?Estamos m¨¢s deprimidos o nos quejamos m¨¢s?
La depresi¨®n se vuelve epidemia en la medida en que las mayores expectativas encierran m¨¢s frustraciones - ?Exigimos demasiado a la vida?
"La tristeza en los pa¨ªses ricos se tiende a hacer cuesti¨®n patol¨®gica". El psiquiatra Luis Rojas Marcos da la clave con s¨®lo 12 palabras. Uno de cada cinco espa?oles corre riesgo de sufrir mala salud mental, sobre todo depresi¨®n y ansiedad. ?Vivimos deprimidos o le exigimos demasiado a la vida? Un especialista del hospital del Mar, Antoni Bulbena, contesta tajante: "No, no vivimos deprimidos, pero tal vez exigimos demasiado a la vida, en lugar de exigirnos a nosotros ser sencillamente nosotros".
"Quiz¨¢ pedimos demasiado a la vida", explica Antoni Bulbena
Rojas Marcos: "No nos dejemos robar la tristeza; es normal ante la adversidad"
Las mujeres doblan en n¨²mero los casos de depresi¨®n de los hombres
Esta enfermedad es la cuarta causa de discapacidad y ser¨¢ la segunda en 2020
Diversos expertos coinciden en que existe una tendencia al aumento de los trastornos depresivos. Lo que es seguro es que aumenta la capacidad de detecci¨®n y diagn¨®stico. Las sociedades desarrolladas delatan otra enfermedad: cada vez exigimos m¨¢s y toleramos menos. El resultado: la frustraci¨®n.
"Hay datos que parecen sugerir que s¨ª aumenta la depresi¨®n pero en el rango de los trastornos leves-moderados, no en los cuadros psiqui¨¢tricos graves", explica Fernando Ca?as, portavoz de la Fundaci¨®n Espa?ola de Psiquiatr¨ªa y Salud Mental. Ca?as alerta: "No debemos patologizar la insatisfacci¨®n de la vida. A veces se consulta de manera muy poco adecuada por problemas que tienen que ver con la insatisfacci¨®n".
Las depresiones graves existen en todas las culturas y en todos los ¨¢mbitos, pero hay otros estados an¨ªmicos que son m¨¢s socialesdependientes. La sociedad de hoy nos impone un ritmo. "Vamos apretados", dice un joven. "Y cuando pensamos que todo va bien, pam, todo se desmorona". Le pas¨® a Mar¨ªa: perfecta amiga, perfecta esposa, perfecta trabajadora. Resultado: a?o y medio sin levantar cabeza porque un d¨ªa, sin saber por qu¨¦, la relaci¨®n con el trabajo y con su marido dej¨® de funcionar.
De la depresi¨®n cl¨ªnica a la expresi¨®n "estoy depre" hay todo un camino. Y un cambio del lenguaje que lleva impl¨ªcito el peligro de vulgarizar un t¨¦rmino cient¨ªfico. El cambio formidable en el lenguaje se entiende en los j¨®venes que describen sin pudor sus emociones. "El fen¨®meno de la depresi¨®n se convierte en casi una moda", alerta el catedr¨¢tico Jordi Obiols. "Hay que distinguir los distintos tipos de depresi¨®n: la tristeza como sentimiento normal; los s¨ªntomas depresivos; la influencia del temperamento y la enfermedad depresiva. Una cosa es la depre que se relaciona con la dificultad de adaptarte a las cosas que suceden a tu alrededor y otra la enfermedad con base qu¨ªmica, muy grave y dif¨ªcil de entender", afirma Enric ?lvarez, director del Servicio de Psiquiatr¨ªa del hospital Sant Pau. "La vulgarizaci¨®n de los temas cient¨ªficos nos lleva a este l¨ªo y al hecho de que se utilice el t¨¦rmino para todo".
Ser mujer, vivir sin pareja, estar en paro o vivir en grandes ciudades, son algunos de los elementos que configuran el perfil de los sujetos que padecen depresi¨®n, seg¨²n la Fundaci¨®n Espa?ola de Psiquiatr¨ªa y Salud Mental. ?Por qu¨¦ la diferencia de g¨¦nero? Las mujeres doblan en n¨²mero los casos de depresi¨®n de los hombres y representan el 75% de los consumidores totales de somn¨ªferos o tranquilizantes. "Existe un enorme peso de los estilos de pensamiento. Las mujeres tienden a atribuirse m¨¢s la culpa de cuanto sucede a su alrededor; en cambio, los hombres cortocircuitan m¨¢s", afirma el catedr¨¢tico de Psicopatolog¨ªa, Carmelo V¨¢zquez.
Hoy nos reunimos con una decena de mujeres. No est¨¢n bien. Abren sus libretas y desenfundan sus bol¨ªgrafos. "?C¨®mo ha ido la semana?", pregunta la enfermera. Cascada de respuestas. Alguna voz entrecortada. Otra euf¨®rica. "Yo bien"; "yo, mejor"; "no tengo muy buenos d¨ªas"; "yo he tocado fondo esta semana, estaba colapsada". Estamos en el centro barcelon¨¦s de atenci¨®n primaria Montnegre, donde desde hace dos a?os enfermeras con formaci¨®n espec¨ªfica sobre depresi¨®n y ansiedad realizan grupos psicoeducativos. En total, 12 sesiones de dos horas donde se ayuda a las personas a identificar los s¨ªntomas, a controlar los pensamientos y las emociones negativos, y se ofrece informaci¨®n. La radiograf¨ªa es similar entre las asistentes, aunque cada caso es un mundo: mujeres entre 50 y 60 a?os, la mayor¨ªa en tratamiento farmacol¨®gico, que plantean los problemas que tienen con sus maridos, sus hijos y el trabajo. Algunas tienen a su cargo personas con dependencia.
"Queremos evitar que estas situaciones se cronifiquen", explica Teresa Mu?oz, la enfermera que hoy dirige el grupo. El tema de la sesi¨®n es la autoestima. Una de ellas explica una situaci¨®n dif¨ªcil que vivi¨® el otro d¨ªa: una ecograf¨ªa mamaria. "Siempre piensas en negativo, tienes un malestar que no puedes afrontar". Teresa les cuenta que aceptarse es muy importante, conocer los l¨ªmites f¨ªsicos y ps¨ªquicos. Ellas escriben en sus libretas un ejercicio dise?ado para ver d¨®nde flaquea su autoestima. La mujer del jersey verde lamenta: "Mi miedo est¨¢ en afrontar las cosas. ?Qu¨¦ har¨¦ cuando me quede sola?". Al acabar la clase, la otra enfermera, Carmen Herraiz, realiza unos ejercicios de relajaci¨®n en colchonetas. Es el mejor momento.
Rojas Marcos retoma la pregunta y asegura que no vivimos deprimidos, aunque a veces le pedimos demasiado a la vida. Arranca su tesis con dosis de optimismo: "La mayor¨ªa de las personas no est¨¢n deprimidas, sino que se sienten razonablemente satisfechas con su vida". A la pregunta de cu¨¢l es el grado de satisfacci¨®n con la vida de 0 a 10, com¨²n en algunas encuestas sociales, las puntuaciones suelen ser muy altas. "Aunque el que se da un 10 tiene que venir a verme", bromea. Rojas Marcos alerta: "No nos debemos dejar robar la tristeza que es un sentimiento normal ante una adversidad". El psiquiatra, desde Nueva York, asegura que en televisi¨®n hay un constante bombardeo de anuncios sobre "pastillas" para ser feliz o menos viejo: "La industria fomenta esta idealizaci¨®n". Aspiraciones que, si no se cumplen, desembocan en frustraci¨®n.
No es el caso de Antonia, maestra. Ella ha sufrido una depresi¨®n durante m¨¢s de ocho a?os que se desencaden¨® cuando a su madre le diagnosticaron alzh¨¦imer. Primero recurri¨® al m¨¦dico de cabecera, que le recet¨® un antidepresivo. No mejor¨® y acab¨® visitando al psiquiatra. "El principal mal que me diagnosticaron es que no s¨¦ decir que no". Antonia mejor¨® y luego volvi¨® a recaer. En todo el proceso han pasado ya 10 a?os. "Ahora estoy bien, aunque tengo problemas de falta de concentraci¨®n y de p¨¦rdida de memoria".
La l¨ªnea de combate es la atenci¨®n primaria, pero el instrumento son los psicof¨¢rmacos. En Espa?a, los antidepresivos son el tercer grupo de medicamentos m¨¢s vendidos, seg¨²n datos del Ministerio de Sanidad de 2006. "Medicamos cualquier reacci¨®n humana y no siempre se resuelve", alerta el vocal del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Madrid, Pedro Rodr¨ªguez. En la lista de los 10 f¨¢rmacos m¨¢s solicitados el a?o pasado figuran los somn¨ªferos y los tranquilizantes. "Los psicof¨¢rmacos han crecido extraordinariamente en los ¨²ltimos 10 a?os y se ha multiplicado por cinco el gasto que supone para el sistema p¨²blico de salud. Tiene que ver con el clima social que supone medicalizar las dolencias de la vida", explica V¨¢zquez. "?Por qu¨¦ se absorbe tan bien? La idea de la medicalizaci¨®n supone una cierta desculpabilizaci¨®n".
Los ambulatorios constituyen la puerta de entrada. S¨®lo un 10% de los depresivos llegan al psiquiatra y hasta el 90% son atendidos en la atenci¨®n primaria. Entre un 20% y un 30% de los pacientes de los ambulatorios presentan s¨ªntomas depresivos. ?Est¨¢n los m¨¦dicos de familia haciendo de psiquiatras? "No, y adem¨¢s no es nuestro objetivo ser pseudopsiquiatras, pues si en algo es especialista el m¨¦dico de familia es en personas", subraya Mar¨ªa Jes¨²s Cerecedo, coordinadora del grupo de trabajo de salud mental de SEMFYC. Los m¨¦dicos de familia se forman espec¨ªficamente en muchas ¨¢reas y la salud mental es una de ellas.
En la actualidad, la depresi¨®n es la cuarta causa de discapacidad mundial entre todas las enfermedades y se estima que en 2020 ser¨¢ la segunda, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). El 21,3% de la poblaci¨®n de 16 o m¨¢s a?os presenta riesgo de mala salud mental, seg¨²n la Encuesta Nacional de Salud 2006 que por primera vez mide esta situaci¨®n. A m¨¢s edad, m¨¢s riesgo de padecerla. "Los trastornos mentales en general han tendido a aumentar. Y uno de los factores es el aumento de la esperanza de vida. En Espa?a hay 450.000 personas con trastornos severos y el resto, hasta un porcentaje del 21%, est¨¢n en zona de riesgo", explica Alberto Infante, director general de calidad del Ministerio de Sanidad.
La salud mental es una prioridad de todos los sistemas sanitarios del mundo. Y Espa?a no es menos. En marcha est¨¢ una estrategia nacional aprobada en 2006 para fomentar la prevenci¨®n y afrontar los nuevos retos. Sin embargo, Infante se permite tambi¨¦n ofrecer algunos "elementos poderos¨ªsimos de prevenci¨®n de los trastornos leves", como: hablar del tema con la familia y los amigos, disminuir la ingesta de t¨®xicos y practicar actividad f¨ªsica. "Si el trastorno no cede y es m¨¢s duradero de lo que cabe esperar, consultar".
M¨¢s radical se muestra Eduardo J¨¢uregui, fundador de la consultora Humor Positivo: "Estamos ante una crisis de salud mental". J¨¢uregui cita algunos de los factores que considera que nos llevan a esta situaci¨®n: una sociedad cada vez m¨¢s atomizada con familias m¨¢s peque?as y personas m¨¢s an¨®nimas; una forma de concebir el mundo que se ha abierto como un mel¨®n y que ha perdido todo sistema de referencia; un ocio cada vez m¨¢s pasivo. "Tendemos a dramatizar demasiado nuestra realidad ?Por qu¨¦ siempre dan los oscares a pel¨ªculas dram¨¢ticas?". J¨¢uregui se repone y recupera su humor: "No estamos tan mal en realidad como pudiera parecer".
Salud mental
- El 21,3% de la poblaci¨®n de 16 a?os o m¨¢s (15,6% de los hombres y 26,8% de las mujeres) presenta riesgo de mala salud mental. En el grupo de edad de 75 y m¨¢s a?os, el 25,0% de los hombres y el 39,5% de las mujeres.- En Europa uno de cada diez ciudadanos padece en estos momentos alg¨²n tipo de problema de salud mental y un 1% sufre un proceso grave.- S¨®lo un 10% de los casos llega al psiquiatra. El resto de afectados acuden al m¨¦dico generalista, a otros especialistas o no visitan a ning¨²n facultativo.
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