L'Hospitalet, en busca de la integraci¨®n
El 24% de la poblaci¨®n de la ciudad es inmigrante, 18 veces m¨¢s que en 1997
L'Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad de Catalu?a en n¨²mero de habitantes (264.404), ha sido siempre un municipio de acogida. Tras crecer en las d¨¦cadas de 1950 y 1960 por la llegada de trabajadores del sur de Espa?a, la ciudad afronta otro reto desde hace 10 a?os: la integraci¨®n de la nueva inmigraci¨®n, proveniente de Am¨¦rica del Sur y ?frica. Celestino Corbacho, alcalde de L'Hospitalet de Llobregat durante 14 a?os y actual ministro de Trabajo e Inmigraci¨®n, gestion¨® el fen¨®meno con dos caras distintas: pese a que mantuvo un discurso duro -lleg¨® a mezclar inmigraci¨®n con inseguridad-, sus pol¨ªticas fueron integradoras, centr¨¢ndose en el di¨¢logo con asociaciones y la colaboraci¨®n entre los ciudadanos.
Barrios como Pubilla Casas y La Torrassa superan el 35% de extranjeros
El consistorio elabor¨® en 2005 un plan para la nueva ciudadan¨ªa
El 23,76% de la poblaci¨®n de L'Hospitalet es extranjera, seg¨²n los datos del ¨²ltimo padr¨®n municipal. Son mayoritarios los suramericanos, que suponen el 14% de la poblaci¨®n. Por pa¨ªses, los m¨¢s representados son Ecuador (5,20%), Bolivia (3,83%) y Marruecos (2,26%). En tan s¨®lo 10 a?os, de 1997 a 2007, la poblaci¨®n inmigrante se multiplic¨® por 18. Si hace una d¨¦cada tan s¨®lo 3.531 habitantes de L'Hospitalet eran extranjeros, el a?o pasado la presencia de for¨¢neos ascendi¨® a 62.832. Los barrios del norte de la ciudad, La Torrassa, La Florida, Les Planes y Pubilla Casas, son los que m¨¢s poblaci¨®n inmigrante albergan: el 35% de sus habitantes.
La llegada masiva de inmigrantes cogi¨® a contrapi¨¦ al Ayuntamiento, que no estableci¨® la inmigraci¨®n como prioridad hasta 2005. El Consistorio elabor¨® entonces el Plan para la Integraci¨®n de la Nueva Ciudadan¨ªa, que identific¨® los principales problemas relacionados con la inmigraci¨®n: la falta de contacto entre la poblaci¨®n aut¨®ctona y la inmigrante; la escasez de espacios p¨²blicos y servicios b¨¢sicos, germen de numerosos conflictos, y el ruido del colectivo suramericano. El plan recogi¨® tambi¨¦n aspectos positivos: la buena disposici¨®n de las entidades vecinales para el di¨¢logo y la f¨¢cil integraci¨®n de los ni?os reci¨¦n llegados en las escuelas.
Como fruto de las conversaciones con las diferentes asociaciones, en el plan se establecieron 68 programas para lograr la integraci¨®n de los inmigrantes. El m¨¢s destacado, a juicio de Jes¨²s Husillos, responsable del proyecto, fue "el programa de mediaci¨®n". Tres a?os despu¨¦s de su implantaci¨®n en los barrios, tanto las asociaciones de vecinos como las entidades de inmigrantes consideran positivo el papel de los mediadores: facilitan el contacto entre la poblaci¨®n y esto se nota en la reducci¨®n de conflictos entre los colectivos. "La labor pedag¨®gica de los mediadores ha conseguido limar asperezas", opina Manuel Pi?ar, presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos de L'Hospitalet. "Primero, la mediaci¨®n; si no funciona, la Guardia Urbana se encargar¨¢, si conviene, del caso", ilustra Francesc Josep Bellver, edil de Gobernaci¨®n.
El Consistorio plante¨® como otra de sus prioridades la integraci¨®n en los primeros meses de los reci¨¦n llegados. Para facilitar la acogida, el Ayuntamiento colabora desde 2005 con diferentes entidades sociales, como la asociaci¨®n La Llumeneta. "Trabajamos en la primera integraci¨®n: damos clases de idiomas, asesoramos en temas b¨¢sicos y tenemos un punto de acogida", expone Cristina Navarro, responsable del centro abierto de la asociaci¨®n.
La aplicaci¨®n del plan de integraci¨®n, que actualmente se est¨¢ revisando, ha logrado reducir los problemas planteados en 2005, cuando se elabor¨® su primera versi¨®n. Sin embargo, a¨²n persisten los conflictos derivados de la dificultad para absorber la demanda de servicios sociales que requiere el aumento de poblaci¨®n. "Si hay m¨¢s gente para repartir el mismo pastel, surgen los problemas. Nuestro deber es hacer el pastel m¨¢s grande", ilustra Bellver, que asevera que, sin embargo, la integraci¨®n "va por buen camino". "Estamos trabajando para adaptarnos al fen¨®meno. Pero hay problemas y los habr¨¢", apostilla.
La escuela como base de acogida
"La escuela es fundamental pensando en el futuro. Los ni?os que ahora van juntos a clase dentro de 15 a?os tendr¨¢n una historia compartida y la integraci¨®n ser¨¢ completa", afirma Francesc Josep Bellver, edil de Gobernaci¨®n. "La escuela es b¨¢sica. Los ni?os se integran r¨¢pidamente", sentencia Cristina Navarro, de la asociaci¨®n La Llumeneta. En las zonas con m¨¢s densidad migratoria, los porcentajes de alumnos for¨¢neos pueden superar el 90%. ?ste es el caso del colegio p¨²blico Pau Vila, del barrio de La Florida. "La experiencia enriquece a la escuela", expone su director, Jos¨¦ Manuel Reinoso. En este centro se establece un plan de acogida que incluye a ni?os, padres y profesores. "Se hace una entrevista previa con la familia. Al ni?o se le integra en la clase y, aparte, asiste a un aula de acogida", dice Reinoso. El papel con los progenitores se reduce a "dinamizar las familias".
"La convivencia entre ni?os es perfecta", agrega Jorge Le¨®n, director del colegio p¨²blico M¨¤rius Torres, del barrio de Collblanc. En este centro el porcentaje de inmigrantes supera el 90%. "Hay una media de tres espa?oles en cada clase", explica Le¨®n. En la clase de tercero su tutora puso en marcha un proyecto para mejorar la convivencia entre sus alumnos. Los ni?os, que tienen entre ocho y nueve a?os, ense?an a sus compa?eros las particularidades de su pa¨ªs. "Con esta excusa trabajamos lengua, matem¨¢ticas o ciencias", subraya Berta Mart¨ªnez, tutora responsable del proyecto. El trabajo no se limita a los alumnos, sino que tambi¨¦n implica a los progenitores. "Los ni?os traen la cocina t¨ªpica del pa¨ªs, de forma que tambi¨¦n participan los padres", recalca Mart¨ªnez, satisfecha con su proyecto: "Todos se sienten m¨¢s integrados".
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