Alejados, pero de la mano; y la hija embarazada
El juez Eduardo L¨®pez-Palop suele recibir un d¨ªa por semana a afectados por las sentencias de violencia machista cuyo cumplimiento, en exclusiva, ¨¦l tramita. Los otros juzgados de ejecutorias de Madrid se encargan de que se purguen las penas de otros delitos: robos, estafas, lesiones... Pero las de violencia machista, en Madrid, son competencia exclusiva del magistrado L¨®pez-Palop. Fuentes jur¨ªdicas destacan la gran cantidad de parejas que llegan al despacho del juez "cogidas de la mano" pese a existir sobre ellas una orden de alejamiento.
El juez, cuya obligaci¨®n es que se cumpla ese alejamiento, se queda perplejo. "Por favor, salgan fuera de mi despacho; est¨¢n ustedes incumpliendo la orden de alejamiento en mi presencia y voy a tener que llamar a la Guardia Civil", subrayan los citados medios que ha o¨ªdo decir al juez.
"El otro d¨ªa", cuentan estos medios, "acudi¨® al juzgado una mujer exigiendo al juez que retirara la orden de alejamiento dictada sobre su marido". El magistrado, siempre seg¨²n estos medios, le dijo: "Se?ora, la ley me permite dejar en suspenso los dos a?os de condena que tiene su marido, pero no retirarle la medida de alejamiento". La mujer, ya en el despacho del juez, se lanz¨® al suelo de rodillas y abri¨® los brazos en cruz: "La justicia de Dios est¨¢ sobre la de los hombres... Si mi marido no puede vivir conmigo en nuestra casa, tendr¨¢ que alquilar otra, y no tenemos dinero para dos casas...".
S¨®lo un indulto
El C¨®digo Penal permite dejar en suspenso las penas privativas de libertad, pero proh¨ªbe hacerlo con las penas accesorias como el alejamiento. S¨®lo un indulto puede levantar una orden de este tipo, pero nunca se concede el indulto en estos casos.
Otro hecho vivido en el juzgado es el de una madre que golpe¨® a su hija y contra la que se dict¨® una orden de alejamiento. Tiempo despu¨¦s la hija se qued¨® embarazada y acudi¨® al juzgado con ocho meses de gestaci¨®n. "Se?or¨ªa, que yo quiero que mi madre est¨¦ conmigo cuando d¨¦ a luz", suplic¨® al juez. "No puede ser, existe una orden de alejamiento que yo no puedo variar", explic¨®. D¨ªas despu¨¦s, acudi¨® la madre: "Es mi hija, y yo quiero ir al parto. Usted no puede prohibirme ver a mi nieto". El juez respondi¨®: "Lo siento, yo no puedo hacer nada; si quiere ver a su nieto, d¨ªgaselo a una enfermera del hospital y que se lo deje ver, pero a una distancia de 500 metros del paritorio".
Seg¨²n fuentes jur¨ªdicas, un porcentaje muy elevado de mujeres maltratadas suele acudir al juzgado suplicando que se anule la orden de alejamiento de su marido. Muchas lo hacen acuciadas econ¨®micamente. "Si llego a saber que iba a pasar todo esto, no habr¨ªa denunciado", solt¨® una.
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