M¨¢s primarias
La pelea de Obama y Clinton se est¨¢ convirtiendo en una pesadilla para el Partido Dem¨®crata
La victoria de Hillary Clinton sobre Barack Obama en las primarias de Pensilvania no es lo suficientemente holgada como para alterar la din¨¢mica de la carrera entre aspirantes dem¨®cratas por la designaci¨®n a la presidencia de Estados Unidos. Los 10 puntos porcentuales de ventaja de la senadora por Nueva York, con una gran participaci¨®n electoral, son menos de la mitad de lo que los sondeos auguraban a Clinton. La incertidumbre en el campo dem¨®crata va a prolongarse, pues, algunas semanas m¨¢s y todo sugiere que, salvo improbable cataclismo en Carolina del Norte o Indiana, el pr¨®ximo 6 de mayo, Clinton seguir¨¢ por detr¨¢s de Obama en delegados comprometidos y en voto popular. Y que ser¨¢n los superdelegados del partido dem¨®crata (esos casi 800 privilegiados que tienen libertad para apoyar a uno u otro) quienes decidir¨¢n en la convenci¨®n de agosto a cu¨¢l de los dos senadores catapultan para disputar la Casa Blanca a John McCain. El candidato republicano, entretanto, se dedica a pulir su imagen a lo ancho de EE UU.
Mala cosa para un partido que hasta hace pocos meses se mostraba irresistiblemente optimista, sin imaginar que sus dos representantes, pese a compartir valores esenciales, se iban a enzarzar en ataques cada vez m¨¢s personales y da?inos. Pensilvania ha certificado definitivamente el hecho de que la competici¨®n dem¨®crata se ha convertido en lo peor que cab¨ªa esperar para los intereses del partido opositor: un pugilato vivo, s¨ª, pero en el que ning¨²n contendiente obtiene ventaja decisiva, y que acarrea la inevitable crispaci¨®n y frustraci¨®n pol¨ªtica de las incertidumbres prolongadas. Tanto a Obama como a Clinton les ha pasado factura en las urnas alguna de sus intervenciones, con frecuencia excesivamente marginales, cuando no banales, en una campa?a que, como la de Pensilvania, ha resultado en general aburrida.
Porque la omnipresente aritm¨¦tica de las primarias dem¨®cratas est¨¢ oscureciendo un hecho relevante. Faltan meses para que la campa?a presidencial estadounidense comience en serio, pero los votantes siguen esperando todav¨ªa de los dos aspirantes dem¨®cratas una discusi¨®n suficientemente seria y matizada sobre c¨®mo afrontar¨¢n, llegado el caso, los principales problemas que afligen a la superpotencia: desde el terrorismo global a la guerra de Irak, pasando por las libertades civiles o la recesi¨®n en ciernes.
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