M¨²sica sinf¨®nica, de espaldas al mar
?ngel Illarramendi compone rodeado de ¨¢rboles. El m¨²sico no distingue g¨¦neros y sue?a con trabajar para Clint Eastwood
Antiguo cobertizo transformado en un austero estudio, "la guarida" de ?ngel Illarramendi (Zarautz, Guip¨²zcoa, 1958) est¨¢ rodeada de un peque?o, pero frondoso, jard¨ªn-bosque con unos cuantos ejemplares de robles, sauces, cipreses, cerezos, alg¨²n abedul y sobre todo el min¨²sculo ginkgo biloba, del que el m¨²sico y su esposa Charo se muestran muy orgullosos. Es un rinc¨®n tranquilo de la zona de Arratula, entre Ir¨²n y Hondarribia, a las faldas del monte Jaizkibel, y desde donde se da la espalda al mar. Los cuatro grandes ventanales ofrecen la espectacular vista de este entorno: el monte Larrun, en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, las pe?as de Aia y, m¨¢s cerca, a la derecha, el Bianditz que domina Oiartzun. ?ste es el panorama que a diario contempla el compositor vasco, desde que decidi¨® "escapar" de su ruidosa y bulliciosa -aunque muy querida- villa de Zarautz. "Me traje mis partituras, mis discos, pel¨ªculas y libros, y este viejo Handok, al que he cogido cari?o por sus buenos y bravos bajos". Un piano coreano de 25 a?os con el que compone, hasta que un d¨ªa, "y cuando tenga pasta", se compre uno de cola. En el estudio, de sencilla decoraci¨®n, s¨®lo dos reproducciones de Gustav Klimt: "Me gustan, tienen algo de porno", otras dos fotograf¨ªas de Par¨ªs y Praga, alguna familiar, y un peque?o viol¨®n infantil, regalo de un colega ruso. Aqu¨ª reina la sobriedad, nada de caos, aunque al m¨²sico le guste repetir que "toda obra nace de un caos. Corresponde al artista ordenarlo, creando un lenguaje de comunicaci¨®n con el alma humana. Si no se logra ese lenguaje, nos quedamos en el caos".
Illarramendi acaba de publicar el CD de su 7? Sinfon¨ªa, grabada en Varsovia con la sinf¨®nica de la capital polaca. "En el siglo XXI es necesario un renacimiento de la m¨²sica sinf¨®nica. Una m¨²sica que vuelva a conectar con el p¨²blico", afirma el autor de siete sinfon¨ªas, un concierto, una misa, una ¨®pera y unas cuantas obras de menor duraci¨®n. A Todos estamos invitados, la ¨²ltima pel¨ªcula de Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, ha aportado su banda sonora, como ha realizado ya en 25 ocasiones desde que se inici¨® con Tasio y conoci¨® a El¨ªas Querejeta. Dos estrenos, dos obras, o dos g¨¦neros, que se niega a diferenciar: "Yo no distingo entre ambos. Me encanta hacer m¨²sica para el cine y m¨²sica cl¨¢sica, pero continuamente escribo obras para concierto. Nunca he entendido esa divisi¨®n. Soy compositor y trabajo lo que se tercie, pero sobre todo debe emocionar". Bonach¨®n, rom¨¢ntico y fino gourmet, acaba de celebrar su 50? cumplea?os y sigue tras un sue?o: "Me encantar¨ªa hacer m¨²sica para alguna pel¨ªcula de Clint Eastwood". ?Y por qu¨¦ no?
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