Dos acad¨¦micos narran, dibujan y elogian la ciencia
S¨¢nchez Ron y Mingote publican un libro que divulga la historia cient¨ªfica
Los estudios sobre gravitaci¨®n de Newton, el descubrimiento del origen de las especies por parte de Darwin, la teor¨ªa de la relatividad formulada por Einstein o el hallazgo de la penicilina impulsado por Fleming han cambiado sustancialmente la vida de todos los seres humanos y su percepci¨®n del mundo. A pesar de ello, estos deslumbrantes cient¨ªficos son grandes desconocidos para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, incluso para sectores cultos e ilustrados, y la historia de la ciencia permanece como una eterna asignatura pendiente en un pa¨ªs donde Santiago Ram¨®n y Cajal no dej¨® de ser una excepci¨®n.
"Los sabios son exploradores de la ciencia", comenta el dibujante
"Los beatos de las letras menosprecian la tarea cient¨ªfica", afirma el catedr¨¢tico
El catedr¨¢tico Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron y el dibujante Antonio Mingote, ambos miembros de la Real Academia Espa?ola (RAE), decidieron "ofrecer una visi¨®n cient¨ªfica del mundo de la manera m¨¢s sencilla posible", en palabras de los autores. As¨ª se gest¨® ?Viva la ciencia! (Cr¨ªtica), un libro que en principio fue pensado para un lector juvenil, pero que se ha convertido al final en una muy instructiva aproximaci¨®n a los problemas de la ciencia y a la trayectoria de los principales cient¨ªficos. "Se trata de una historia de aventuras", relata Antonio Mingote (Sitges, 1919), "de las aventuras cient¨ªficas, de ¨¦xitos, fracasos, peripecias y rivalidades. Estoy fascinado con las biograf¨ªas de los sabios que hemos elegido para el libro porque, en realidad, son exploradores de la ciencia". Confiesa el dibujante, con seis d¨¦cadas de experiencia a sus espaldas, que ha disfrutado y aprendido mucho en la colaboraci¨®n con Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron (Madrid, 1949).
"He intentado demostrar que la ciencia es algo divertido", comenta este catedr¨¢tico de Historia de la Ciencia de la Aut¨®noma de Madrid y uno de los pocos cient¨ªficos que ocupan un sill¨®n en la RAE. "La ciencia es una pasi¨®n", a?ade, "que exige curiosidad por conocer el origen de las cosas, por descubrir las razones que mueven la vida y el mundo. Lo que ocurre es que las disciplinas cient¨ªficas aparecen como algo complicado y distante. Para aquellos que yo llamo los beatos de las letras, un investigador o un f¨ªsico no pueden equipararse a un pintor, un escritor o un m¨²sico. Faltar¨ªa m¨¢s. Me parece un grave error ese menosprecio por los cient¨ªficos".
Tanto Mingote como S¨¢nchez Ron piensan la respuesta cuando se les pregunta si religi¨®n y ciencia resultan incompatibles. "La ciencia", contesta el catedr¨¢tico mientras el dibujante asiente, "estimula la l¨®gica y se basa en la racionalidad. Por su parte, la religi¨®n apela a un creador para explicar la existencia. En definitiva, la religi¨®n es fe y la ciencia, raz¨®n". Dicho esto, ambos recuerdan que algunos cient¨ªficos declaran ser creyentes en Dios. "De alg¨²n modo, representan un tipo de esquizofrenia", apostilla S¨¢nchez Ron. "Es cierto que hay m¨¢s cient¨ªficos agn¨®sticos o ateos que creyentes", se?ala Mingote. El libro incluye, por supuesto, los abiertos enfrentamientos entre la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica con sabios como Galileo, al que la Inquisici¨®n oblig¨® a retractarse de su descubrimiento de que la Tierra giraba en torno al Sol.
Dividido en cinco cap¨ªtulos que repasan las distintas ¨¢reas de la ciencia, el libro concluye con un ap¨¦ndice sobre los 40 principales de la ciencia, desde Pit¨¢goras a Hubble. "Entre los cient¨ªficos que han transformado el mundo, ?cu¨¢l ha sido el m¨¢s importante?". "Newton", responden sin dudar, "ha sido quiz¨¢ la mente m¨¢s poderosa de la historia". Ahora bien, el genio cient¨ªfico no siempre est¨¢ acompa?ado de altura moral. Ah¨ª est¨¢n los casos de los investigadores que descubrieron la bomba at¨®mica o de los sabios que colaboraron con los nazis. "Los cient¨ªficos suelen tener en sus manos armas muy poderosas y por ello deben reflexionar de un modo cr¨ªtico sobre su trabajo", opina S¨¢nchez Ron.
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