Cuando el mejor paisaje del mundo es el ser humano

Y as¨ª insiste en que le gusta disfrutar de "mi pueblo y un pueblo lo compone la gente. En ese sentido soy feliz y una manera de sentirme compensando es la relaci¨®n interpersonal. El mejor paisaje del mundo es el ser humano". El paseo no es marcando el paso. Se deleita hablando de libros antiguos, una de sus aficiones, y de las relaciones humanas. "Lo importante es la familia", se despide.

A Miguel Guti¨¦rrez (Vitoria, 1948) no le gusta estar solo. Lo que m¨¢s le agrada es rodearse de personas. Podr¨ªa pensarse que, por su profesi¨®n de psiquiatra, cuando est¨¢ fuera de la consulta y del ¨¢mbito hospitalario le gusta desconectar. Pero es al contrario. "El mejor paisaje del mundo es el ser humano", comenta el jefe de Psiquiatr¨ªa del Hospital Santiago de Vitoria. Guti¨¦rrez ha puesto en pie la mayor¨ªa de los servicios psiqui¨¢tricos del Pa¨ªs Vasco y ahora, desde el Hospital Santiago, sigue en primera l¨ªnea, asistencial y de investigaci¨®n. "Casi nunca estoy solo, no me gusta". Guti¨¦rrez es una instituci¨®n en Vitoria. Su bisabuelo, abuelo y padre eran m¨¦dicos. La profesi¨®n va en los genes.

El psiquiatra come una vez a la semana con amigos y compa?eros

Cuando tiene una tarde libre en Vitoria procura, casi siempre, comer en compa?¨ªa. Y siempre en en mismo lugar: el Asador Iradier. Es ah¨ª, donde quedamos. Le acompa?a en la comida Jes¨²s Ezkurra, otro reconocido psiquiatra. "Como h¨¢bito consolidado, una vez a la semana comparto mesa y mantel con compa?eros y amigos, fundamentalmente con el doctor Txus Ezkurra. Compa?ero y, sin embargo, amigo. Comemos una vez a la semana, fijo, desde hace 15 a?os". ?Y por qu¨¦ siempre en el Asador Iradier? "Vitoria es una ciudad peque?a y el due?o del local, Jos¨¦ Miguel Cort¨¢zar, me conoce desde que eramos peque?os. Pero, aparte de eso, es que hay un buen servicio".

Lo habitual es que, antes de ir a comer, Guti¨¦rrez se d¨¦ una vuelta con su amigo por algunos bares del centro, como el Dakar, Felipe o La Huerta, para tomar el aperitivo. "Se trata de una peque?a ronda en la que compartimos la actualidad, aunque ciertamente, el campamento base es el Asador Iradier". Una vez completada la ronda, el psiquiatra pide cordero asado, "es la ense?a de la casa". "Los pescados tambi¨¦n resultan excelentes. Es un restaurante de carta corta, pero con una extraordinaria calidad en la materia prima", valora.

Y tras la comida y una pausada sobremesa, un paseo por la pura tradici¨®n vitoriana: el Paseo de la Senda, Armentia y el parque del Prado. "Me gusta utilizar los paseos vitorianos, pero nunca solo. Soy incapaz de hacer casi nada solo. El paseo hasta Armentia es uno de los patrimonios m¨¢s importantes que tiene la ciudad".

Su popularidad se hace evidente a cada paso que da, pero le paran m¨¢s en cualquier calle que camino de Armentia. "Lo tengo asumido. No es que pase consulta por la calle, pero casi. Saludo a todo el mundo, me paran y me preguntan, y entiendo que es mi papel. Si algo tiene suficiente envergadura lo remito a la consulta. No me molesta que la gente me cuente sus problemas o los de su familia, porque soy un hombre social y mi vida se hace en la calle. Soy una persona que est¨¢ m¨¢s tiempo en la calle que en casa", resume.

Y realmente se nota, maneja con desenvoltura la distancia corta con los pacientes, con "los amigos y con los enemigos". "Hay m¨¦dicos que la manejan muy mal y se tienen que proteger con enfermeras, secretarias, tel¨¦fonos". No es su caso.