la Escuela Judicial - Siguen siendo minor¨ªa en los puestos de mando - ?Pero han impuesto otro estilo al juzgar?
La judicatura ha estado ligada hist¨®ricamente al hombre. En Espa?a, las mujeres tuvieron prohibido el acceso a la carrera judicial hasta 1966. Y tuvieron que pasar 11 a?os para que ingresara la primera mujer. Tres d¨¦cadas despu¨¦s, las tornas se han invertido. Los hombres son minor¨ªa en las facultades de Derecho y en las ¨²ltimas promociones de la Escuela Judicial. Esta incorporaci¨®n masiva ha propiciado que el n¨²mero de mujeres y hombres en los ¨®rganos judiciales, 1.967 y 2.322 respectivamente, se haya compensado. Si bien en la ¨¦lite de la judicatura el n¨²mero de mujeres es escaso.
S¨®lo una mujer preside uno de los 17 tribunales superiores
Las mujeres suman casi 2.000 jueces y magistradas, frente a 2.300 varones
Las chicas ya son mayor¨ªa en el ingreso a la Escuela Judicial
Montserrat Comas: "Se trata de lograr una composici¨®n equilibrada"
El Consejo General del Poder Judicial cre¨® en 2005 una comisi¨®n especial
Su objetivo es fomentar la igualdad de oportunidades
Mar¨ªa Eugenia Alegret no se considera excepcional a pesar de haber ingresado en la carrera judicial en 1980, cuando la toga era una prenda pr¨¢cticamente exclusiva del hombre. En sus comienzos tuvo que marcar las distancias, no quiso dar ni un atisbo de confianza a procuradores o abogados. Su fijaci¨®n era que la dejasen de ver como una mujer, una mujer joven adem¨¢s; quer¨ªa que la reconociesen como jueza, ¨²nicamente. "No quiero decir que fuese agresiva, simplemente ten¨ªa que estar en mi sitio".
Poco a poco y a base de trabajo, las cosas han adquirido relativa normalidad. Compatibilizar su vida profesional con su vida personal ha sido un h¨¢ndicap. Ha tenido que editar sentencias con alguno de sus hijos en brazos o evitando que manchasen de chocolate los autos que ten¨ªa que preparar. Ahora, ellos tienen 22, 20 y 15 a?os, y Alegret es la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, la ¨²nica mujer que ostenta esa responsabilidad en Espa?a, donde hay 17 tribunales superiores.
Con las estad¨ªsticas de las ¨²ltimas promociones de la Escuela Judicial se comprueba que el porcentaje de mujeres que ingresan en la judicatura es much¨ªsimo mayor que el de hombres. En la actual promoci¨®n, de 121 personas, hay un 59,85% de mujeres. En la anterior eran el 70% o que hace cuatro, el 68%.
Una vez que ingresan en la carrera judicial, seg¨²n explica el vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Javier Mart¨ªnez L¨¢zaro, transcurren unos tres a?os hasta que llegan a magistrados. Tanto las pr¨¢cticas de la Escuela como los a?os posteriores se realizan en diversos juzgados, los ¨²nicos ¨®rganos jurisdiccionales en los que el hay m¨¢s mujeres (el 52%) que hombres (48%). A partir de ah¨ª el porcentaje de mujeres cae en picado. Un informe de la asociaci¨®n de mujeres juristas Themis indica que las presidencias de las audiencias provinciales est¨¢n ocupadas por 45 hombres y 5 mujeres, la misma proporci¨®n que en 2005.
Un puesto por encima en el escalaf¨®n de la judicatura se encuentran los tribunales superiores de justicia de cada comunidad. S¨®lo Mar¨ªa Eugenia Alegret ostenta una presidencia. De estos nombramientos se encarga el CGPJ. Est¨¢ compuesto por un presidente y 20 vocales, de los cuales s¨®lo dos son mujeres. Una de las dos vocales, Montserrat Comas, por un lado cree que este Consejo, nombrado en 2001 y que est¨¢ pendiente de renovaci¨®n, es el primero que ha hecho algo por equiparar el papel de los hombres y las mujeres. Pero ese primer paso ha sido insuficiente.
Esta sensaci¨®n de haber sido part¨ªcipe del primer empuj¨®n para derribar el techo de cristal lo ilustra con el nombramiento que el Consejo ha hecho de seis mujeres para el Tribunal Supremo. Era la primera vez.
Generalmente a estos puestos se accedeentre los 50 y 60 a?os, la que tiene el 22,50% de las mujeres en la judicatura. Este dato echa por tierra, en parte, el argumento de que las mujeres a¨²n no han alcanzado la antig¨¹edad suficiente para llegar al cargo.
"Se trata de lograr una composici¨®n equilibrada, nunca hablamos de una paridad al 50% porque tampoco hay que ser tan dr¨¢sticos", dice Comas. Ella, m¨¢s que buscar un porqu¨¦ a la descompensaci¨®n entre hombres y mujeres en la ¨¦lite de la judicatura, prefiere continuar con el cambio de h¨¢bitos y resistencias. "Ha faltado una pol¨ªtica decidida. Simplemente con mirar la composici¨®n se puede hacer uno a la idea; no digo que los vocales est¨¦n en contra, pero romper las tendencias es mucho m¨¢s complicado. Est¨¢n acostumbrados a ver el m¨¦rito en los hombres".
Para romper esta inercia, el Consejo, a petici¨®n de Comas, cre¨® en 2005 una Comisi¨®n para la igualdad de oportunidades. "Los resultados, aunque son muy lentos, han servido como punto de partida para resolver una injusticia hist¨®rica", afirma. Fruto de este trabajo, el pleno del CGPJ, acord¨®, en junio de 2005, fomentar la presencia de mujeres jueces, juristas y de otras profesiones en los cursos de formaci¨®n de la carrera judicial, as¨ª como en los tribunales calificadores de las pruebas de oposici¨®n.
Adem¨¢s, en el mismo pleno se comprometi¨® a impulsar pol¨ªticas que favorezcan la promoci¨®n de las mujeres "con m¨¦ritos y capacidad" en los cargos gubernativos de la carrera judicial. Una medida en consonancia con la Ley de Igualdad. ?Es entonces cuesti¨®n de tiempo el ver a m¨¢s mujeres ocupar cargos de gobierno? "No necesariamente, es un proceso irreversible, pero no nos podemos quedar esperando. Estamos comprobando que la propia inercia no basta, hay que seguir trabajando", recalca Comas.
La conciliaci¨®n de la vida profesional con la vida familiar tambi¨¦n ha repercutido. Las mujeres, a pesar de trabajar, se encargan de los hijos en mayor medida que los hombres. Incluso entre matrimonios de jueces o magistrados. El pasado a?o, las 13 excedencias solicitadas fueron pedidas por mujeres para cuidar a sus hijos. Este factor repercute en la promoci¨®n de estas personas. En muchos casos se ve frustrada, o cuando menos obstaculizada.
Que las 1.967 mujeres que hay hoy en la judicatura representen el 45,86% refleja el pluralismo de la sociedad, pero no explica por qu¨¦ cada vez m¨¢s eligen la carrera judicial. Muchas aluden a una mayor capacidad memor¨ªstica o una tenacidad al afrontar la oposici¨®n a la judicatura. La media de preparaci¨®n de este examen entre la ¨²ltima promoci¨®n de la Escuela Judicial fue de cinco a?os y tres meses. A ello habr¨ªa que sumarle, al menos, otros cinco a?os de carrera y dos de la Escuela Judicial.
Para ellas tambi¨¦n cuenta la posibilidad de optar a un empleo p¨²blico de calidad, donde no habr¨¢ la m¨¢s m¨ªnima discriminaci¨®n durante el proceso de selecci¨®n. "Si quieres ser madre tienes que tener todas las garant¨ªas, y eso, no nos enga?emos, no funciona en la empresa privada", asegura Alejandro Saiz, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Pompeu Fabra. "Por mucho que seas una gran jurista, que hayas sacado 22 matr¨ªculas de 25, si te vas a un despacho, ?te garantiza que si quieres ser madre no te van a poner impedimentos?", pregunta. Saiz cree que tampoco deber¨ªa de resultar tan extra?o ver m¨¢s mujeres en los ¨®rganos de la judicatura "puesto que en las facultades de Derecho el n¨²mero de chicas es mayor al de chicos".
Para las nuevas generaciones, desde luego, que no es novedoso. "Pero algo de raro tiene si te siguen preguntando por ello", dice Beatriz P¨¦rez, vallisoletana de 33 a?os, que actualmente realiza las pr¨¢cticas en diversos juzgados de Madrid, a la espera de la entrega de despachos el pr¨®ximo mes de junio.
Durante a?os, la an¨¦cdota m¨¢s repetida en muchos juzgados, era aqu¨¦lla del hombre que quer¨ªa que le recibiese el juez y cuando aparec¨ªa una mujer, insist¨ªa en que ¨¦l quer¨ªa ver a un hombre. Beatriz, que ha escuchado esta historia, se r¨ªe. Aunque no le ha tocado vivirla, no le resulta lejana del todo. "Mis padres, cuando les dije que iba a opositar, me sugirieron que me quedara en la universidad porque era algo m¨¢s femenino", recuerda. "La judicatura siempre ha estado ligada al hombre, eso es inevitable", reconoce esta joven juez, apasionada de lo Penal. "Es lo m¨¢s pesimista, pero quiz¨¢s sea el conocimiento m¨¢s puro con la realidad que voy a encontrar".
Tenerlo claro ayud¨® a Nuria Bassols, directora de la Escuela Judicial de Barcelona, a conseguir una de las metas que se hab¨ªa marcado desde que ingres¨® en la carrera: aportar una sensibilidad distinta en la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a. Pero m¨¢s all¨¢ de una sensibilidad distinta, ?contribuyen las mujeres con algo diferente a lo que aportan los magistrados o jueces? ?Qu¨¦ consecuencias tiene que haya una mayor presencia femenina en la carrera judicial? Ninguna de las personas consultadas se atreve a sentenciar acerca de esto. Parten de que la tarea de un juez es aplicar la ley, y que no ser¨ªa conveniente que hubiese un patr¨®n distinto. "No ser¨ªa bueno ni justo que alguien pensase que por ser juzgado por un juez o una jueza iba a recibir diferente trato. Ser¨ªa un flaco servicio a la justicia. ?O es que influye que un cirujano sea mujer u hombre?", plantea el vocal del CGPJ, Javier Mart¨ªnez L¨¢zaro.
A pesar de no haber diferencias sustanciales, no pueden evitar mencionar alguna distinci¨®n, dejando claro siempre que no se puede generalizar en ning¨²n caso. "Pero s¨ª es cierto que, quiz¨¢s por el tipo de educaci¨®n que hemos recibido, en algunos temas, como los referentes a la familia, tenemos distintas sensibilidades, eso no se puede obviar", remarca Nuria Bassols.
Aportar normalidad. Ese parece ser el gran logro que ha supuesto la incorporaci¨®n de la mujer a la judicatura. Mart¨ªnez L¨¢zaro recuerda los reconocimientos policiales a los que ten¨ªa que asistir con otra jueza, que con el tiempo se convertir¨ªa en su mujer, al poco de ingresar en la carrera judicial. Por aquel entonces se realizaban en comisar¨ªa. Al entrar, el polic¨ªa de turno se cuadraba cuando pasaba ¨¦l; al pasar ella agachaba la cabeza o trataba de esquivar el saludo oficial. "Han tenido que enfrentarse a muchos impedimentos, han roto barreras, y eso ha impregnado calidad, y normalidad, aunque haya que seguir trabajando".
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