Buscando la f¨®rmula ideal

El manual de los playoffs dice que suele ser recomendable llegar a esta fase vital de la temporada con las ideas claras. Despu¨¦s de mes y medio calamitoso, Toronto se ha metido en una pelea con un mont¨®n de dudas existenciales. La primera, que no la ¨²nica, la cohabitaci¨®n entre Calder¨®n y T. J. Ford. Sam Mitchell, el entrenador del equipo canadiense, hab¨ªa anunciado cambios y la primera intuici¨®n era que el base espa?ol pasar¨ªa a la primera fila. Finalmente, mantuvo a Ford y la jugada le sali¨® bien.

Por primera vez en la serie, los dos directores de juego tuvieron tiempo y espacio para desarrollar lo mejor que atesoran. En su caso, Ford estuvo acertado en el juego de uno contra uno. A su vez, Calder¨®n ofreci¨® direcci¨®n, lectura de la situaci¨®n, solidaridad y una mu?eca que vuelve a mostrarse atinada. Mitchell ha optado por una soluci¨®n intermedia. Ford es el titular, pero Calder¨®n juega el fundamental ¨²ltimo cuarto. Al no someter a una humillaci¨®n p¨²blica a Ford, se le puede sacar provecho, que lo tiene, a pesar de que la aversi¨®n indisimulada que despierta por estos lares -recuerda el caso Lewis Hamilton-Fernando Alonso- y que le est¨¢ poniendo a los pies de los caballos.

En l¨ªneas generales, el duelo obedeci¨® al patr¨®n cl¨¢sico en las eliminatorias a siete partidos. Cuando un equipo gana en su campo los dos primeros, coloca a su adversario en una posici¨®n desesperada y se permite cierta relajaci¨®n. ?stas fueron las sensaciones que transmitieron ambos conjuntos. Mientras Toronto sali¨® desde el principio con el cuchillo entre los dientes, Orlando mantuvo una postura algo contemplativa, vi¨¦ndolas venir, por lo que el tema principal, la victoria, siempre pareci¨® inclinarse hacia los Raptors.

Resuelto lo b¨¢sico, hubo tiempo para entrar en el terreno de las sensaciones. La principal es que, si Toronto tiene sus problemas, Orlando no est¨¢ exento de ellos. En cuanto la vigilancia a Howard fue por fin efectiva, se le vieron algunas costuras en mal estado.

Hoy se disputa el cuarto encuentro y se ver¨¢ si el cambio de tendencia intuido en el tercero se confirma. Al menos, ya sabemos que existe la posibilidad de que la pareja centro de la discusi¨®n sume sus talentos y no los reste. Al final, es como una f¨®rmula qu¨ªmica. El ¨¦xito depende de c¨®mo y en qu¨¦ cantidades se mezclen.