Rosario coquetea con el Paran¨¢
El gran puerto fluvial argentino vive una apasionante transformaci¨®n
La forma m¨¢s usual de llegar a Rosario es por la autopista que la conecta con Buenos Aires: 300 kil¨®metros, cuatro horas en colectivo (autob¨²s) desde la estaci¨®n capitalina de Retiro; una distancia poco menos que insignificante para las dimensiones argentinas. El viajero que ha atravesado el v¨¦rtigo de las avenidas porte?as y ha recorrido miles de kil¨®metros para alcanzar los glaciares patag¨®nicos o las cataratas del Iguaz¨² encontrar¨¢, ya en ese trayecto por carretera, la pista del ritmo rosarino, una cadencia dulce donde se puede reposar sin perder el pulso urbano. Ese viaje es, por otra parte, una buena manera de otear la denominada Pampa h¨²meda, una planicie perfecta: apenas hay alguna elevaci¨®n del terreno, y alguna curva, en esa carretera y en todo lo que la rodea hasta el lejano horizonte.
Hasta hace pocos a?os, la entrada a Rosario por el bulevar Oro?o, la avenida que empalma con la autopista, ten¨ªa algo desolador: la ciudad mostraba una chatura gris, como si la propia planicie la aplastara; la indigencia era visible en los barrios improvisados alrededor de las v¨ªas del ferrocarril, ya en desuso. Hoy, al contrario, el viajero que llega de Buenos Aires se encuentra con un enorme casino en construcci¨®n, un bulevar limpio y bien iluminado y, m¨¢s all¨¢, el parque Independencia, el espacio verde m¨¢s importante de la ciudad.
Quien no abandone el bulevar Oro?o y lo siga hasta el final, despu¨¦s de ver algunas de las casas se?oriales de Rosario -muchas de ellas convertidas en cl¨ªnicas o universidades privadas- terminar¨¢ encontr¨¢ndose con el origen de la ciudad, y su mayor atractivo natural: el Paran¨¢. Un majestuoso r¨ªo americano de llanura que corre a desaguar en el r¨ªo de la Plata; en la ribera de enfrente, una sucesi¨®n de islas, arroyos e islotes ba?ados a lo largo de decenas de kil¨®metros.
Aqu¨ª mismo, donde el bulevar Oro?o se toca con el r¨ªo, unos antiguos silos se han reconvertido en un original museo de arte moderno, el Macro, a cuyos pies se encuentra un bar sobre el r¨ªo, uno de los lugares m¨¢s atractivos del nuevo Rosario. M¨¢s all¨¢, la vista, al perderse en las reverberaciones del sol sobre el hipn¨®tico caudal de agua marr¨®n, se encuentra con el puente de casi 60 kil¨®metros de largo que une Rosario con Victoria -las provincias de Santa Fe y Entre R¨ªos-, una infraestructura que fue una quimera durante d¨¦cadas y que se inaugur¨® en 2003. Muy cerca de aqu¨ª se ubica la antigua estaci¨®n de trenes Rosario Norte, donde actualmente tienen su sede la Secretar¨ªa de Cultura de la Municipalidad y el Museo de la Memoria, la primera instituci¨®n en Argentina destinada a investigar y documentar los cr¨ªmenes de Estado cometidos por la ¨²ltima dictadura militar.
Un tren de alta velocidad
En Argentina, el trazado ferroviario fue enteramente obra de ingleses, y Rosario Norte es una bella muestra de estaci¨®n t¨ªpica de principios del siglo XX. Desde aqu¨ª se tomaba el tren que iba a Buenos Aires, en desuso desde hace a?os. Hace pocas semanas, la presidenta de la naci¨®n, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, y el flamante gobernador de Santa Fe -Hermes Binner, ex intendente de Rosario y primer mandatario provincial socialista de la historia argentina- acaban de firmar un acuerdo para poner en marcha un tren de alta velocidad que volver¨¢ a unir Rosario con Buenos Aires.
En efecto, en unos pocos a?os, una ciudad deca¨ªda y pobre, castigada como pocas por la crisis productiva que conden¨® a la ruina su cintur¨®n industrial, se transform¨® en una localidad coqueta y orgullosa, con un auge de la construcci¨®n en la que, en los edificios de calidad premium que se construyen en la ribera del Paran¨¢, muchos extranjeros est¨¢n comprando apartamentos de vistas espectaculares.
Rosario, que creci¨® con el impulso de su gran puerto fluvial -hasta convertirse en la segunda ciudad argentina, en eterna disputa con C¨®rdoba-, fue llamada la Chicago argentina, por ser la v¨ªa de salida a la exportaci¨®n del gigantesco mercado argentino de cereales, como Chicago lo es para la misma actividad en EE UU.
Pichincha, antiguo barrio prostibulario, que en las primeras d¨¦cadas del siglo XX fue famoso por sus mujeres de la vida venidas de Polonia o de Rusia, es hoy uno de los centros de la movida nocturna, con numerosos bares y restaurantes que dan ambiente a sus calles empedradas y pobladas de a?ejas y monumentales tipas (especie de acacias caracter¨ªsticas de Suram¨¦rica). Una de las claves de la efervescencia radica en la depreciaci¨®n de la moneda nacional tras la crisis de finales de 2001, que indujo un r¨¢pido auge agr¨ªcola en los extensos y f¨¦rtiles campos santafecinos.
Tradicional zona cerealista, hoy la soja se ha vuelto el monocultivo que ha tra¨ªdo la prosperidad a esta regi¨®n: quien se siente en cualquiera de los muchos bares con terraza que pespuntean la ribera rosarina ver¨¢ pasar unos enormes cargueros remontando el Paran¨¢ hacia el puerto o bajando la corriente en direcci¨®n al r¨ªo de la Plata y el Atl¨¢ntico. Ver, al atardecer, una de estas naves imponentes cortar el agua de bronce del ancho r¨ªo, con las islas verdes detr¨¢s, encendidas por el ¨²ltimo sol del d¨ªa, es un espect¨¢culo de una belleza inusual y casi exclusiva de esta ciudad.
El r¨ªo hace una curva pronunciada hacia el sur: en ese v¨¦rtice se encuentra el Monumento a la Bandera, icono rosarino por excelencia, que recuerda el lugar donde el general Manuel Belgrano iz¨® por primera vez la bandera argentina, el 27 de febrero de 1812. La mitolog¨ªa quiere que los colores de la ense?a patria, azul y blanco, le fueron inspirados a Belgrano por el cielo rosarino; lo cierto es que son exactamente iguales a los de la banda borb¨®nica que usaban los mandatarios del Virreinato del R¨ªo de la Plata.
Viejos edificios rehabilitados
La apertura de Rosario al r¨ªo y la reconversi¨®n de los viejos edificios ferroviarios y portuarios en zonas de ocio, centros comerciales, bares y restaurantes es un fen¨®meno reciente que recuerda al que, a finales de los ochenta, vivi¨® Barcelona respecto del Mediterr¨¢neo. No es del todo casual: una de las infraestructuras culturales m¨¢s importantes de la ciudad, el Centro Cultural Parque de Espa?a -una enorme pir¨¢mide de ladrillo rojo que fue sede en 2004 del III Congreso Internacional de la Lengua Espa?ola, inaugurado por los Reyes-, es obra del arquitecto catal¨¢n Oriol Boh¨ªgas. Una buena parte del trayecto vial que une el centro de la ciudad con la Florida, el popular balneario fluvial rosarino, cerca del estadio del equipo de f¨²tbol Rosario Central, fue bautizada como Rambla de Catalunya.
El centro de Rosario se articula en torno a la peatonal C¨®rdoba, donde est¨¢n los negocios y galer¨ªas m¨¢s importantes. La vida social aqu¨ª hace honor diariamente a la afirmaci¨®n de Borges seg¨²n la cual la amistad es una pasi¨®n argentina. Algunos de los bares del centro forman parte nuclear de esa tradici¨®n, como el grandioso El Cairo, en la esquina de Sarmiento y Santa Fe, donde durante a?os atendi¨® uno de los personajes m¨¢s populares de la ciudad, recientemente desaparecido: Roberto el Negro Fontanarrosa, autor de historietas y de cuentos; varios de ¨¦stos surgen de an¨¦cdotas relatadas en la mesa de los galanes, que tuvo su lugar en El Cairo primero, y m¨¢s tarde, en La Sede, ubicada a pocos metros de la Facultad de Humanidades, cuyo gran patio central es el centro de la febril vida estudiantil rosarina. En la misma calle Entre R¨ªos est¨¢ la casa natal de Ernesto Che Guevara. Hay un proyecto de convertir esa casa en un museo; por ahora, un cartel m¨¢s parecido a una se?al de tr¨¢fico que a un monumento se?ala el insigne lugar.
Edgardo Dobry (Rosario, Argentina, 1962) es autor de tomos de poes¨ªa como El lago de los botes y otras observaciones (Lumen, 2005).
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos- Poblaci¨®n: Rosario tiene 1,6 millones de habitantes.- Prefijo telef¨®nico: 00 54.Informaci¨®n- Oficina de turismo de Rosario (34 14 80 22 30; www.rosarioturismo.com).- Macro (www.macromuseo.org.ar). De jueves a martes, de 14.00 a 20.00.- www.rosario.gov.ar.- Turismo de Argentina en Madrid (www.turismo.gov.ar; 917 71 05 00).- Informaci¨®n tur¨ªstica en Argentina (tel¨¦fono gratuito que funciona s¨®lo desde Argentina, 080 05 55 00 16).
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